Alice Braga, la actriz elegida para cada apocalipsis
Criada en una familia de actores y artistas de su país de nacimiento, Alice Braga se proyectó hacia el mundo entero desde Hollywood, pero asegura seguir siendo ciento por ciento brasileña. Tiene un hogar en San Pablo y una productora consagrada a expandir sus vínculos con el resto de las cinematografías latinoamericanas. Sin embargo, la pandemia la encontró y la retuvo cuarentenada en Los Ángeles, porque allí es donde pasa varios meses al año grabando la serie televisiva Queen of the South, y desde allí conversó con LA NACION revista cuando, cuatro meses atrás, comenzaba las promociones de la largamente demorada última –hasta ahora— entrega de la saga de los sufridos X-Men: Los nuevos mutantes.
"Vino el Covid, me quedé en Estados Unidos y ya no pude volver a Brasil", cuenta cuando se le pregunta cómo y dónde la sorprendió la peste que marcó para siempre el 2020. "Estoy bien, un poco asustada con todo y muy preocupada por Brasil porque mi presidente ha estado haciendo un desastre en todos los ámbitos: con el Covid, con la situación ambiental del Amazonas. Así que preocupada, pero físicamente bien, gracias".
Dirigida por Josh Boone (que traía su experiencia de trabajo con púberes de la adaptación del best-seller juvenil Bajo la misma estrella) e inspirada en una serie secundaria de las historietas de Marvel sobre los jóvenes y traumados prodigios acogidos por Charles Xavier, más conocido como el Profesor X, publicada en 1982, Los nuevos mutantesse estrenó en Estados Unidos después de múltiples postergaciones, debidas a desavenencias creativas y complicaciones de producción, en el momento menos pensado: el 28 de agosto último, cuando buena parte del mundo se encontraba en cuarentena, con la mayor parte de las salas cerradas o con un acceso muy restringido. Una época poco luminosa y de aislamiento para un relato marcado por la oscuridad emocional y el encierro de sus protagonistas: ambientada en un instituto juvenil que parece más un asilo psiquiátrico o un reformatorio que una escuela, The New Mutants ha sido definida como una especie de historia de casa embrujada "con adolescentes hormonales", una cruza entre El resplandor y El club de los cinco. Filmada en un único escenario principal, el que provee un viejo hospital público para enfermos mentales (el Medfield de Massachusetts, el mismo perturbador espacio en el que diez años atrás Scorsese filmó La isla siniestra), la protagonizan dos chicos y tres chicas con esos complejos superpoderes que suelen estigmatizar a los X-Men, bajo la tutela de la temible doctora Cecilia Reyes. La doctora Reyes está interpretada por Braga, quien reconoce que con el director tuvieron como referente para delinearla a la enfermera más tenebrosa que ha dado el cine: Nurse Ratched, la inolvidable creación de Louise Fletcher para Atrapado sin salida.
"Ya en el trailer de la película puede verse que mi personaje tiene un costado oscuro –dice Braga–. Creo que es muy interesante que esta mentora que debe guiar a los adolescentes para que entiendan cuáles son las fuerzas que poseen y cómo dominarlas, da pie a una historia de terror. Mi mamá me compraba de chica las historietas de los X-Men, y lo que siempre me fascinó es que tienen que ver con una especie de metáfora de la sociedad: hablan mucho del diferente, de no juzgar al otro, de la aceptación, de ser distinto a lo que es llamado normal, de aceptarnos los unos a los otros. Siempre me gustó esta metáfora, así que la invitación que me hizo Josh Boone fue muy feliz, porque yo ya era fan".
