Almodovar desteje el dolor
La Nación habló con el gran realizador español durante la presentación madrileña de "Carne trémula", su película "más desgarradora", según él mismo la definió, con Angela Molina, Liberto Rabal y Javier Bardem.
MADRID._ Pedro Almodóvar no se ríe. Tampoco llora ni hace llorar, pero está bien serio. Hasta habla con voz de político. Su película más reciente, "Carne trémula", que se estrenó anteayer en Madrid y que hoy cierra el New York Film Festival, clama por las libertades individuales en una atmósfera española que el realizador huele enrarecida.La obra tiene poco humor, pero Almodóvar está más reconocible que nunca.
Es una historia de celos y culpas, donde el deseo no está ausente. "Me sentiría feliz si escribieras que es mi película más desgarradora", grita Almodóvar, mientras una periodista madrileña lo mete en el baño de damas para sacarle dos respuestas exclusivas, durante no más de un minuto.
"Carne trémula" se proyectó para la prensa hace unos días, en la sala 2 de los cines Acteón, en pleno centro del viejo Madrid. Estaba todo el mundo. A la salida de la proyección, los responsables de la película, ubicados en diferentes rincones del vestíbulo, respondieron a todas las preguntas, que fueron muchas.
Mostraban cara de satisfacción porque los aplausos no habían sido menudos. Liberto Rabal, con un chaleco a pintas; Javier Bardem, con anteojos más de intelectual que de chico violento; Pepe Sancho, muy serio detrás de las barbas; la veterana Pilar Bardem, que cumple con el papelito de improvisada comadrona en el comienzo del film; Angela Molina, de blusa y pantalones, más linda que nunca, y Pedro Almodóvar, por supuesto, con remera, un saco liviano a cuadros y zapatillas mocasín blancas, poniendo en escena el trabajo de sus compañeros frente a los periodistas. "Siempre soy el director, aquí y donde sea", el realizador suelta los chistes sin reírse, con gesto adusto y la voz apurada.
Un parto de apuro
"Siempre está apurado Pedro", se divierte el joven Liberto Rabal con el gesto del director. "No es fácil entrar en su ritmo, aunque finalmente te deja hacer lo que tú deseas. Pero, claro, no hay que confiar: sólo lo haces a tu modo cuando él te dio el visto bueno."
Sólo faltó a la reunión la italiana Francesca Neri, que viene cumpliendo importante carrera en el cine español, tras de su descubrimiento por Bigas Luna.
"Carne trémula" arranca una noche de invierno, en Madrid, en 1970. Las radios dejan escuchar la voz de Manuel Fraga con la tremenda amenaza del franquismo: se declara ese día el estado de excepción, que crispó las libertades civiles y autorizaba a la policía a detener a quien fuera y donde fuera.
¿Por qué semejante punto de arranque? ¿Qué pasa por la mente del realizador de "La ley del deseo"? "Parece una contradicción, ¿verdad? _se interroga el director en voz alta_, pero lo contradictorio es la propia vida y la situación social que pasamos. Desafortunadamente, no me atrevo a decir que vivimos en un país donde no hay conflictos. Esto no ocurre sólo en Madrid, las ciudades son contradictorias y también sucede en Nueva York. Pese a todo, en esto de las libertades, España no cambió para peor."
Sin miedo
Esta opinión no impidió que "Carne trémula" enunciara la siguiente frase preventiva, en la voz de Liberto Rabal, al cierre de la película: "Por sobre todo tú _Liberto se lo dice a la panza de su mujer, que lleva un hijo suyo_ vas a crecer en una España donde hace mucho hemos perdido el miedo".
Detrás de la palabra están los temores hispanos a que el gobierno de los conservadores recurra a la fuerza, así como la violencia que ejercen las fuerzas extremistas del Norte.
No es sencillo ubicar "Carne trémula" dentro de uno de los géneros cinematográficos a los que es adicto Almodóvar.
Por supuesto, la fatalidad propia del melodrama planea sobre la voluntad imprecisa de los protagonistas. Tantas son las casualidades que dominan la acción por el enredo de situaciones _una suerte de vodevil sin puertas, pero con lágrimas_, que se podría pensar que el guión fue escrito a partir del final. Pero también es posible el policial, el film de persecuciones, la novela sensiblera, la crónica de actualidad y el thriller sanguíneo, no por el contenido de las venas, sino por la crispación y por las pasiones que destilan los caracteres.
