Teatralidad, asesinatos en escena, golf, y una competencia con Mick Jagger; antes de una nueva visita a Buenos Aires, el Tío Alice adelanta cómo será su show en el Malvinas Argentinas y explica por qué se siente a gusto personificando a un villano
Desde mucho antes que Brian Warner cruzara el nombre de una diva con el de un asesino serial para renombrarse como Marilyn Manson, o que cuatro neoyorquinos se pintaran la cara de blanco y negro para salir a tocar haciéndose llamar Kiss, existe Alice Cooper. Nacido como Vincent Furnier, fue el pionero en adoptar una personalidad escénica en total reemplazo de su identidad. Mientras a fines de los 60, la costa oeste estadounidense se sumía en la psicodelia, Alice Cooper (la banda) migró a Detroit, meca del garage rock de The Stooges y MC5. Y desde allí, ideó su plan macabro: un rock sombrío, terrorífico y teatral en el que el cantante podía llegar a ser "asesinado" cuatro veces por show de distintas maneras. Con el pasar de los años, el grupo se disolvió, pero Alice Cooper (el hombre), decidió seguir camino, cada vez con pasos más agigantados. El recorrido dio como resultado 25 discos de estudio, un séquito de admiradores y amigos que va desde Johnny Rotten a Liza Minelli, y varias batallas ganadas contra el alcoholismo que despertaron en el Tío Alice una insólita pasión por el golf. Ahora, Cooper prepara desde Nashville su show No More Mr. Nice Guy, sucesor de Theatre of Death (editado en CD y DVD el año pasado por Universal), y que presentará en el Estadio Cubierto Malvinas Argentinas el 28 de mayo.
¿Qué nos podés contar del show que vas a traer a Buenos Aires, "No More Mr. Nice Guy"?
Nuestros shows siempre son muy teatrales, pero al mismo tiempo tratamos de concentrarnos en la música. Cuando ensayamos, nos pasamos el 80% del tiempo asegurándonos de que la música esté perfecta. Tengo tres guitarristas ahora, se agregó Steve Hunter como guitarrista (colaborador histórico de Cooper entre 1974 y 1977) y el show va a ser más pesado. Hacemos todos los hits, "School’s Out", "Poison", "I’m Eighteen" y "No More Mr. Nice Guy", pero también hacemos "Feed My Frankestien" y "Brutal Planet", porque creo que encajan con la naturaleza de muchos de muchos shows que vamos a tener en festivales de heavy metal en esta gira.
Los recursos teatrales son una parte importante de tus recitales ¿Tratás de que cada tour sea más grande que el anterior?
No necesariamente creo que tenga que ser más grande, sí creo que tiene que ser diferente. Tiene que ser interesante, porque vamos a hacer este show cien veces mínimo, pero cada público es totalmente distinto, así que tenemos que garantizar que cada noche vamos a estar frescos y emocionados. Me gusta mantener atenta a la banda, cada tanto agarro una lista de temas y les digo "OK, vamos a sacar este tema para meter este otro", y eso medio que sacude las cosas. Tratamos de mantener todo lo más espontáneas posible, estoy en esto hace 45 años y lo mejor es que NUNCA me canso de hacer el show. Al contrario, cada vez me gusta más.
Hace algunos años, declaraste que querías ser un villano porque el rock estaba lleno de héroes, ¿cómo sería eso?
Hasta donde yo tenía entendido, cuando empezamos con Alice Cooper, éramos una banda como cualquier otra, tal vez un poco más psicodélica. Empecé a mirar a mi alrededor y pensé "¿Qué necesita el rock and roll? ¿Qué es lo que le falta?". Teníamos a McCartney, Rod Stewart, The Rolling Stones, The Beach Boys, todas estas bandas llenas de gente heroica, y ahí pensé: "Esto está lleno de Lukes Skywalker, no hay ni un Darth Vader". Así que me dije "¿Por qué no somos la banda de villanos, la que sale vestida de negro y maquillada?". Cuando salimos al escenario hay humo, luces, es todo muy teatral y emocionante con la neblina y la sangre falsa. La gente estaba esperando algo así, querían alguien que personificara a un villano y fue como si les dijera "Yo estaría encantado de jugar ese rol". No éramos Creedence Clearwater Revival, ¿me entendés? Si los Beatles entraban en una habitación, todo el mundo daba un paso hacia ellos. Si los Rolling Stones entraban a una fiesta, todo el mundo quería estar cerca de ellos. Cundo Alice Cooper entraba a una fiesta, todo el mundo daba un paso para atrás. Y eso siempre me gustó, es más divertido ser la banda escandalosa que la heroica.
Estás trabajando en la secuela de Welcome to My Nightmare, de 1975. ¿Qué nos podés contar?
Sí, terminamos el disco en Nashville hace dos meses. Hablé con Bob Ezrin, que produjo el disco original y le dije "Si Alice tuviera una pesadilla treinta y cinco años después, ¿sobre qué sería?", así que empezamos a escribir nuevas ideas sobre ese concepto. Me puse a pensar qué cosas tan diferentes podría odiar Alice y así fue como escribimos todas las canciones. Alice es un villano clásico. Seguramente, odiaría a la tecnología, así que eso sería una pesadilla para él. La música disco también lo sería, como lo fue en su momento. Estoy realmente orgulloso de este disco, es uno de los cinco mejores que hice en mi vida.
