Agatha Christie: por qué la “reina del crimen” sigue siendo una verdadera estrella en Hollywood
Su bisnieto y guardián de su legado, James Prichard, habló con LA NACION sobre Cacería en Venecia, dirigida y protagonizada por Kenneth Branagh, la más reciente adaptación al cine de la obra de la escritora británica
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Antes de que las muñecas se convirtieran en aplaudidas protagonistas, los videojuegos inspiraran tramas de aventuras y el propio pasado del cine se reciclara en nuevas películas, las novelas de Agatha Christie fueron una copiosa fuente de historias y personajes listos para dar el salto del papel a la pantalla.
La primera adaptación al cine de un cuento de la autora británica, “The Passing of Mr. Quinn”, data de 1928. Cuatro años después, el film Alibi marcó el debut del detective Hercule Poirot en la pantalla grande, con la adaptación de una obra de teatro de Christie. Desde entonces, se produjeron decenas de películas de distintos orígenes y en diversos idiomas, basadas en la obra de la escritora. Entre ellas, films notables como Testigo de cargo (1957), de Billy Wilder; Crimen en el Expreso de Oriente (1974), de Sidney Lumet; y Muerte en el Nilo (1978), de John Guillermin; además de numerosas series y films para televisión.
Así como Christie marcó una línea específica dentro de la novela de crimen y misterio, las adaptaciones de su obra establecieron un subgénero con reglas propias. Algunas de sus características son tomadas directamente de lo escrito por la autora, como las tramas ingeniosas de crímenes con múltiples sospechosos, reunidos en un lugar del que no podrán salir hasta que se devele quien es el culpable; o los escenarios lujosos, como el expreso de Oriente, un crucero por el Nilo o mansiones históricas.
Otras particularidades del género surgieron directamente en el cine, como la tradición de coleccionar actores y actrices famosos para completar los elencos. Desde Marlene Dietrich hasta Ingrid Bergman, pasando por David Niven y Sean Connery, las estrellas han aceptado compartir cartel con otras en este tipo de films. Y como no hay mayor elogio que la imitación, aunque sea burlona, parodias como Crimen por muerte, de Robert Moore, o Los siete sospechosos, dirigida por Jonathan Lynn, confirmaron la singularidad del género nacido de las versiones cinematográficas basadas en el trabajo de la autora británica.
Cacería en Venecia es la más reciente adición a la larga lista de adaptaciones de Christie, que llegará a los cines este jueves. Se trata de la tercera película dirigida y protagonizada por Kenneth Branagh, basada en una novela de la escritora. Luego de Asesinato en el expreso de Oriente (2017) y Muerte en el Nilo (2022), el actor y director irlandés volvió a convocar a un elenco estelar, que incluye a Tina Fey, Michelle Yeoh, Jamie Dornan y Kelly Reilly, para llevar a la cine otra aventura de Poirot. En esta oportunidad, el detective belga es invitado a una sesión espiritista en un palazzo veneciano, con la misión de averiguar si una famosa medium es un fraude.
Tras aquellas adaptaciones de dos obras icónicas, la elección del título que sirve de inspiración para este nuevo film, Las manzanas (Hallowe’en Party), llama la atención por estar lejos de ser uno de los más reconocidos de la novelista best seller.
“A mí también me sorprendió -dice, con una sonrisa, James Prichard, bisnieto de Christie y CEO de Agatha Christie Limited, en diálogo con LA NACION, vía Zoom-. Hace mucho tiempo, Michael Green (guionista de la película) mencionó en una conversación que estaba pensando en Las manzanas (Hallowe’en Party) como posible material para un tercer film. Para ser honesto, al principio no lo entendí. No sabía qué era lo que quería hacer él o porqué quería hacerlo. Después, hace dos o tres años, tuve una reunión con él, Ken Branagh y Steve Asbell (presidente de 20th Century Studios) y me explicaron su plan y su teoría al respecto: luego de dos películas, como vos decís ‘icónicas’, dos adaptaciones bastante fieles de historias grandes y clásicas de Agatha Christie, tal vez deberíamos sorprender a nuestros lectores, perdón, espectadores”.
La sorpresa no se limita a la elección de qué historia contar, sino que se extiende a los numerosos cambios que Green y Branagh introdujeron en la película. Por empezar, llevando la acción a Venecia, para aprovechar el halo de misterio que envuelve a esa ciudad italiana y utilizarla como escenario para una historia de crimen que incluye elementos que tal vez sean sobrenaturales… o no.
“Con la tercera película creo que la mayor sorpresa que quisieron hacer fue tonal -continúa Prichard-. Michael pensaba que con Las manzanas podíamos inclinarnos hacia el género de terror y creo que lo logramos. Me parece que va a ser divertido para la gente ver algo distinto. Siento que es totalmente una película de Agatha Christie. Sigue siendo un misterio, pero hay muchos aspectos que son diferentes. Quiero decir que se aleja bastante de la historia original de Las manzanas, pero creo que como la siguiente después de dos películas clásicas, es una obra interesante y espero que divertida”.
Como guardián del legado de Agatha Christie y cabeza de la empresa que es dueña de los derechos de sus creaciones, el bisnieto de la autora tiene la tarea de conservar el espíritu de su obra, al mismo tiempo que supervisar los cambios pensados para atraer al público del siglo XXI. Un equilibrio que puede ser muy complicado de lograr.
