Agua, viento, sol, tierra y luz
En una entrevista íntima con ella misma, la actriz Betiana Blum revela dos claves importantes, la de la felicidad y la de la actuación. De paso, se registra en una autofoto de lo más profesional
–¿Quién sos?
–Puedo decirte mi nombre, mi profesión, mis gustos y disgustos, contarte mis experiencias… Y cuanto más te diga, más evidente se hará que hay más y que las palabras no nos abarcan. Quizá, si entonces nos miráramos a los ojos un instante, se activaría el latido de nuestro corazón y en silencio recibiríamos la respuesta de quiénes somos.
–¿Qué es la vida para vos?
–Creo que todas las definiciones comunes son reales: una oportunidad, un regalo, un gran acto de amor y de generosidad de la Providencia, que, además, nos da la libertad de hacer lo que queramos con ella, sin juicio. Una maravilla.
–¿Qué te gusta?
–Sorprenderme. Me conecta con mi niña. Asombrarme, porque la mente se vacía, se silencia y aparece el espacio donde habita la divinidad. Enamorarme, porque mezcla la alegría de la niña con el silencio de la divinidad.
–¿Qué te disgusta?
–Enojarme. Perder la paciencia. Es perder la oportunidad de elegir otra respuesta del abanico infinito de opciones, de la flexible liviandad del humor y la creatividad.
–¿Qué perdiste?
–Fui perdiendo lo que pesaba: a veces los viejos hábitos caían por su propio peso, por hastiarme de repetir lo disfuncional. Otras veces fui soltando con dolor falsas ilusiones y creencias, y otras, con alegría, me liberé de resentimientos. Siempre fue bueno.
–¿Qué encontraste?
–Darme cuenta de lo importante que es valorar lo que realmente nos sustenta: la tierra, el agua, el aire, el fuego, los animales, el mundo vegetal y mineral. Hay tanta misericordia, verdad y belleza en la naturaleza. ¡Hay tanta grandiosidad en las pequeñas cosas cotidianas!
–¿Qué te complica?
–Cuando trato de entender y pienso mucho.
–¿Qué te libera?
–Cuando agradezco este misterio que somos con cada respiración. Entonces creo el espacio para que todo se ordene. Entonces quedo libre de hacer ese trabajo. Entonces, me río y me conecto conmigo y con los demás. Entonces logro la liviandad de ser.
–¿Cuál es tu deseo más profundo?
–Aceptarme como soy. No juzgarme: amarme sin condiciones. Vivir en la conciencia de que merezco lo mejor. En todos los planos, como todos los seres vivos. No perder nunca la capacidad de amar, perdonar, ayudar y reír.
–¿Qué es importante para la actuación?
–Vaciarse: de prejuicios, de juicios; aceptar las diferencias; sentir compasión; amar. Ser habitable.
–¿Qué es importante en la vida?
–Elijo la pasión sutil del agua, la fuerza invisible del viento, el calor incondicional del sol, la generosidad constante de la tierra y la clara presencia de la luz.
–¿Sos feliz?
–Sí.
–¿Por qué?
–Para ser feliz hay que evitar esa pregunta.
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