Kate Bush
Tras doce años de ausencia, la Señora volvió con todo por sus fueros
Canciones que mezclan a Elvis con Charles Foster Kane, y ranquean directamente en el Top 5 de ventas del Reino Unido. Temas de amor sobre el número pi, y también sobre un lavarropas. Tonadas que hablan sobre cómo volverse invisible, entonadas por una artista que tardó doce años en editar un disco. Baladas sobre su hijo (uno de los motivos de su ausencia), Juana de Arco y su madre. Una suite cuyo hilo conductor es la grabación del canto de un mirlo, y que incluye jazz, guitarras flamencas y fragmentos funkies. Un piano que influyó tanto a Tori Amos como a Björk, pasando por Stina Nordenstam, Fiona Apple y Victoria Williams, entre tantas otras, y a quienes, de alguna manera, les está dedicado este regreso. Melodías modernas y al mismo tiempo atemporales, con instrumentaciones dirigidas por Michael Kamen y la London Metropolitan Orchestra. Un talento sólo comparable con Rickie Lee Jones y Joni Mitchell. Un registro vocal intacto, que le permitió y le permite coquetear tanto con el avant garde como con la canción pop perfecta ("Wuthering Heights", "Babooshka", "Running Up That Hill" y ahora "King of the Mountain"). Todo esto y mucho más se puede encontrar en Aerial, la vuelta de Kate Bush a las grabaciones, en formato doble cd (uno de canciones con el subtítulo A Sea of Honey, y el otro conceptual llamado A Sky of Honey ). Sin pecar de hiperbólico, el regreso del año. ¿O es que a alguien le cabe alguna duda?