Adicción al juego, problemas de salud y quiebra: el trágico e inesperado final de Los Tres Chiflados
Quienes interpretaron a Moe, Larry y Curly pasaron del éxito indiscutido a vivir graves problemas personales, a pesar de que siempre serán recordados como los miembros de uno de los tríos más graciosos de la televisión
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Uno de los mayores íconos de la comedia televisiva global cumpliría hoy 124 años. Ese emblemático corte taza y las constantes reprensiones a los otros dos integrantes del trío que implícitamente lideraba convirtieron a Moe Howard en un actor que bastaba -y basta aún- solo con verlo para largar una carcajada. Y aunque fue uno de los mayores impulsores del proyecto, la serie Los Tres Chiflados no sería nada sin los torpes y divertidos Larry y Curly.
Desde su emisión en 1923 y hasta 1970, Moe Howard y Larry Fine participaron de forma permanente de la comedia; la tercera pata del grupo, Curly, fue encarnada por diferentes actores: el hermano mayor de Moe, Shemp Howard, el menor, Curly Howard, Joe Besser y Joe DeRita.
Su humor se basaba en caídas, tropezones y hasta golpes en la cara entre los propios protagonistas. En resumen, en lo que se conoce como “comedia del slapstick”, que se traduciría en “payasadas”. Hacer el ridículo era el motor de este fantástico trío de clase trabajadora.
A pesar de parecer un show banal que solo buscaba apelar a la risa fácil, Los Tres Chiflados también tenía en cuenta la época en la que salían al aire. El máximo éxito lo consiguió bajo el ala de Columbia Pictures, entre 1934 y 1946, un período mayormente marcado por la Segunda Guerra Mundial.
Y si bien fueron demasiado jóvenes para enrolarse al Ejército de los Estados Unidos en la Primera Guerra y demasiado grandes para hacerlo en la Segunda, los integrantes del trío lanzaron más de una vez fuertes críticas al nazismo y a Adolf Hitler en sus cortos.
Asimismo, tal como dicta el sitio oficial de Los Tres Chiflados, Larry, Moe y Curly hicieron tours y shows en diferentes establecimientos del Ejército durante la Segunda Guerra Mundial. “Iban adonde se les pedía, en cualquier momento, y llevaban sus talentos únicos y un alivio de risa a nuestros hombres y mujeres que sirvieron con el uniforme en todas las unidades del país”, describe la página.
Moe, el líder de corte taza
Paradójicamente, Moe Howard, quien había nacido en la comunidad judía de Bensonhurst en las afueras de Brooklyn, sufría en su adolescencia de bullying por su particular peinado. Su madre le dejaba crecer el pelo para aprovechar su cabellera y armarle 20 perfectos bucles que le llegaban hasta los hombros, de acuerdo con lo que recordó el propio protagonista en su autobiografía.
Pero un día quiso terminar con las burlas que sufría por parte de sus compañeros y, en el baño del colegio, decidió cortarse los rulos, desembocando así en el emblemático corte taza que le daría una personalidad especial y tantos éxitos subsiguientes.
Si bien en la serie Moe era el que solía dar la mayor cantidad de palizas, él mismo admitió que sufrió en los rodajes rotura de costillas, contusiones, lesiones y todo tipo de golpes. “Por muy duro que parecía en las películas, me lastimaba más a menudo que Larry o Curly o que cualquier otro miembro del reparto”, planteó una vez.
El actor estuvo casi 50 años casado con la misma mujer, Helen Schonberger, con quien tuvo dos hijos, Joan y Paul. Su costado romántico lo expresó a través de los cientos de poemas de amor que le escribió a su esposa.
“Si bien papá era ansioso, impaciente, increíblemente involucrado con la actuación y tenía problemas de comunicación en el plano emocional, siempre supe que me amaba. Pero ese era un desafío para nuestra relación”, manifestó su hijo Paul después de su muerte.
Las características que mencionó su heredero combinan perfectamente con su adicción al cigarrillo, que lo terminó matando. Moe Howard murió de cáncer de pulmón el 4 de mayo de 1975. Su mujer partió el octubre siguiente por un paro cardíaco.