“Es difícil -explica Prichard-. Mi rol creo que está en el armado inicial del proyecto de una película. Así que estoy involucrado en discusiones alrededor de la elección del título, en discusiones sobre el tratamiento de ese título y en lo que se refiere al guion. Tenemos mucha suerte de tener a un equipo extraordinario; un equipo que básicamente ya hizo tres películas juntos. Michael Green escribió todos los guiones; Ken, obviamente, dirigió y protagonizó todos, y Steve Asbell, de 20th Centruy Studios, también estuvo con nosotros en todo este viaje. Así que hay muchísima confianza ahí. También ayuda que la pegaron desde la primera vez. Así que no es tan difícil en este contexto. Pero sí es cierto que buscamos algo… usaste la palabra ‘espíritu’ y creo que es una muy buena palabra. Nosotros nos referimos a algo que llamamos ‘la experiencia Agatha Christie’, que es parecido a un espíritu de Agatha Christie, que es lo que buscamos en las adaptaciones. No buscamos traducciones literales. De hecho, creo que las traducciones literales pueden salir mal, porque se necesitan hacer cambios al pasar de un medio a otro. Nos gusta darles libertad a los escritores y cineastas, pero creo que antes se tienen que ganar nuestra confianza. En este caso, tienen muy buenos antecedentes y hay mucha confianza”.
Los cambios para estar a tono con la época no siempre son fáciles, en especial, cuando se trata de tomar la decisión de hacerlos sobre los propios originales, como sucedió con algunas palabras que fueron cambiadas en las nuevas ediciones de los libros de Christie.
“Mi bisabuela empezó a escribir hace más de cien años y durante ese tiempo el lenguaje ha cambiado considerablemente -dice Prichard, al respecto-. De hecho, durante su vida, ella hizo cambios sobre su obra, consultando con sus editores, y desde su muerte seguimos haciéndolos desde la empresa. Tenemos mucho cuidado en hacer los mínimos y más limitados cambios posibles. Apenas cambiamos alguna palabra o frase, aquí o allá, que ahora causa ofensa. Sentimos que de ninguna manera eso cambia la historia o altera la experiencia de lectura. Lo que intentamos hacer es que la experiencia de lectura sea lo más placentera posible para la gente ahora, como lo hubiese sido para la gente en el momento en el que ella estaba escribiendo, durante su vida. Esperamos que esto signifique que las personas de muchas futuras generaciones puedan disfrutar sus historias como lo hicieron en el pasado”.
Las adaptaciones de Christie al cine, la radio y la televisión ya llevan más de 90 años de historia, lo que convierte a la escritora en una de las primeras en construir a conciencia un acervo de “propiedad intelectual”, concepto que hoy es el motor de la industria del entretenimiento. “Eso funcionó muy bien para nosotros”, dice, riéndose, Prichard, sobre la “marca” que heredó.
En ese sentido, como en otros tantos, Christie es una pionera. No solo por ser una escritora exitosísima y una viajera intrépida en una época en la que la sociedad no veía bien que una mujer fuera una profesional o una aventurera (¡hasta surfeó en Hawai en 1922, cuando pocos lo hacían!). Sino que, además, la autora se preocupó por hacer de sí misma una marca y construir un negocio multimillonario alrededor de su obra.
“Oh, claro que era una pionera -dice Prichard con notable orgullo, sobre su bisabuela, a quien llegó a conocer y a la que llamaban cariñosamente Nima-. Creo que esa es una de las cosas que se subestiman de ella. Nació en 1890, en un pueblito costero de Inglaterra y se convirtió en la novelista más vendedora de todos los tiempos. Si eso no es una pionera, no sé quién lo es. Viajó por el mundo en un momento en que muy pocas personas lo hacían; si eso no es ser una pionera, no sé. Y, además, se preocupaba por sus negocios. Se ocupaba de lo que sucedía con su trabajo y durante su vida siempre estuvo involucrada en las discusiones comerciales. Ella fue quien fundó la empresa que yo ahora dirijo, Agatha Christie Limited, durante su vida y puso toda su propiedad intelectual en esa compañía. Y, de hecho, escribió por un sueldo los últimos veinte años de su vida. Así que ella realmente pensaba en estas cosas. Le interesaba cómo todo se podía estructurar en términos de una marca. Digo, la marca es ella, no hay dudas. La marca son sus historias, su escritura. Todo viene de ahí. Me adjudico muy poquito crédito por todo esto, porque no lo merezco. Ella era una genia. Ella es la que creó estas historias, creó todo esto, como quieras llamarlo. Esta compañía, todo esto, es extraordinario”.
Más allá del negocio, el impacto cultural de la obra de Christie es enorme. No solo sus novelas y obras de teatro siguen teniendo relevancia, sus trabajos aun son adaptados a distintos medios, sino que también continúa siendo la inspiración para escritores y cineastas actuales. Películas como las dos entregas de Entre navajas y secretos, de Rian Johnson, y series de televisión como Only Murders in the Building no existirían sin la obra de Agatha Christie como antecedente.
Incluso, la moda del true crime, el género documental que explota la narrativa de crímenes verdaderos y que parece tan lejano al elegante entretenimiento de las historias de Christie, también tiene una conexión con su obra.
“Creo que hay una fascinación con el crimen, punto -comenta Prichard-. Hasta en su época, o, tal vez, particularmente en su época, la gente leía los reportes de los juicios de crímenes minuto a minuto. Había diferentes ediciones de los diarios que tenían actualizaciones de los casos. Ella incluso basó algunas historias en eventos reales. La ratonera (The Mousetrap) está basada en un hecho real. Así que también fue una pionera en ese sentido. A ella le interesaba el True Crime. Creo que a la gente le interesa resolver rompecabezas, resolver misterios y eso está en la naturaleza tanto en los relatos de crímenes verdaderos como los de ficción. Ella ayudó a crear la novela de crimen y misterio; creó una estructura y provocó interés en todo el género de crimen y misterio, ya sea de ficción o no ficción. Y sí, ella está en el corazón de todo esto”.
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