Alfredo Leuco: “El ciudadano busca hoy en los medios a alguien que piense parecido a él”
Antes de su regreso a LN+ este lunes, en la franja de 22 a 23, habla de la tercera temporada de su ciclo, de los periodistas que lo acompañarán y de la frontalidad de su estilo
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El regreso de Alfredo Leuco a la pantalla de LN+ tendrá hoy un detalle muy curioso. “Este lunes por única vez voy a hacer el programa ese día, porque dentro de una semana regresa Carlos Pagni con Odisea argentina. Mi programa este año va a ir de martes a viernes, entre las 22 y las 23″, adelanta Leuco a LA NACION.
La tercera temporada de El diario de Leuco, más allá del cambio de horario (las dos anteriores se emitieron de 21 a 22), conserva las características que identificaron al ciclo desde que se instaló en el horario central de la señal: la frontalidad de su conductor, las opiniones fuertes sobre la realidad por parte suya y de sus coequipers, entrevistas y algunas revelaciones resonantes.
De nuevo Leuco estará acompañado todos los días por Débora Plager. “Es una periodista de lujo, muy inteligente y precisa”, la define el conductor. Dos veces por semana se sumará al programa Marina Calabró, que comparte junto a Plager y Luis Majul las mañanas de LN+ (8AM). Y otras dos estará acompañando a Leuco la flamante incorporación del programa, Silvina Martínez. “Es una figura muy reconocida por su lucha contra la corrupción. Te diría que es como Graciela Ocaña, pero con título de abogada”, dice el conductor.
La otra novedad es una nueva sección llamada “Lo que más bronca me da”. La idea, según anticipó Leuco, es que en principio las personalidades invitadas al programa respondan a esa consigna a partir de su evaluación de la actualidad de la Argentina. “Vamos a empezar este mismo lunes –detalla- con nuestros primeros invitados, la senadora Carolina Alonso y la ex titular de la Oficina Anticorrupción Laura Alonso. Después seguiremos con otras figuras de la política, la actualidad y el mundo del espectáculo para que lo digan en un video de no más de un minuto y medio. Y también estamos pensando en convocar a gente común, con nombre y apellido. Hay un reclamo fuerte de la ciudadanía en este sentido. Queremos darle voz a quienes no la tienen”.
-¿Con qué expectativas preparás este regreso?
-Con la confianza de que vamos a repetir el éxito impresionante que viene teniendo LN+ en el prime time. No imaginamos que iba a ocurrir algo así tan rápido. Los números de Jonatan Viale y de Eduardo Feinmann son impresionantes y a nosotros también nos fue muy bien. El 80 por ciento de los días fuimos el tercer programa más visto en todos los horarios y cables. Eso sí, hay que reconocer que en este momento el encendido está por debajo de lo habitual.
-¿A qué lo atribuís?
-Por un lado la gente sigue todavía de vacaciones y por otro hay cierto hartazgo en la población. Pero estoy seguro que esta pantalla actualmente fría va a volver a calentarse. Está empezando la discusión interna en los partidos junto a las candidaturas. Tenemos por delante 13 o 14 elecciones provinciales. Vamos a seguir liderando todo el prime time con muy buenos números.
-Seguís confiando en tu fórmula, entonces.
-El tipo de programa que hago sigue siendo el mismo. Lo que hacemos mis compañeras y yo son columnas editoriales o informes. Débora y Marina no son panelistas, son periodistas que se paran frente a la pantalla desarrollando temas y aportando datos. Lo mismo pasa con los invitados. Mi programa no tiene panelistas, quiero dejarlo claro.
-Hace tiempo que se reconoce tu estilo sobre todo por la frontalidad de tus opiniones y tus editoriales de alto perfil.
-Me formé como periodista en los medios gráficos, allí hice todo el cursus honorum. Desde cronista raso hasta subdirector de publicaciones importantes como Somos y Gente. En esa etapa de mi vida creía sobre todo en la búsqueda de la información, aunque no era lo que se dice un periodista de investigación. Con el tiempo empezó a valorarse en mí otra cosa, para bien o para mal. Hoy me considero un analista, un columnista de opinión. Lo hago en la tele y en la radio. Este año también cumplo 10 temporadas en Mitre. Pero después de 45 años de ejercicio del periodismo me sigue excitando la primicia. Cuando consigo alguna siento el mismo cosquilleo de los comienzos.
-En estos tiempos de fake news y posverdad, la primicia parece haber adquirido otro significado.
