"Al éxito se llega a través de nuestros fracasos"
Walter Dresel
"Con su permiso. ¿Puedo preguntarle cuándo fue la última vez que se sentó a tomar un café con usted mismo para preguntarse cómo le está yendo en la vida, si es feliz o se siente frustrado? Y en este caso, ¿por qué no es feliz?", pregunta el doctor Walter Dresel.
"Le hago está pregunta porque me la hice en una etapa de la vida y fue el comienzo de un cambio profundo para ser más feliz. Entre otras cosas, me llevó a escribir. Lo ideal sería realizar ese encuentro periódicamente, al margen de si nos sentimos felices o no. Pero acostumbramos a tomar ese café cuando pasamos por una crisis personal", agrega.
Dresel nació en Montevideo, es médico cardiólogo y estudió en la Universidad de la República Oriental del Uruguay. Posteriormente, estudió homeopatía en Buenos Aires. Es autor de varios libros. El último, El espejo del alma; un encuentro con lo mejor de nosotros mismos , fue presentado días atrás en una librería de Palermo Viejo. Suele decir que los mayores logros en la carrera de médico en los últimos quince años no los obtuvo recetando, sino escuchando a sus pacientes.
-¿Qué significa tomar un café con uno mismo?
-Reflexionar, ése es el núcleo de toda mi obra. Sincerarnos, tener el coraje de mirar las cosas como son. Comprendo que no es fácil; sin embargo, a medida que vamos escarbando, la verdad aparece, con nuestras limitaciones y muchas posibilidades y capacidades para lograr lo que buscamos. En mis libros nunca propongo soluciones mágicas ni reglas universales porque cada ser humano es un mundo aparte. Todo lo que puedo hacer es mostrar las herramientas que cada uno deberá usar de acuerdo con su personalidad. Cuando digo estas cosas evoco los antiguos talleres, que en una de sus paredes tenían un gran tablero de madera del que colgaban las herramientas de trabajo. Los operarios iban y las tomaban según el problema que tenían que resolver. Una cosa que recuerdo a mis pacientes y a los lectores de mis libros es que la vida, salvo en el caso de la muerte, siempre nos da otra oportunidad. Y que todas las soluciones están dentro de nosotros, sólo hay que hurgar con profundidad.
-¿Cómo sería ese sinceramiento conmigo mismo?
-Creo que hay cuatro preguntas que debemos hacernos y responderlas con coraje y compromiso. La primera es: ¿qué queremos para nuestra vida? Después, ¿qué es lo que no queremos? La tercera, ¿qué precio estamos dispuestos a pagar para hacer realidad nuestros sueños? ¿Cuál es nuestro compromiso? Esta es particularmente importante, porque si no hay compromiso todo lo que imaginamos estará condenado al fracaso. Y la cuarta: ¿qué necesito para sentirme bien?
-¿Cuál sería el siguiente paso?
-Pasar a la acción, romper la inercia, un paso realmente difícil porque allí se juega todo. Diseñar un programa de vida, lo que no significa imaginar un proyecto para los próximos diez años. Comencemos por algo mucho más simple, pensemos cuánto falta para que termine el año. Estamos en la segunda mitad de septiembre, esto significa tres meses y unos diez días. Bien, propongámonos dos o tres metas realizables para este tiempo. Y, luego, vayamos pensando metas para la primera mitad del año próximo. Entonces, cuando levantemos la copa para brindar por el nuevo año veremos un horizonte cargado de posibilidades, con desafíos para crear, trabajar, realizarnos, ser más felices. Un horizonte donde ningún día será igual al anterior.
-¿Qué lo llevó a escribir?
- Durante 19 años tuve un programa radial, Buen día salud, donde comencé a darme cuenta de la importancia de los factores emocionales en las patologías, por las consultas que hacían los oyentes. ¿Cuál era en realidad el origen de una hipertensión o de una artrosis de cadera, por ejemplo? Poco después, se produjo una profunda crisis económica, que se inició en Brasil, siguió en la Argentina y llegó finalmente a Uruguay, donde alcanzó el pico más alto en 2002. Llegaban a mi consultorio ejecutivos de 50 años, con cargos altos, que de pronto se encontraban sin trabajo ni posibilidades de reinsertarse en el mercado laboral. Decidí que tenía que hacer algo para llegar a la gente y empecé a escribir. No tenía mucha experiencia, pero me propuse escribir como hablaba, de manera sencilla, sin tecnicismos. Me di cuenta de que había elegido bien el camino, por el éxito de mi primer libro, El lado profundo de la vida . El segundo fue precisamente Toma un café contigo mismo.
-¿Alguna advertencia final?
-Sí, recordar que el mundo no se divide entre exitosos y fracasados, sino entre los que aprenden y los que no aprenden. Pero hemos sido criados en la cultura del temor al fracaso sin entender que al éxito se llega a través de las lecciones que aprendemos de nuestros fracasos, de nuestras experiencias. Raramente, las cosas se dan de otra manera.
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