Mundos en llamas
Hija de la actriz Ana Maria Braga y del director Ninho Moraes, y sobrina de la mundialmente famosa Sonia (la Doña Flor de los dos maridos), Alice Braga nació en 1983, empezó a actuar de chica en publicidades y su imagen saltó a todo el planeta con Ciudad de Dios, el largometraje de Fernando Meirelles nominada al Oscar en 2004. La película que le daría su impulso vocacional definitivo fue la menos internacional Cidade Baixa (Sergio Machado, 2005); pero lo más notable fue que apenas después empezaba una secuencia de grandes producciones de ciencia ficción –de Soy leyenda, con Will Smith basada en el clásico de Richard Matheson y Depredadores pasando por la distópica Elysium que protagonizó con Matt Damon, y Repo Men, con Jude Law– que tienen en común un retrato poco alentador de la humanidad, propuesto tanto con los recursos de la fantasía apocalíptica como en un plano más alegórico, como ocurría en la adaptación de Ensayo sobre la ceguera, del premio Nobel José Saramago. Ante todo esto, que estrene ahora una película de superhéroes de terror en medio de la pandemia del coronavirus cobra un carácter particularmente sugestivo.
En este contexto, es muy difícil no trazar esas conexiones en tu filmografía…
¡Es que es así! Cuando empezó la pandemia muchos amigos me llamaron diciéndome: ¡por dios, esto es lo que han contado tus películas! Uno de los productores de Elysium [N. de la R: la película de 2013 del director sudafricano Neill Blomkamp está ambientada en un siglo XXII en el que los ricos se han mudado a una estación espacial mientras que los pobres quedaron relegados al planeta Tierra, convertido en un basurero gigante] nos escribió a todos los que habíamos formado parte del equipo diciendo: ¡qué locura que hace un par de años escribimos una película que hablaba bastante de todo esto! ¡Todo esto se siente muy muy cerca de la realidad! En Soy leyenda se cuenta que hubo una vacuna contra el cáncer que salió mal y por eso todos se volvieron zombis; en estos meses se ha discutido por la vacuna contra el Covid, incluso si se la ha testeado, etcétera. Creo que es muy significativo, que tenemos que agarrar este momento y mirar todas esas películas de nuevo y ponernos a pensar en lo que nos contaron. Para mí es un honor formar parte de este tipo de producciones postapocalípticas, me encantan porque soy una nerd, pero es muy interesante pensar que Hollywood siempre ha contado este tipo de historias, ha puesto estas situaciones terribles en el futuro y ha imaginado un héroe que nos va salvar. Hoy tenemos que pensarnos con Covid y entender que si antes imaginamos estas historias es porque hay algo de esto que ya estábamos viviendo, algo que no era normal. El Covid es entonces una respuesta a cómo estábamos viviendo, a cómo estamos tratando a la naturaleza y a cómo estamos tratándonos los unos a los otros. Espero que la gente vea esta situación que se nos plantea y entienda que la única manera de seguir adelante es juntos. No hay un héroe individual que vaya a salvarnos.
¿Por qué creés que hiciste todas estas películas sobre una humanidad deteriorada? ¿Buscás estos proyectos o te buscaron a vos?
Creo que fue una feliz coincidencia; creo que durante bastante tiempo fue el tipo de películas que estaban más abiertas a considerar actrices no americanas. En el momento en que empecé a hacerlas fueron las audiciones que estaban más dispuestas a aceptar mi acento, por ejemplo. Fue una casualidad, pero a mí siempre me gustaron mucho estos temas y por eso seguí haciendo estos personajes. Y es interesante, porque, de vuelta, la ciencia ficción proyecta cosas que ocurren en el mundo real, que nos preocupan de nuestro presente. Hice unos videos sobre el Amazonas para Greenpeace titulados Countdown to Destruction (Cuenta regresiva hacia la destrucción), que puede verse a partir de mi cuenta de Instagram.
Los capítulos de Countdown to Destruction están disponibles en YouTube. "Este documental no es una fantasía –continúa–. Si no adoptamos una actitud clara, especialmente en lo que respecta al Amazonas ahora mismo, vamos a tener muchos más problemas de los que ya tenemos. Este año tuvimos grandes incendios en California, en el Amazonas, en Australia. Todos estos desastres que parecen de ciencia ficción van a ser cada vez más comunes. Creo que este lado apocalíptico mío, el que exploro en las películas, me terminó transformando en activista porque puedo decir: yo esto ya lo vi, yo viví en el futuro. Y hoy con el Covid todos podemos decir, lo vimos en las películas y ya estamos ahí".
