A los 92 años, Nelly Prince canta tangos con su hija Cristina Banegas y sueña con volver a grabar un disco
Hace diez años Nelly Prince era una señora de ochenta y pico, con un gran pasado en la radio y la televisión y un berretín: cantar tangos. Más allá de algunas apariciones sobre los escenarios que no le implicaban mayor compromiso, tenía algo más para decir con esta música. Y un día su hija Cristina Banegas (que también tiene un gran currículum en la televisión, el cine, el teatro y la música) le propuso grabar un disco. Nelly como cantora y Cristina como productora. El disco se llamó Tarde, casi como un chiste por el hecho de que fuera el primer álbum tanguero de una señora de más de ochenta. Por supuesto, desde entonces cada una continuó en lo suyo. Nelly acaba de terminar las grabaciones para La Caída, una miniserie que se verá pronto por la TV Pública y luego en Netflix. Cristina está preparando una versión de Edipo Rey para el Teatro Cervantes.
En todo este tiempo madre e hija siguieron cantando. El año pasado compartieron Canciones bárbaras, con Rita Cortese, Y ahora, en el teatro familiar El Excéntrico de la 18°, Lerma 420, Cristina y Nelly cantan juntas en un espectáculo que llamaron Con aire familiar. Comenzaron un ciclo que se extenderán, en principio, hasta fines del próximo mes.
Porque todo está atravesado por la cuestión familiar. Hace unas semanas regresaron de un viaje que hicieron por el noreste europeo junto a Valentina Fernández de Rosa (hija de Cristina), que además es la productora del espectáculo que ahora están haciendo. Valentina está atenta a cuestiones técnicas del teatro y de a ratos escucha la charla y se ríe por los comentarios de su abuela.
"Cuando hicimos Canciones Bárbaras yo le avisé a Rita que iba a ser muy probable que ocurriera algo que matemáticamente ocurrió: la señora se iba a llevar la ovación de la noche –recuerda Cristina–. Y fue muy gracioso porque con Rita remábamos para que luego ella se nos llevara los mejores aplausos". Nelly se excusa con una breve frase: "Debió ser por el amor y por los años que tengo, que son muchos".
"Trabajar juntas es grato y en relación al tango tiene una característica particular: dos poéticas distintas. Yo con tangos muy viejos, de los primeros tangos del siglo XX y mamá con los que fueron compuesto a mediados. Alrededor de 1950; más o menos. A mi me gusta el tango de las pioneras. De esa articulación que dieron Rosita Quiroga, Azucena Maizani, Mercedes Simone. Creo que hay una tradición interesante en esa «actriz que canta tango»", dice.
–¿Se ven como continuadoras?
Cristina Banegas: –Yo sí, absolutamente.
Nelly Prince: –En eso no estamos de acuerdo. Por supuesto que las admiro. Mercedes Simone me gustaba. Pero me enferman los tonos agudos de otras. Cuando veo una película mía de hace años y escucho mi voz de pito me quiero morir.
Cristina Banegas: –Yo hablo de una articulación con esas mujeres argentinas y también españolas que venían desde finales del siglo XIX con las grandes compañías, con las zarzuelas; esas que eran tonadilleras, cupletistas, bataclanas.
Nelly Prince: –Hay que ver todo lo que han peleado para que la mujer tenga un lugar en el tango.
–¿En qué lugar del tango se ubican ustedes?
Nelly Prince: –A mi me pasa una cosa muy graciosa. Yo canto desde que tengo 2 años; canciones andaluzas. Mi madre era de Granada. Ella cantaba maravillosamente. No fue artista porque sus padres no la dejaron. Yo agarraba cualquier mantel, colcha o mantón de Manila, me lo ponía y empezaba a cantar frente al espejo. Nunca a media lengua. Siempre fui un monstruito, desde muy pequeñita. A los 6 años comencé a trabajar en La Pandilla Marilyn de Radio Belgrano y empecé a estudiar con Fanny Day, directora del coro estable de El Mundo. Después hice comedias musicales y lo gracioso es que a los 16, en el Teatro El Nacional, con Alberto Castillo y Olinda Bozán, tenía que cantar un tango y no me gustaba para nada. Alberto me decía aquello que también decía Troilo: "Ya te va a encontrar el tango". Y hoy me apasiona. Algunos dicen que es después de los 40. A mi me agarró antes. Empecé a valorara a los maravillosos poetas y músicos.
Cristina Banegas: –A mi me enganchó de chica. Teníamos la costumbre de cantar en las fiestas familiares. Mi padre era muy cantor. Cantábamos cuando íbamos a Mar del Plata en el Borgward Isabella, un coche alemán que andaba como a 100 kilómetros. "Te apuesto a que no me pasa ni un solo coche", me decía, e íbamos cantando todo el viaje, los 400 kilómetros.
–¿Compartir el escenario es una especie de ritual familiar como viajar? ¿Cuál fue el último?
Cristina Banegas: –Hace poco hicimos con Valentina, las tres generaciones, un viaje por el Mar Báltico, Letonia, Lituania, Varsovia, Cracovia, Viena, Praga y Budapest. Extraordinario.
Nelly Prince: –Una de las cosas que me sacó de mi profesión fue mi marido. Por celos. Sabía cuando había viajes maravillosos y yo me enganchaba. Y soy alma de valija. Tanto es así que el año pasado me fui a Jordania y a Dubai. Viajar es otro de mis amores. El más grande es mi profesión. Terminé la semana pasada de grabar para televisión. Eso me da mucha alegría. Es una miniserie con Mario Segade y un elenco divino. Es un personaje precioso. Estoy muy feliz, es como un milagro. Hace tres o cuatro años hice Televisión por la Identidad. Y ahora pensamos, si tenemos un teatro acá [ El Excéntrico], ¿por qué no lo aprovechamos y volvemos a cantar? Hace diez años, después del disco, nos fue de maravillas juntas.
–¿Piensan volver a grabar?
Cristina Banegas: –Por el momento no. Pero no le des ideas por favor.
Valentina Fernández de Rosa: –Yo como productora general te puedo decir que siempre existe esa posibilidad.
Nelly Prince: –Te imaginas que felicidad sería. Yo cumplí con el deseo de mi madre de lo que no pudo ser. Una de las cosas que yo no logré es hacer todo lo que hizo este monstruo que es mi hija. Medea y todas las grandes cosas que ha hecho. La señora Macbeth la vi 16 veces.
–¿Algún descargo?
Banegas: –No hablaré si no es en presencia de mi abogado. [se ríe]
Del teatro a la pantalla chica
Cristina Banegas está preparando una versión de Edipo Rey, de Sófocles, para estrenar en abril o mayo del año que viene, en la sala María Guerrero del Teatro Nacional Cervantes. "Y armé un gran equipo –dice sonriente–. Me basé en la adaptación de Alberto Ure o sea que esto también va a ser un homenaje a él. Es un enorme placer trabajar con semejante texto. Trabajamos un año y medio sobre el texto, palabra por palabra. Hice con Ure, hace treinta años, Antígona. Hace seis Medea y ahora Edipo. Tengo un amor especial por la tragedia griega y por ese mundo tan diferente a nuestro siglo XXI".
Nelly terminó de grabar para La Caída, serie que se estrenará próximamente en la TV Pública y luego llegará a Netflix. Se supo que su trabajo gustó mucho y que su participación se extendió a varios capítulos más de los previstos inicialmente en el guión. "Son unos divinos. No sabés la felicidad que me han dado. Teníamos un viaje en el medio, pero no tuvieron problema. Nos fuimos y seguimos a la vuelta. Se han matado de risa conmigo", dice Nelly.
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