Alberto Ligaluppi, el nuevo director del Complejo Teatral de Buenos Aires, y sus apuestas: “Será un año lleno de sorpresas”
Busca recuperar al público sub-40 y programar obras que diviertan y hagan reflexionar en los seis teatros oficiales bajo su ala, pero advierte que “la inflación mata el presupuesto de cualquier espectáculo” y que habrá que tener flexibilidad para cumplir con lo proyectado
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En la historia del Complejo Teatral de Buenos Aires (el organismo que nuclea a los teatros San Martín, Alvear, Sarmiento, El Plata, Regio y De la Ribera) es la primera vez que se repite el nombre de su director general y artístico. El gestor pampeano Alberto Ligaluppi fue designado hace apenas un mes para hacerse cargo de esa gran fábrica de ficción escénica que depende del gobierno porteño. A fines de 2010, cuando Mauricio Macri era jefe de gobierno, ya había ocupado ese mismo puesto luego de una de las tantos períodos de Kive Staiff. En aquella oportunidad, quien fue artífice del Festival Latinoamericano de Teatro y codirector de una de las ediciones del FIBA, época en la que tal vez tuvo más trato con arquitectos que con artistas. Aquel ciclo culminó en 2015 cuando Jorge Telerman, actual director del Teatro Colón, lo reemplazó.
En estos nuevos tiempos políticos, el jefe de Gobierno Jorge Macri decidió que Gabriela Ricardes pasara de la dirección del CTBA a ser responsable de Cultura porteña y fue ella la que dispuso que Ligaluppi volviera a ocupar el despacho del octavo piso del Teatro San Martín en donde recibe a LA NACION. “Con ella nos conocemos por habernos visto en diversos festivales. Ella, haciendo circo; y yo, teatro. Éramos amigos y nos hicimos más amigos durante la pandemia. Durante su reciente paso por el CTBA yo me hice cargo de los acuerdos internacionales ya que fui sumando experiencia en ese tema. Los convenios de este tipo son un tema apasionante que ha cambiado mucho con el tiempo. Pensá que aquella época del Festival Latinoamericano de Teatro [cuya primera edición fue en 1984] llevamos a Córdoba espectáculos maravillosos e irrepetibles, pero lo hacíamos a los ponchazos. Si hasta una vez, sin darnos cuenta, mandamos un telegrama invitando a un equipo de fútbol que se llamaba igual al grupo de teatro que queríamos llevar a Córdoba. Eran otros tiempos”, apunta recién llegado de La Pampa y sin haber tenido tiempo de darle un toque personal a su despacho.
–Cuando Ricardes te propuso hacerte cargo del CTBA, ¿qué te generó?
–Me tomó de sorpresa. Yo estaba pensando en quién vendría… [se ríe).
–¿Te costó decidir?
–No. Hace un tiempo imaginaba, mucho antes de todo lo que sucede en la actualidad, había dos lugares en esta ciudad que me parecían atractivos para estar. Uno de ellos es el CTBA y, el otro, el Instituto Nacional del Teatro (INT) porque he hecho mucha gestión y soy profundamente del interior.
–Cuando en 2012 anunciaste la programación del CTBA hablaste de ella como un temporada gruyere. Explicaste que en Francia, en el mapa de la gestión cultural, se usaba esa expresión para referirse a un programación flexible, con algunos agujeros, cambiante…
–No lo recordaba…, ¡qué divertido!
–El anuncio de la temporada 2024 parece tener algo también de programación gruyere. Por ejemplo, el Teatro de la Ribera tiene previsto un único título, Benito de La Boca, que es una reposición.
–Seguramente se sumarán más obras. La idea es apostar a ese espectáculo hasta cuando el público lo indique porque fue una obra pensada para que se convierta en un símbolo del barrio. Por eso no anunciamos otro título.
–El año pasado, algo que te excede, Benito fue la única obra programada en el teatro de La Boca, que estuvo muchos meses sin programación.
–Espero que eso no pase.
–También llamó la atención que el Grupo de Titiriteros, uno de los dos elencos estables del CTBA, tenga solamente tres montajes previstos para 2024 cuando, en 2023, fueron cuatro.
-Habrá más. Queda por resolver un espectáculo para adultos que, seguramente, será una coproducción; y está en estudio una biopic basada en Adelaida Mangani, la histórica directora del grupo.
–En relación al otro elenco estable, el Ballet Contemporáneo, ¿también hay en carpeta otro título?
–No creo. Sí estamos trabajando para que hagan giras dentro y fuera del país. El Ballet es un cuerpo que se ha vuelto muy adulto y queremos que pueda circular por distintas salas.
–En la presentación te referiste a la buena demanda de público que tienen las obras del Complejo. Aclarando que las cifras de espectadores no son el único parámetro para evaluar una gestión, lo concreto es que el año pasado el CTBA perdió 11.000 espectadores en comparación con 2022. Y eso se produjo, paradójicamente, cuando se recuperó al Teatro Alvear. ¿Cuál es entonces el desafío para 2024?