Además de la recurrencia de historias futuristas y oscuras en la filmografía de Braga, lo otro de lo que la prensa le habló mucho en estos últimos tiempos es del lugar que ocupa en la expansión de los personajes latinos en Hollywood. En parte, porque interpreta a Teresa Mendoza, la protagonista de la serie La reina del Sur –basada en la novela de Arturo Pérez-Reverte, cuya quinta temporada, interrumpida por la pandemia, terminará de narrar el ascenso al poder del personaje titular entre los carteles del narcotráfico–, porque hoy se la puede ver en la muy elogiada We Are What We Are (de Luca Guadagnino, por HBO), pero también porque el personaje de Cecilia Reyes en Los nuevos mutantes, una mujer oriunda del Bronx con raíces portorriqueñas, integra un reparto que incluye a Henry Zaga como el X-teen Roberto Da Costa, alias Sunspot, es decir, un auténtico actor brasileño interpretando a un mutante brasileño.
Se convirtió en un lugar común de la corrección política hablar de la visibilidad de los latinos en Hollywood, pero por momentos parece que esa política inclusiva deja de ser un "tópico" y empieza saludablemente a naturalizarse.
Creo que es un momento muy bueno en ese sentido, que es un momento de reconocimiento, de vernos representados en serio. Josh Boone, el director, podría haber tomado a otros de los muchos personajes que aparecen en las historietas de los Nuevos mutantes, pero eligió a Cecilia Reyes, una latina de verdad. Es muy interesante porque representa un deseo real, no es una cuestión de cuota, es producto de un movimiento natural, de que nosotros queremos vernos, porque lo que se hace en Hollywood se ve en todo el mundo. Hoy aparecen personajes en los que no es crucial la identidad latina, sino que simplemente ocurre que están interpretados por latinos. Creo que es importante que se sigan abriendo puertas. Y ganar lugares no solo frente a cámara, sino también en las mesas de los ejecutivos, en los departamentos técnicos, de dirección y producción y donde se toman decisiones.
Dos de las series que produjiste en Brasil en estos años, Samantha! y Síntonia [inspirada en la historia de uno de los mayores influencers brasileños del momento y en su vida en las calles de San Pablo], pueden verse en Netflix. Es representativo del hecho de que, a la par de tu ascenso en Hollywood, mantuviste una carrera en el cine y la televisión de tu país natal. ¿Cómo se consigue ese equilibrio?
Hace cinco años ya que hago La reina del Sur, también como productora, y siempre me gustó producir. La serie me mantiene aquí en Estados Unidos un tercio del año, pero Brasil sigue siendo mi país del alma y del corazón y yo no olvido que crecí ahí, que vengo de ahí y del cine independiente, y que los cines de Brasil y de Argentina están entre mis favoritos de todo el mundo [N. de la R: acá filmó hace unos años la película El ardor, dirigida por Pablo Fendrik y coprotagonizada por Gael García Bernal] y tengo muchos amigos en esos países, como Fendrik, y como Santiago Mitre y Dolores Fonzi, y por lo tanto quiero seguir acompañándolos de cerca. Es natural para mí querer producir en Brasil y ayudar a otros actores y directores a llevar adelante sus proyectos. De hecho, ya tuve una productora y estoy abriendo otra ahora mismo, Los Bragas [N. de la R: con su hermano Felipe Braga], porque quiero buscar cada vez más coproducciones brasileñas, con Argentina y con Chile y Colombia, que están haciendo mucho. Por ahí debido al idioma, por esto de hablar portugués, el cine brasileño a veces queda muy separado del resto de América latina, y creo que mi trabajo con gente de todo el mundo me ofrece muchas posibilidades para conectarlo más. De ahí viene mi deseo de seguir presente en Brasil, y me hace súper feliz pensar que de verdad podemos hacerlo, hacer proyectos que salgan de sus países de origen hacia los países vecinos e incluso llegar hasta Estados Unidos.