-Yo me crié en otro periodismo, en el que dos fuentes eran suficientes para confirmar una primicia. Ahora necesitamos por lo menos tres. Es lo que me autoimpongo. Ni un tuit ni un dato anónimo, tres fuentes independientes entre sí y confiables. Todos saben que soy muy duro y crítico con mis opiniones y siempre uso adjetivos fuertes. Pero también recurro a la máxima rigurosidad informativa. No miento nunca. Jamás me hicieron desmentir una información. Creo en la frase que dice que los hechos son sagrados y las opiniones libres. Que el kirchnerismo me diga lo que quiera en términos ideológicos, no tengo problema con eso. Pero al mismo tiempo, en un momento repleto de fake news, puedo mantener la credibilidad.
-Suele decirse que hacés un periodismo combativo, de trinchera y hasta de guerra. ¿Cómo te sentís frente a esa caracterización?
-Quisiera reivindicar en este momento a Julio Blanck, porque el kirchnerismo se apoyó en una frase suya, cuando decía “estamos haciendo periodismo de guerra”, para atacar a la prensa independiente. Yo escuché esa nota y en realidad lo que dice Julio es que ellos nos empujaron a hacer ese tipo de periodismo, nos quisieron llevar allí. Julio murió, ya no se puede defender. Y yo lo que digo es que no hago periodismo de guerra. Sí un periodismo duro, sin pelos en la lengua. Yo juego fuerte.
-¿De qué manera?
-Hoy se verifica en la práctica que el televidente elige a los medios más identificados con su pensamiento. Puede ser algo polémico, pero se verifica aquí y en otros lugares del mundo, como Estados Unidos. Yo trato de la manera más honesta de reflejar el pensamiento de un amplio sector de la sociedad, muy crítico del kirchnerismo en general y de Cristina Kirchner en particular. Creo que ella fue la persona que más daño hizo dentro de la democracia y la que más posibilidades tiene de seguir haciéndolo al poner en el centro del debate la defensa de la megacorrupción. Nadie robó tanto como los Kirchner y como se sentían impunes dejaron los dedos pegados por todos lados. Juegan siempre al borde del reglamento y por afuera del sistema. Alfonsín, cuando era presidente, hablaba de adversarios políticos. Pero los Kirchner, abrevando en el neopopulismo de Ernesto Laclau y Chantal Mouffé, instalaron por primera vez en la Argentina democrática la palabra enemigo.
-En este sentido, la idea de la grieta se impone desde hace tiempo en el debate político. Pero al lanzar su campaña presidencial, Horacio Rodríguez Larreta definió a la grieta como un “invento de la política para generar odio y conseguir más votos”.
-Respeto mucho a Rodríguez Larreta. Es un político inteligente e hizo una muy buena gestión en la ciudad. Pero esa frase es un error de apreciación política. Una mala lectura y un extremo de moderación peligroso. Antes de Néstor y de Cristina no había grieta. No es que todos los políticos la inventaron. Yo comparto la idea de volver a un país unificado, sin divisiones. Pero la reconstrucción de la cohesión social debe hacerse castigando a los corruptos y denunciando a los autoritarios. Por eso creo que Cristina es la adversaria a derrotar, no alguien con quien hay que sentarse a conversar. Instaló que el mérito no sirve, que robar no está tan mal, que el futuro está cerca de Cuba, Venezuela y Nicaragua. Hay que derrotarla políticamente. A su codicia por el dinero y el poder, los Kirchner le encontraron una justificación ideológica presuntamente de izquierda, cuando en los 90 defendían las privatizaciones.
-Desde esta mirada, ¿qué evaluación hacés del ejercicio del periodismo en la Argentina?
-Insisto en algo: el ciudadano busca hoy en los medios a alguien que piense parecido a él. El periodismo expresa hoy a un sector que no se siente representado por la política. Eso ocurrirá hasta que superemos esta grieta.
-¿Y eso es posible?
-El periodismo antiguo que practicábamos, previo a Kirchner, era el de las dos campanas. Hoy no existen, porque invitás a la tele a un dirigente, diputado o gobernador K y no vienen, porque van solamente a los medios que los tratan como amigos. Hay una fractura expuesta en la sociedad y el periodismo no hizo más que adaptarse a ella. Quizás no le haga del todo bien al periodismo esta realidad, pero estamos en medio de una transición hasta que podamos recuperar el diálogo y el consenso.
-Tu programa va a preceder en horario al de Viviana Canosa. ¿Tienen pensado algún tipo de contacto o la posibilidad de hacer al aire un pase?
-Voy a dejar que lo decida ella. A Viviana le tengo un gran respeto, es muy bienvenida al canal. Por lo que vi hasta ahora ella prefiere arrancar directamente con sus columnas, que son muy potentes. Voy a decirle que estoy a su disposición y le voy a ofrecer la posibilidad de algún tipo de pase. Si le interesa, lo haré con muchísimo gusto.
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