–Aumentar la cantidad de espectadores y mucho más con el índice de inflación actual. Hay que tener en cuenta que una proporción importante de las entradas vendidas queda para el Teatro que sirve para producir más obras. En este contexto es fundamental tener buenas relaciones con el exterior como intentar producir con otras instituciones, Eso es una gran diferencia con lo que sucedía en el pasado. Antes, producir obras era un deseo social y ahora también es un desafío económico. Yo me propongo programar obras que diviertan y que convoquen a la reflexión. Lo del Complejo es un tipo de programación diferente al del eje de la avenida Corrientes porque apuntamos a hacer reír, pero también pensar.
–Cuando hiciste referencia a las giras nacionales, ¿tomaste contacto con el secretario de Cultura de Nación, para instrumentar alguna?
–No, lo conozco; pero no nos reunimos. Sí, desde Ciudad, estamos en contacto directo con Mendoza, Córdoba, San Juan… Este es un año complicado para todos los teatros y para los del interior, más todavía. Hay varios países extranjeros interesados en nuestras producciones.
–Por lo pronto, el Grupo de Titiriteros se presentó el año pasado en Arabia Saudita.
–Si y también llevamos parte de nuestro vestuario histórico a Madrid en una muestra que generó un gran impacto.
–En lo que hace la programación de 2024 hay varios títulos que habían quedado de temporadas anteriores. Pero otros, como una nueva versión de la obra coreográfica Hondo, no figuran.
–Hondo era un trabajo maravilloso, pero recordemos que mi designación fue el 1° de enero. Ergo, tomé lo que estaba en carpeta.
–Lo que sí, al parecer, es una marca tuya la de realizar audiciones para definir los elencos.
–Tanto Ricardes como yo acordamos con esa modalidad. Podríamos haber anunciado algunos nombres, pero no hubiera sido justo en relación con los otros espectáculos. Ni para dos grandes producciones con mas de 20 personas en escena, como las de Alejandro Tantanian y Lluis Pasqual, quisimos anunciar protagonistas.
–En la gestión anterior te habías propuesta recuperar al público sub-40.
–Es cierto. Primero me propuse la idea de recuperar al edificio y no llegué ni siquiera a hacerlo, lo digo con total franqueza. Y lo de recuperar al público joven creo que no lo logré y ahora sí espero concretarlo. Con el ciclo de monólogos Extremos pretendo llegar a ese público.
–Y el haber programado a Los Pipis, grupo alternativo con llegada a esa sector generacional, seguramente apunta a ese mismo perfil.
–Es así y estoy muy contento por tenerlos en la programación. También hay un espectáculo que vendrá de las islas Canarias y otro sobre la Guerra de las Malvinas con los cuales aspiro que suceda el milagro y vengan los jóvenes…
–Desde otra perspectiva, el espectáculo que protagonizará Juana Viale, por su llegada mediática, es uno que podría pensarse como una obra pensada para acaparar la atención de la audiencia.
–Es un espectáculo muy famoso en España que tiene la coincidencia de llamarse Juana y que es casi danza, diría.
–Durante la gestión de Jorge Telerman algunas salas fueron curadas por diversas artistas y durante la administración de Ricardes algunos de ellos fueron parte de un comité asesor que ya no está. ¿Tenés pensando armar un comité curatorial?
–Por ahora, no. Quizás más adelante formar un triunvirato asesor o jurado.
–¿Tuviste una reunión con el jefe de gobierno Jorge Macri?
–No. Seguramente tendré alguna. Sí sé que es de los que ven las obras de teatro enteras. Disfruta del teatro.
–¿En quién estás pensando cuando te referís a aquellos que no ven la obra en su totalidad?
–No pienso decírtelo. En general, los políticos de cualquier partido no ven las obras enteras. Eso depende si te gusta el teatro o no.
–¿Qué te pidió Ricardes?
–Nada. Nos sabemos leer mucho. Para ella este lugar es muy importante. Es que uno desarrolla cariño en un espacio como el San Martín.
–Hasta el momento no hubo anuncio sobre la persona que dirigirá el 25 de Mayo; alguna vez alguna vez corrió el rumor de que se integraría al Complejo. ¿Sabés algo?
–También supe de ese rumor, pero sumar una sala más al Complejo sería difícil.
–Y queda pensar, en nombre de la diversidad en la gestión de los teatros públicos, si es lo adecuado que tantas salas dependan curatorialmente de una única personas.
–El haber inventando este gran aparato fue una herencia de Telerman de cuando estaba a cargo de Cultura. Ahora es así y creo que no es un año para hacer cambios. Es un año modular.
. ¿A qué te referís con eso?
–Que hacemos esto, lo terminamos, y empezamos con el siguiente. La inflación mata el presupuesto de cualquier espectáculo. Podrás estar preparando tres obras al mismo tiempo, pero no ocho. Será un año lleno de sorpresas…
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