Luz invernal
Víctor es Liberto Rabal, de 22 años, nieto de Paco e hijo de Benito Rabal, gente del espectáculo. Víctor nace aquella fría noche de 1970; viene apurado y su madre (Penélope Cruz), sin tiempo para camas de hospital, lo arroja al mundo en el asiento de un colectivo.
La luz de invierno _el brasileño Affonso Beato es el director de fotografía de este 12º largometraje de Pedro Almodóvar_, temulenta, medrosa, sugerente, persiste a lo largo de toda la realización. Reciben esa pincelada melancólica una casa en la calle Pedro Dato, el cementerio de la Almudena y las "chabolas" de la villa La Ventilla, al pie de Plaza Castilla, con la vista puesta en las torres inclinadas, habitación del diablo en "El día de la bestia", el film de Alex de la Iglesia.
Los tiempos de "Carne trémula" están distantes uno del otro. El comienzo, en 1970; el arranque de la tragedia, en 1990; la salida de Víctor de la cárcel, en 1996. Los tiempos internos tienen un montaje apresurado y cortante, a veces con el ritmo del corte narrativo propio del teleteatro: una escena se trunca dos o tres veces, refilada por otras acciones que sugieren paralelismos; pero siempre vuelve para encontrar resoluciones o un nuevo corte, y a otra cosa.
Disparo en la noche En 1990, Víctor conoce por casualidad a Elena (Francesca Neri), una chica italiana de buena familia drogada en un baño; intenta una relación con ella y queda enamorado. La noche que la chica espera a un narcotraficante, quien entra en su casa es Víctor, que reparte pizzas. La casualidad hace que unos policías (Javier Bardem y Pepe Sancho) intervengan al ver la escena violenta por la ventana. Un arma se descarga y la fatalidad lleva el disparo al espinazo de Bardem.
La misma predestinación reúne a Víctor y a Elena en un cementerio, cuando él sale de la cárcel, donde purgó aquel tiro sin procedencia fija ni destino previsto. Bardem está parapléjico, es campeón de basquet en sillón de ruedas y, ¡oh, el Destino!, se ha casado con Elena.
En Víctor renacen al mismo tiempo la vieja pasión aprendida en un baño con la chica y un deseo de venganza por los años de cárcel. Tras este abultado prólogo, ahí mismo, comienza la película.
El guión de "Carne trémula" se basa ligeramente en la novela "Carne viva", de la inglesa Ruth Rendell. Fue adaptado por Almodóvar y por Ray Loriga y Jorge Guerricaechevarría, y es la primera película del director sobre una historia que no le pertenece. Como hace mucho que anda detrás de este libro, no faltan quienes encuentran en su anterior "Kika" fuertes reminiscencias del capítulo inicial de la novela de Rendell.
La secuencia del disparo que suena en casa de la protagonista se superpone con la acción de una película que emite esa noche la televisión: "Ensayo de un crimen" también conocida como "La vida criminal de Archibaldo de la Cruz", que Luis Buñuel realizó en su etapa mexicana.
Aires de Buñuel El televisor describe el tironeo de un hombre al arrastrar una muñeca con forma y tamaño de mujer, que pierde un pierna en el camino. El tema de las piernas, en "Carne trémula" se vuelve recurrente y hasta el impresionante y artístico afiche de la película muestra las piernas apretadas de una pareja a la altura del sexo, invisible para la mirada curiosa de la audiencia.
Esta referencia a Buñuel deviene en el habitual entramado intertextual con otras cinematografías a que apela Almodóvar casi siempre. El caso más evidente es el de "Matador", cuyo final se confronta con el clásico "Duelo al sol" (1948), de King Vidor. Pero la filmografía del director manchego está poblada de referencias al cine ajeno: "La flor de mi secreto", su film anterior, concluía con ironías de "Ricas y famosas"; "Kika" va y viene de un Hitchcock a otro, sin perder direccionalidad hacia "Tres rostros para el miedo" (1960), film-voyeur de Michael Powell; "Mujer pasional" (o "Johnny Guitar", 1954, de Nicholas Ray), con Joan Crawford, contiene el nudo traumático de "Mujeres al borde de un ataque de nervios", y la referencia implícita a "Imitación de la vida" (1959, Douglas Sirk) pervive en el flashback de Victoria Abril en "Tacones lejanos".