En los ’70 fuiste muy amigo de Groucho Marx y Salvador Dalí. ¿Era raro para vos juntarte con ellos?
Fue muy interesante porque en esa época éramos como el verdadero show de Lady Gaga. Todo el mundo hablaba de nosotros, se hacían chistes en la tele al respecto y en los diarios salía cuando nos prohibían en alguna ciudad, así que todo el mundo tenía algo para decir sobre este nuevo show tan chocante. Creo que a Groucho alguien le dijo que lo que hacíamos era un vodevil, así que vino a ver el show y eso fue lo que dijo: "Alice Cooper es el último pináculo del vodevil". Salvador Dalí dijo "Alice Cooper es surrealismo". Todo el mundo veía el show cómo quería verlo. Dalí lo veía como una extensión de sus pinturas surrealistas, y en ese sentido eso era cierto, porque éramos todos estudiosos de su obra, pero también éramos estudiosos de Groucho (risas).
Sacaste 25 álbumes de estudio contando tu trabajo solista y los discos de la Alice Cooper Band. Después de tantos años, ¿qué cosas te inspiran para encarar la composición y grabación de un nuevo disco?
Lo gracioso es que la música no cambió tanto. No creo que la música que hacemos ahora difiera tanto de lo que hicimos con Killers, Love it to Death y Million Dollar Babies, es nuestro estilo y siempre lo va a ser. Siempre escribí sobre la condición humana, los humanos son la mejor fuente para cualquier emoción. Los humanos están llenos de amor, odio, comedia, terror, hipocresía y santidad. Una persona puede ser diez cosas distintas. Yo siempre traté de buscar lo irónico en la condición humana y para mí eso es de lo que escribo. Mirá "Along Came a Spider"; escribí la historia sobre un asesino serial que les cortaba una pierna a sus víctimas para tener ocho, como una araña. Cuando me surge una idea así, entonces pienso en doce canciones para explicar mejor su historia, y es como escribir un musical de Broadway. La historia tiene un guión, y la mayoría de mis trabajos la tienen.
Desde hace años jugás regularmente al golf e inclusive celebrás tu propio torneo. ¿Cómo llegaste ahí?
Siempre fui muy atlético y jugaba muy bien al baseball. Me di cuenta que la mayoría de los rockeros son buenos atletas. Mis músicos juegan al basket, al tenis o al baseball, y hay algo que hace que el deporte y la música vayan de la mano. Cuando dejé de beber hace 30 años, tenía que encontrar algo que ocupase mi tiempo, una nueva adicción pero que no me matase. Agarré un club y de la nada le pegué justo en el medio de la pelota, e inmediatamente me hice adicto. Juego seis días a la semana y cuando estoy de gira trato de jugar cuatro o cinco días. Jugué cada vez que fui a Buenos Aires. De hecho, la última vez que estuve jugué con Angel Cabrera y Eduardo Romero y la pasé fantástico. Así que, de día juego al golf y a la noche toco rock. Es raro: cuando estoy en el course, nunca pienso sobre rock and roll, y cuando estoy en el escenario nunca pienso sobre golf.
Sos tu propio Jekyll & Hyde.
Exacto, es como si fueran dos personas completamente diferentes. Cuando conocés a Ozzy o a Iggy Pop, su imagen escénica no tiene nada que ver con su imagen personal. Cuando salimos al escenario nos volvemos nuestro personaje, porque ahí es cuando hay que ser Alice Cooper, Ozzy o Mick Jagger. Todos interpretamos nuestro personaje una vez que pisamos el escenario. Pero no podés interpretarlo todo el tiempo, eso es lo que te mata. Todos los que murieron temprano, fue porque no supieron como bajarse de eso, cómo volver a su vida real. Querían ser ESA persona todo el tiempo, y para hacer eso tenés que chupar todo el tiempo, drogarte todo el tiempo, estar de fiesta todo el tiempo… tarde o temprano, tenés 27 años y estás agotado. Mirá a Kurt Cobain, tenía 27. Tal vez si hubiera jugado al básquet hoy no estaría muerto.
Hace unos años declaraste que no ibas a dejar que Mick Jagger estuviese más tiempo que vos sobre un escenario. ¿Todavía lo sentís así?
Me preocupo mucho sobre eso, porque Mick Jagger se verá joven aunque tenga 90 años (risas). Elegí a Jagger porque él es lo que yo llamaría "el perfecto cantante", es el que todos queríamos copiar cuando empezamos. El hecho de que todavía lo esté haciendo y que sea probablemente el mejor en lo suyo hace que mi meta sea seguir por lo menos hasta alcanzar el tiempo que él estuvo en actividad. Él es cinco años mayor que yo, lo que significa que voy a tener que seguir al menos ese tiempo después de su retiro para alcanzarlo.
Por Joaquín Vismara
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