Alberto Ajaka: "No tengo perfil de galán"
El actor habló con LA NACION sobre su actual trabajo en Los ricos no piden permiso, cómo es estar en un elenco lleno de figuras y si eso genera roces en el set y cómo es compartir el escenario con su mujer
En los últimos años su vida cambió por completo gracias a su personaje en Guapas, del mecánico aeronáutico Rubén D’Onofrio, que le permitió un salto mediático y artístico sumamente importante. Él ni se imaginó que algo así pudiera pasarle ni siquiera en el mejor de sus sueños. Atrás quedaron sus primeros pasos por el under porteño y sus estudios con el maestro de actores -y amigo- Rubén Bartís. Pero su éxito en televisión no hicieron que Alberto Ajaka se encasillara o dejara de buscar otras aventuras laborales. Ahora mientras se pone en la piel del recordado gaucho Juan Moreira en el teatro Cervantes, en la pantalla chica forma parte de otro dream team de estrellas, en la tira de El Trece Los ricos no piden permiso, junto a Luciano Castros, Araceli González, Gonzalo Heredia y Luciano Cáceres, entre otros. En una franca conversación con LA NACION, el actor habló sobre todo: su éxito en la TV; el rating; cómo es trabajar en un elenco lleno de figuras; su amor por el teatro y cómo es compartir el escenario junto a su mujer y colega, María Villar.
-¿Es una presión extra estar con tantas figuras como en Los ricos no piden permiso y encima en un canal líder como El Trece?
-En mi caso, la paso bien y siempre me permiten aportar mis ideas. Ojalá siempre haya buenos actores y está buenísimo porque suma mucha calidad artística.
-¿Cómo se manejan los egos con tantas figuras de primera línea?
-En cuanto a Los ricos no piden permiso el ambiente laboral es fenómeno. Por el contrario, cuando hay tantas figuras todos estamos más atentos y concentrados, todo queda relegado en búsqueda de mejorar el producto. En mi caso, siempre voy a trabajar de la misma manera, e inclusive, me divierto bastante. Y con el paso del tiempo es cuando empiezan a aparecer los códigos entre el elenco.
-Al estar al lado de galanes como Luciano Castro, Gonzalo Heredia y Luciano Cáceres, ¿no hay algún tipo de competencia en el set de filmación?
-Ni se me cruza por la cabeza... y además tienen más facha que yo. [Risas]. Mira, te voy a decir lo que una vez dijo Luca Prodán: "A mí nunca me faltaron minitas..." [Risas].
-¿Estás conforme con el rating que alcanzó la tira?
-En cuanto a los números que se manejan en la televisión abierta estamos bien. Además, me doy cuenta de la repercusión del ciclo en la calle, que siempre es como una especie de termómetro.
-¿Le prestás atención al rating?
-No me interesa nada, pero me divierte saber... [Risas]
-¿Qué le encontrás de divertido?
-No sé, qué se yo... que no es mi negocio y que la plata yo no la pongo. [Risas].
-¿Te preocupa cuando es bajo el rating?
-Por supuesto que me importa andar bien. Tal vez, aquello de ser primero o segundo, no es de mí interés, pero me preocupa que a todos los que hacemos televisión nos vaya bien.
-Con respecto a tu D’Onofrio de Guapas, ¿sentís que pudiste tomar distancia de ese exitoso personaje?
-Sí, sí, tomé bastante distancia dado que ya pasó mucho tiempo y encima pasaron muchas cosas en mi carrera. Igualmente, la gente en la calle cada tanto me reconoce por ese papel televisivo.
-¿El mote de galán en la pantalla chica lo coloca la gente o el periodismo?
-Muy bien decís "el mote" de galán, que es una connotación que viene de la televisión de otras épocas cuando había más galanes. Igual, no es mi caso ni tengo ese perfil. La verdad no puedo darte una respuesta fehaciente.
-¿Cómo fue conocer trabajando a tu pareja y compartir tareas en común? ¿Por qué tantos actores se enamoran durante el trabajo?
-Nos conocimos con María en 2005 en la obra Otello campeón de la derrota. La verdad ha sido algo inesperado porque no he tenido parejas actrices. En nuestro caso fue normal. Después, en lo particular, en mí compañía yo dirijo y ella actúa. Este compartir es positivo en cuanto a que me gusta dirigirla porque es una gran actriz, mientras que las contras es todo lo que puedas imaginarte: te tomás más permiso que los demás, el ensayo no fue bueno... etc, etc, etc. Desde hace unos años, al volver de los ensayos juntos tomé una sana costumbre: no hablar durante varios minutos. Entonces, el viaje en el auto es más saludable y hay un silencio monacal. [Risas]. Igual, María es una referente y siempre necesito su mirada y opinión en todo momento. Es algo fundamental.
-¿Cómo manejás la popularidad?
-Normal, no tengo ningún problema con nada ligado a este tema. La exposición empieza desde muy temprano hasta en un taller de teatro y después está la masividad que tiene distintas etapas. Cuando alguien te pide una autógrafo o una foto está todo bien y sentís que sos conocido.
-¿Cómo marcha la propuesta teatral y cómo te sentís en el rol de Juan Moreira?
-La obra anda muy bien, con una gran respuesta de la gente y es una puesta conocida por los espectadores. Me sorprende el grado de atención que ponen en cada función y es un espectáculo grande con algunos cuadros musicales en escena. En cuanto a la tarea que me toca abordar me siento muy bien y me divierte hacer de Juan Moreira porque hago de todo en el escenario. Después del 30 de abril hay una gira por el interior del país y también veremos si puedo combinar el teatro con mi realidad televisiva.
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