Sin embargo, además de tener su propia estrella en el Paseo de la Fama de Hollywood y una autobiografía que completó su hija después de su fallecimiento, Moe dejó en el público el recuerdo de un hombre que sacó millones de sonrisas con esa cara y ese estilo tan simpático que consiguió atravesar la pantalla de miles de hogares alrededor del mundo.
Larry y las pérdidas más difíciles de su vida
Larry Fine, cuyo nombre verdadero era Louis Feinberg, estaba casado con Mabel Haney, con quien tuvo dos hijos, Johnny y Phyllis. Era el único de Los Tres Chiflados que no formaba parte de la familia Howard cuando el grupo estaba conformado por Moe y Shemp, o por Moe y Curly. No obstante, era tal su buena relación que parecía un hermano más.
De pequeño estuvo al borde de la muerte, cuando a sus cuatro años casi toma ácido de un frasco, que su papá joyero utilizaba como para verificar la autenticidad de las alhajas. Se salvó porque su padre le arrebató el envase de las manos, que terminó derramándose en uno de sus brazos causándole graves heridas.
Si bien algunos médicos quisieron amputarle el brazo, la solución fue una cirugía con un implante de piel y ejercicios para recuperar, de a poco, la musculatura en la zona. Por esto, empezó a tocar instrumentos, convirtiéndose así en un excepcional violinista, y a practicar boxeo, hasta llegar a competir en peleas de federados.
Su carrera mutó hacia la actuación y su máximo nivel de popularidad lo consiguió con Los Tres Chiflados. Pero el mayor problema del “chiflado” de la pelada y los rulos era su afición por el juego. Más que afición era una adicción.
Quizás necesitaba refugiarse en algo para superar la pérdida de su hijo Johnny, quien murió a sus 24 años en un accidente de tránsito, y de su esposa, fallecida repentinamente seis años después que el joven.
Sus comportamientos ludópatas lo llevaron a terminar casi en bancarrota, según contaron el tercer miembro temporal del grupo Joe Besser y el director Edward Berns. Finalmente, Larry le dijo adiós a su carrera como actor en 1970, cuando una hemiplejía le invadió el cuerpo. Falleció de un derrame cerebral en enero de 1975, meses antes que su compañero y gran amigo Moe.
Curly, del éxito al triste final
Curly Howard ingresó al grupo cuando su hermano más grande, Shemp, dejó libre su lugar. Era el menor y admiraba a los mayores. Cuando le llegó la oportunidad de sumarse al trío, no dudó en afeitarse la cabeza y el bigote para ponerse en la piel del desopilante protagonista.
Como Moe, Curly supo aprovechar una desgracia personal para convertirla en una característica inigualable de su personaje. Si en pantalla rengueaba, no era intencional, sino que su dificultad para caminar se debía a que en 1915 se había disparado, sin querer, en el tobillo izquierdo con un rifle. Una desgracia “con suerte” que terminó aportando al show.
El menor de Los Tres Chiflados se casó cuatro veces y, tras su primer divorcio, empezó a engordar y desarrolló una grave hipertensión. A su vez, ya no se sentía atractivo para las mujeres, por lo que se inclinó por el alcohol y su vida comenzó a descontrolarse.
Ya no manejaba bien el dinero. Lo gastaba sin criterio en propiedades y autos para sus parejas. La hipertensión y la obesidad generaron un fuerte deterioro en su salud, que se vio manifestado a través del habla. Su voz ya no era la misma y hasta sus impulsos se habían vuelto más lentos. Curly estaba sufriendo pequeños derrames cerebrales.
Su sobrino e hijo de Moe, Paul, relató una vez: “Visitaba a Curly después de que se enfermó, pero no tan seguido. Un evento que nunca me voy a olvidar: Curly estaba cerca de morir, yo estaba a punto de cumplir 16 años. Lo visité en el hospital. Él estaba muy afectado por el derrame”.
“Cuando entré en su habitación, papá lo estaba cuidando como una enfermera. Curly movió la cabeza y cuando me vio trató de decirme algo pero no pudo. Las lágrimas empezaron a caerle por las mejillas. Fue un momento muy triste en la corta vida de un talentoso hombre”.
Murió a sus 48 años tras sufrir una hemorragia cerebral masiva. Curly, como Moe, Larry y todos los actores que pasaron por Los Tres Chiflados, dejó un recuerdo imborrable y un estilo característico de uno de los tríos más graciosos de la historia de la comedia.
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