"A Buñuel las piernas y los pies lo volvían loco declara Almodóvar; esa influencia está en la intención de mi película, y no sólo en «Ensayo de un crimen». También tuve en cuenta su «La edad de oro» y, por supuesto, «El», que es su más grande película."
Sin religión
"Lo único de Buñuel que a mí me tiene sin cuidado es su preocupación por la religión. Yo soy ateo y creo en el destino de la tragedia, pero no creo que Dios guíe las acciones de los hombres." Sin embargo, hay personajes de las películas de Almodóvar que a veces miran intencionadamente al cielo. "Sí prosigue el director, en alguna, mi madre o las madres que hace Chus Lampreave, pero sólo miran a Dios para pedirle algo en directo o como si se tratara de una niñera a quien recuerdan lejanamente."
Tampoco Buñuel la iba de religioso. "Pero clamaba tanto contra la religión que algo debía preocuparle responde Pedro. Buñuel se interesaba por los pies de mujer. Los pies y toda su parafernalia: medias, zapatos, zapaterías, dependientas de zapatería. También le gustaban las piernas y las medias como fetiches. Para Buñuel, la mujer empezaba por los pies. La primera secuencia de «El» sucede en una iglesia: un sacerdote lava los pies a varios fieles en una ceremonia de Semana Santa. Como punto de vista del protagonista, la cámara va mostrando los pies de algunos penitentes hasta llegar a unos bonitos tacones negros de los que emergen sendas piernas. La dueña de dichas extremidades se convertirá en la dueña de su corazón y en la prisionera de los celos más paranoicos y crueles."
No solamente le interesa "El" a Almodóvar, en materia de celos. "Una de mis películas favoritas, de cabecera casi, es «Que el cielo la juzgue» (1945, John M. Stahl). Junto con «El» componen las dos torres gemelas, auténticas cumbres cinematográficas sobre la psicosis de los celos."
Angela Molina, que pasa por allí y que de Buñuel sabe por experiencia de actriz, sostiene: "De Buñuel sigo aprendiendo. Es quien ha dejado más huella en el cine puro. Pedro sigue hoy esa huella."
Será por eso que en un momento intenso de "Carne trémula", Elena, la chica italiana, se abraza con desesperación a las piernas de Víctor. "No, no es un homenaje a Buñuel, ni Elena es un personaje fetichista aclara Pedro Almodóvar: Elena está casada con un parapléjico y su vida matrimonial carece de pies y de piernas. Por esa razón, estrecha contra sus mejillas los tobillos de Víctor y los rocía con su llanto entrecortado y matinal."
¿Por qué tanta seriedad?
El final tan austero y serio es otra de las incógnitas de "Carne trémula", que sorprendió a la prensa española . "Mis personajes son reflejo de mí mismo el director no necesita subrayarlo y en el momento de escribir el guión predominaban en mí la emoción y el dolor. No tiene humor porque me despojé de todo lo accesorio y para que el espectador se concentre en la pasión y en el drama de los personajes. El resultado es desgarrante, desasosegado."
Terminada la proyección de "Carne trémula" ya no fueron necesarias las explicaciones que Almodóvar había dado al comenzar el rodaje. Jorge Sánz, estrella indicutible de la cinematografía española, debió hacer el papel de Víctor, que finalmente interpretó Liberto Rabal. Sánz rodó cinco días y Almodóvar decidió que él no era Víctor: "Jorge tiene un gesto perverso y yo necesitaba el rostro de la inocencia en un chico. Esa imagen me la regaló Liberto", debió establecer Almodóvar.
Para Liberto Rabal, actor en ocho o nueve películas, desde niño, con un buen papel en "Más que amor frenesí" y el casi protagónico en "Tranvía a la Malvarrosa" (por este título vino al Festival de Mar del Plata, en noviembre último), actuar con Almodóvar fue el gran desafío.
