A los 74 años, murió ayer Carlos Estrada
Se destacó en el cine, el teatro y la TV
Carlos Estrada -que falleció ayer a los 74 años en la Clínica de la Esperanza, de esta capital, como consecuencia de un problema cardiovascular- transitó en su larga carrera artística por el cine, el teatro, la radio y la televisión. Y lo hizo con una absoluta capacidad que le permitió adentrarse en personajes dramáticos y de comedia, a los que él les supo otorgar su sello distintivo de simpatía y señorío.
Había nacido como Jorge Demetrio Otero en Buenos Aires, el 22 de octubre de 1927. En su adolescencia estudió en el Teatro Labardén e integró diversos elencos vocacionales. Debutó en el circuito profesional formando parte de la compañía de Eva Franco, en el teatro Ateneo, y durante su prolongada carrera intervino en gran cantidad de piezas escénicas.
Antes, siendo todavía un niño, fue requerido por el director Luis Saslavsky para una pequeña parte en el film "La casa del recuerdo", de 1939.
La apostura de Carlos Estrada y su desenvoltura como pequeño actor le permitieron, ese mismo año, acceder a una pequeña participación en "Fragata Sarmiento", film de Carlos Borcosque. Luego de finalizar el bachillerato en el colegio Mariano Moreno, fue empleado público en distintas reparticiones y, paralelamente, inició estudios en el Seminario de Arte Dramático, dependiente del Teatro Nacional Cervantes, y los continuó en el Instituto Latinoamericano de Teatro y en el Instituto Superior de Enseñanza Radiofónica (ISER). De él egresó con el Premio Nacional de Interpretación, lo que le posibilitó ingresar en el elenco de Las Dos Carátulas, programa de Radio del Estado en el que permaneció durante cinco años.Su contacto con la cinematografía argentina se reanudó tras rendir una prueba para el productor David Cabouli, que le ofreció un contrato para tres películas. La primera de ellas fue "Su seguro servidor". Convertido en un actor de cada vez más creciente popularidad, Carlos Estrada alternó su tarea cinematográfica con la teatral.
La pantalla grande lo convocó para "La delatora" (1955), "Pecadora", "Los maridos de mamá", "Alejandra", "Catita es una dama", "Estrellas de Buenos Aires" y "Oro bajo", todas de 1955, y un año más tarde se lució en "Procesado 1040", de Rubén W. Cavallotti (1958). Pero su talento interpretativo se puso de manifiesto en 1961 con dos films que impusieron su recia personalidad: "Hijo de hombre", dirigida por Lucas Demare, y "El rufián", de Daniel Tinayre.
De la Argentina a España
Poco después volvió a cumplir meritorios trabajos en "La fidelidad", de Juan José Jusid (1970), y en "Paño verde", de Mario David (1973). A mediados de la década del sesenta se radicó durante varios años en España junto a su esposa, Erika Wallner, y allí protagonizó, con Aurora Bautista y con la dirección de Miguel Picazo, "La tía Tula", una de sus más brillantes labores para el séptimo arte. Desde ese momento la carrera artística del actor se dividió entre aquel país y la Argentina.
En tanto, y en su retorno al teatro, se lució en obras tan importantes como "Cherie", de Colette; "No se puede pensar en todo", de Alfredo de Musset; "Viaje de un largo día hacia la noche", de Eugene O´Neill; "Dulce pájaro de juventud", de Tennesse Williams; "Divinas palabras", de Ramón del Valle Inclán; "Delicado equilibrio", de Edward Albee; "Capítulo segundo", de Neil Simon; "La malquerida", de Jacinto Benavente y "El conventillo de la Paloma", de Alberto Vacarezza.
La televisión le brindó oportunidades en diversas series y telenovelas, y el cine renovaba su presencia con "Los médicos", "Los drogadictos", "Queridas amigas", "Sin querer queriendo"; "El cóndor de oro" y "Comisario Ferro" (1988), que sería su último film.
En 1982 estuvo de vuelta en los escenarios con "Canción de cuna", de Gregorio Martínez Sierra y "El taller del orfebre", de Karol Wojtyla, y en 1986 actuó en "Don Basilio mal casado", de Tulio Carella. El año último animó un espectáculo teatral en Mar del Plata, y en los últimos tiempos dirigía, junto a Erika Wallner, una escuela de arte escénico. Sus restos no serán velados y mañana, a las 11, recibirán sepultura en el Panteón de Actores de la Chacarita.
Con aires de París
- Carlos Estrada supo ganarse buena parte de su popularidad gracias a sus apariciones televisivas, que se hicieron frecuentes en telenovelas y adaptaciones de grandes obras de la literatura argentina, como "El conventillo de la paloma". Según se relata en el libro "Estamos en el aire", Estrada debutó en TV en 1953, como parte del elenco de "París es siempre París", ciclo de estampas musicales que pusieron en el aire los recordados Tatave Moulin y Maurice Jouvet.