No creo que esta generaciín tenga idea de lo que fue el clásico Aerosmith.
No creo que esta generaciín tenga idea de lo que fue el clásico Aerosmith. Pero ellos fueron el modelo de lo que yo hago, así como de muchas bandas que vinieron después de Guns n’ Roses: Soundgarden, Nirvana, Alice in Chains y Pearl Jam, todas tienen una gran deuda con el Aerosmith de la vieja escuela.
La gran revelación fue para mí cuando tenía 14 años. Había tratado de meterme en los pantalones de una chica más grande, y finalmente ella me había dejado ir a su casa. Charlamos un rato, fumamos un porro y escuchamos Rocks, de Aerosmith. Me pegó como una tonelada de ladrillos. Me quedé allí escuchándolo una y otra vez, y me olvidé totalmente de la chica. Me acuerdo de volver en bicicleta a la casa de mi abuela sabiendo que mi vida había cambiado. Ahora me identificaba con algo.
La clave de Rocks es el primer par de canciones: “Back in the Saddle” y “Last Child”. Esa combinación me voló la cabeza. Pero mi canción favorita del disco siempre fue “Nobody’s Fault”, la segunda del lado b. Aerosmith tenía una onda agresiva, psicótica, drogada, pero al mismo tiempo tenía una cosa de los Stones y del blues dando vueltas. No había nada más cool en los Estados Unidos que Aerosmith.
Cuando estaba aprendiendo a tocar la guitarra, Aerosmith me dio el empujón. Me identifiqué con la imagen de Joe Perry, tanto visual como sonora. Estaba delineado de una forma que me hacía acordar a Keith Richards, siempre arruinado y con un estilo despreocupado para tocar la guitarra. Pero también me gustaban mucho los solos de guitarra de Brad Whitford, y él tuvo una influencia directa –que nadie nota– en el modo en que toco. Y cualquiera que cante tiene que medirse con Steven Tyler.
El primer concierto que vi de Aerosmith fue en 1978. Estaban tocando en un festival junto con Van Halen: tocaban fuerte, y casi no podía reconocer las notas, pero fue la cosa más alucinante que jamás haya visto.
Cuando Aerosmith está en sintonía, es sólido como una roca. Guns n’ Roses fue invitado a abrir los shows de Aerosmith para la gira Permanent Vacation. Fuimos a la habitación de hotel de su mánager, y mientras él estaba en el baño pedimos un servicio de cuarto por mil quinientos dólares y destruimos el lugar. Pero debíamos gustarles mucho, porque nos contrataron igual, y desde entonces los conozco.
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