El Pablo Escobar de Javier Bardem y Fernando León de Aranoa pudo haber sido el primero. Pero resultó el último y tal vez haya llegado demasiado tarde, después de tantos y tantos retratos que el cine y la televisión hizo en los últimos años del más famoso y temible narcotraficante de la historia. A menos que Pablo Escobar: la traición (Loving Pablo), uno de los estrenos de este jueves en la Argentina, sea vista como una especie de síntesis o de compendio de todos los Escobar que ya pasaron por la pantalla. Y nos quedemos con Bardem como la encarnación definitiva del colombiano.
Hace ya un año, en el Festival de Venecia de 2017, Bardem confesó que le ofrecieron por primera vez interpretar a Pablo Escobar en 1998. En las dos décadas siguientes recibió varias más y se negó a todas porque le parecían superficiales. Mientras tanto, se iba convenciendo de que algún día le tocaría interpretar ese papel. "Pablo siempre había estado en construcción. Lo tenía ya bastante masticado y digerido", le dijo al diario El País durante la muestra. Lo que estaba esperando, según propia confesión, era alguien dispuesto a acercarse al personaje desde un lugar "de respeto" y lejos de cualquier mirada superficial o propia de una fábula.
Ese anhelo se hizo posible cuando se cruzó en el proyecto Fernando León de Aranoa, el director que hizo lucir a Bardem más que en ningún otro momento de sus comienzos con Los lunes al sol (2002). Indiferente a todos los otros Escobar que ya proliferaban por las pantallas y respondían a un interés creciente por conocer la vida y la obra del narcotraficante por excelencia, Aranoa avanzó con el guión y se aseguró el compromiso pleno de su amigo. Lo que necesitaba era una fuente diferente para abrevar en la historia. La consiguió a través del libro autobiográfico de Virginia Vallejo (Amando a Pablo, odiando a Escobar), la periodista y presentadora televisiva colombiana que ya tenía ganado un nombre en ese medio cuando conoció a Escobar.
"Quería estar seguro de que no había nada ni glamoroso ni icónico para decir de Escobar. Cuando filmamos en Colombia mucha gente se nos acercó para pedirnos que evitáramos la repetición de todas esas miradas ligeras a las que nos habíamos acostumbrado para hablar de Escobar. Nos decían que no querían que sus hijos repitieran esa historia", confesó Bardem a la cadena estadounidense NBC. La decisión de contar la historia a partir del libro de Vallejo terminó de convencerlo.
Estaba escrito que Penélope Cruz , compañera en la vida real de Bardem, iba a interpretar a Vallejo. "Virginia es muy distinta a Penélope y ahí la ves, en la pantalla, con la misma gestualidad y la misma manera de ella. Además, tiene escenas muy dramáticas, muy exigentes como actriz. Penélope construyó su personaje con mucha delicadeza", admitió el director ante la revista española Fotogramas. Dijo además que tanto él como sus dos actores principales decidieron asumir todos los riesgos de un proyecto que tenía mucho para decir y muy poco tiempo para llevarlo a cabo. "No había manera de parar a Pablo. Todo lo hizo en muy pocos años, y era muy joven cuando lo mataron con 44 años. En cierta manera, la manera de ser de Pablo Escobar hizo que nos lanzáramos a la piscina, que nos tirásemos los tres al ruedo", señaló.
Entre los riesgos que aceptaron, quizás el mayor para las expectativas del director y los actores fue el rodar la película en inglés. "Queríamos hacerla en español, pero las exigencias de la producción y del mercado lo impidieron. Desafortunadamente, cuando las películas extranjeras están hechas en otro idioma, en los Estados Unidos nadie las quiere porque dicen que nadie quiere tomarse el trabajo de leer los subtítulos. Decidimos entonces avanzar y hacerla en inglés, pero respetando en todo momento el sabor del lugar y del acento en el habla", dijo Bardem a NBC. Agregó que tanto él como el resto del elenco se preparó con dos entrenadores de dialecto. Uno se ocupó del acento de las clases populares de Medellín, la ciudad en la que Escobar forjó su imperio, y el otro se ocupó del acento bogotano propio de las clases más elevadas de Colombia. Pero no les quedó más remedio que hablar en inglés. La única excepción en el elenco central es Peter Sasgaard, el actor estadounidense que personifica al agente de la DEA que consigue transformar a Vallejo en una arrepentida durante su obsesiva búsqueda de Escobar.
Casi al mismo tiempo del estreno en la Argentina de Pablo Escobar: la traición, se conoció entre nosotros una nueva biografía del narcotraficante colombiano, esta vez escrita por Victoria Eugenia Henao, la mujer colombiana que se casó con Escobar cuando ella tenía 15 años y él 26, y que le dio sus únicos dos hijos. Henao está interpretada en la película de León de Aranoa y Bardem por la colombiana Judith Restrepo. ¿Habrá a partir de este testimonio un nuevo retrato de Escobar en el cine o en la televisión? Tal vez para muchos el Escobar de Bardem pueda ser el definitivo, pero seguramente no será el último.
Escobar, una obsesión de las pantallas
Andrés Parra: Fue el primer Escobar de esta última y reciente serie de películas y series, y uno de los más elogiados, en buena medida por su origen colombiano. Parra protagonizó a lo largo de 74 capítulos Escobar: el patrón del mal, una serie producida en su país natal por la red Caracol, en el que la vida del narcotraficante se enfoca desde una perspectiva más cercana a la telenovela tradicional. Realizada entre 2009 y 2012 y exportada a varios países, El patrón del mal también fue un éxito en la Argentina desde su estreno por Canal 9 en enero de 2014, con varias repeticiones.
Mauricio Mejía: También nacido en Colombia, este actor tiene la particularidad de haber interpretado a Pablo Escobar en varias oportunidades. Primero interpretó al narco de joven en El patrón del mal y más tarde retomó el personaje en otra serie colombiana, La viuda negra, dedicada a contar la historia de la ya fallecida narcotraficante Griselda Blanco. Luego le tocó hacer de Escobar dos veces más para el cine y la TV de los Estados Unidos. Primero en la película Solo en América, de Doug Liman, protagonizada por Tom Cruise, y luego en la serie de NetflixEl Chapo. Ambas fueron estrenadas en 2017.
Wagner Moura: Uno de los actores brasileños más reconocidos fue el rostro de Escobar durante las dos temporadas de la serie Narcos, popularizada por Netflix. La serie muestra la evolución del personaje y cómo se va convirtiendo de a poco en el amo y señor del tráfico de cocaína entre Colombia y Estados Unidos durante la década del 80, así como la lucha de la justicia y de la ley por impedir sus acciones. En un primer momento hubo objeciones al modo en que Moura interpretaba a Escobar sobre todo por el lado del acento, pero con el tiempo el actor de Tropa de élite se fue afianzando y al término de la segunda temporada el público y la crítica terminaron reconociendo su labor.
Benicio del Toro: El actor nacido en Puerto Rico ha dado sobradas muestras de lucimiento apareciendo en producciones importantes tanto en español (como cuando interpretó a Ernesto Guevara en el díptico de Steven Soderbergh) como en inglés. Para encarnar a Escobar en Paraíso perdido (2014), lo hizo en este último idioma y a partir de un relato de fantasía que giraba alrededor de un joven surfista de origen norteamericano (Josh Hutcherson) que termina casándose con una sobrina de Escobar y se ve envuelto en la vorágine criminal que afecta a esa familia. De todas maneras, recibió elogios por su porte físico y una manera de interpretar a Escobar que lo representaba casi como el mal absoluto.
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