"No me preocupa convertirme en uno de los chicos Almodóvar, como me preguntan por aquí Liberto Rabal no se achica ante la multitud de anotadores, micrófonos y grabadores; además creo que ese epíteto ya pasó. Sólo me sentí raro cuando vine a los ensayos y descubrí que estaba haciendo el papel de Jorge Sánz. Pedro me había prometido un papelito, pero esto era mucho. Lo llamé a Jorge, le expliqué y él, despreocupado, me dijo que siguiera adelante."
Gustos europeos "Con Pedro prosigue rodábamos por lo menos tres veces cada escena. Igual que cualquier director. La diferencia es que Almodóvar te pide una interpretación y un registro diferente para cada toma: el modo apasionado, el propio de los culebrones y uno más anodino. Por lo general elige aquel que se ajusta mejor a los gustos europeos."
Del chico esmirriado de "Tranvía a la Malvarrosa" queda poco. Liberto, que hace un desnudo frontal completo en una toma inmóvil, se ha llenado de músculos y ensanchó las dimensiones del tórax, acaso sobre el gusto del cine norteamericano. Su mujer es de origen búlgaro en "Carne trémula" hay un par de bromas sobre el idioma de esa nacionalidad, y también él, como los múltiples personajes de la película, está esperando su primer hijo. Seguro, debe desearle mejor suerte que a Víctor, el chico cuya trémula carne es una piel que sufre los flagelos del Destino.
Con la voz de Chavela
MADRID.- "Carne trémula" contiene una secuencia fuertemente erótica, que exudan Francesca Neri y Liberto Rabal. Celebran un encuentro deseado silenciosa y subconscientemente desde hace años. En el camino hubo drogas, balas perdidas, una boda culposa y cárcel. La tersura y el refinamiento adquiridos por Pedro Almodóvar a lo largo de doce películas cautivantes reúne esos recursos de cualquier narración dentro de un formato de melodrama con el corazón en el policial, como a él le gusta.
Esa escena de enamorados, la más intensa y sensual de toda la película, lleva el fondo musical de un fetiche personal de Almodóvar: la voz de la cantante mexicana Chavela Vargas, que acaricia quejumbrosamente el bolero "Somos", de Mario Clavell.
Chavela Vargas estuvo ya en "Kika" y "La flor de mi secreto", donde asomaba en una actuación televisiva. Chavela Vargas, con ochenta años recién cumplidos, la semana última anunció su retiro de los escenarios con cuatro recitales celebrados en el teatro Alcázar de Madrid.
De Chavela Vargas la prensa seria recuerda sus enfermedades y la valentía de la cantante para enfrentarlas. Vargas triunfó sobre el alcohol, una ceguera progresiva, la polio y el cáncer. "Me di con una botella de tequila _confesó una vez la mitológica Chavela_ y me dije: "conmigo el cáncer no puede", y salí disparando. Con furia eché pa´juera toda la energía negativa y me curé." En estos días se editó su último CD, llamado simplemente "Chavela Vargas": la portada dibuja a la melancólica cantante con un poncho a rayas horizontales coloradas y negras, como si fueran sus huesos, y con los brazos en alas, como clavados a la cruz.
Almodóvar no cree en el retiro definitivo de Vargas, elegida para la banda sonora desde antes que Alberto Iglesias compusiera varios temas para el film y que Albert Pla incluyera "Sufre como yo", perteneciente a su álbum dedicado a Fonollosa. "Alberto Iglesias ha puesto lo más inspirado de sí y el tema musical de Pla da la impresión de que fue escrito pensando en el personaje de Liberto en su momento de mayor desesperación. Es como si fuera su voz."
"Impecable y vibrante"
NUEVA YORK (EFE).- La última película del director español Pedro Almodovar es "atrevida, saturada de colores soleados" e "impecable y vibrante", según afirma la crítica de The New York Times en su edición de anteayer.
En "Carne Trémula", que ayer clausuró el Festival de Cine de Nueva York, el director -"con un sólido éxito" en sus anteriores películas, como destaca este diario- se arriesga a nuevas formas consiguiendo relatar con gran detalle un cuento de pasión, perfídia y revancha, según el periódico.
Se trata del "elegante cine negro de Almodovar", según la crítica que, destaca el contraste entre el trágico argumento de la película y el colorido del entorno en que se desarrolla.
La película está protagonizada por los actores Liberto Rabal, Francesca Neri, Angela Molina, Javier Bardem y Pepe Sancho.
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