30 años después: qué hacen los protagonistas de Jugate conmigo que dejaron de actuar
El programa creado y conducido por Cris Morena en los años 90 marcó la vida de su elenco, aunque muchos terminaron lejos de las cámaras
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Se cumplieron 30 años de la primera emisión de Jugate conmigo y el recuerdo de aquel programa que se emitía en la pantalla de Telefe por las tardes continúa intacto. El ciclo conducido y creado por Cris Morena acompañó a los adolescentes argentinos durante cuatro temporadas, terminó de consolidar el nombre de Romina Yan en el mundo de la actuación y fue también muy importante en las carreras de Luciano Castro, Michel Brown y Hernán Caire.
Sin embargo, mientras que para algunos protagonistas fue el puntapié de una larga trayectoria frente a la cámaras, otros se alejaron y se dedicaron a oficios y profesiones de menor exposición.
Eric Grimberg, el actor que dejó todo para hacerse cargo de la empresa familiar
Grimberg tenía 18 años cuando empezó a trabajar en Jugate conmigo. Fue el comienzo de una carrera como actor que lo llevó a participar participar de algunos elencos muy exitosos: después del programa de Cris Morena, pasó por Brigada Cola, Montaña rusa y Los ángeles no lloran. “Realmente no fue una decisión dejar la actuación, se dio así”, le dice el actual director de Grimberg Dentales a LA NACIÓN. Hoy, quien supo ser el galán de algunas de las tiras más famosas de la década de los 90 está al frente de la compañía familiar, dedicada a comercializar insumos dentales.
El empresario de 50 años recuerda con cariño su etapa en las pantallas, que le dejó algunos aprendizajes. “Fue mi primer trabajo formal y me enseñó muchísimo sobre cómo ser profesional y adquirir responsabilidades”, asegura. Aunque su vida parece haber dado un giro de 180 grados, para Grimberg aquel momento de fama no es tan diferente a lo que transita hoy: “La única diferencia entre uno que es famoso y uno que no es que, de los primeros, la gente sabe más. Después, sigue siendo un trabajo. Al menos yo siempre me lo tomé así”. Hoy, Eric reparte su tiempo entre la empresa y su familia: está casado y tiene dos hijos. Jugate conmigo, para él, es una experiencia que de tanto en tanto revive en conversaciones con Carla Mendez y Hernán Caire, los dos compañeros con los que mantuvo el contacto de aquella época.
Carla Mendez y su presente tras bambalinas
Carla Mendez fue parte de Jugate conmigo casi por accidente. Todo comenzó cuando su hermana menor, todavía una bebé, participó de una publicidad. “Cuando fuimos a la agencia a hacer un trámite posterior, me encontré a Cris Morena”, cuenta a LA NACIÓN. La productora se le acercó y le ofreció directamente ser parte de un proyecto nuevo. Carla aceptó, aunque debió pasar un casting con varias etapas, como todos los demás. “Lo más extraño fue en mi colegio: era una escuela muy libre y yo desarrollé una mirada política con la institución y con la educación, así que era la delegada mientras actuaba en Jugate conmigo, que no tenía nada que ver con el ámbito de mi escuela”, relata. “En un momento empezaron a salir las promociones y mis compañeros me reconocían. Yo les decía que no, que era otra negra, que para ellos todas las negras son iguales, hasta que lo tuve que contar”.
Cuando hizo las paces con ambas facetas, la de su actividad política estudiantil y la de su trabajo en la tele, todo resultó mejor de lo esperado. “Me daba vergüenza, pero mis compañeros lo entendieron bien y Cris, cuando se enteró que estaba en el centro, nos dio espacio en TV para difundir algunos de nuestros reclamos”.
Después de su paso por Jugate, Carla vivió afuera y trabajó como modelo. Recorrió el mundo con su trabajo en la industria de la moda y, una vez que las cosas empezaron a marchar bien afuera, empezó a recibir ofertas en el país. Su primer empleo como vestuarista, su rol actual, vino de la mano de Susana Pérez Amigo, a quien había conocido en el programa: le ofreció trabajar con Bandana y en la segunda edición de Popstars (de la que salió la banda Mambrú). De ahí en adelante, se volcó al vestuario y hoy es jefa de ese área en Canal 9. “Trabajé en todos los canales y para muchísimas productoras del exterior en proyectos gigantes como Latin American Idol. Es mi orgullo decir que hoy hago lo que me gusta”, señala.
Gisela Rietti, del set de TV a la gastronomía
“Para mí, Jugate conmigo es un recuerdo hermoso. Jamás tuve rollo con eso y no pasa una semana sin que me lleguen mensajes de fanáticos o gente que te escribe para ver si sos vos. No me molesta para nada, al contrario, no hay nada más lindo que el cariño de la gente”, le dice a este medio Gisela Rietti, que también protagonizó Montaña rusa. Rietti tenía 16 años cuando decidió ir a Telefe a dejar su material: una foto casera y una hoja que la describía. Esa misma tarde la llamaron: “Yo estaba en las nubes, todo era una locura”.
De ese momento, se acuerda que las primeras veces en que se reconoció famosa sintió mucha vergüenza. El boom de Jugate hizo que no solo empezara a firmar autógrafos y a tomarse fotos con desconocidos por la calle: la obsesión de los adolescentes con el equipo que había formado Cris Morena era algo extraordinario, nuevo en la televisión argentina. “En esa época venían canales de TV a la escuela, filmaban ‘un día con Gisela’, nadie entendía nada y yo menos”, repasa Rietti. Además de Jugate y Montaña rusa, la actriz participó en las tiras Quereme, Dejate querer y De corazón. Luego, tuvo una temporada de papeles en producciones de Pol-ka: estuvo en un capítulo de Poliladron, fue la amiga de Laura Azcurra en Campeones de la vida y participó de un capítulo de Verdad Consecuencia.
Su vida, hoy, está lejos de las cámaras aunque no por voluntad propia. “Me encantaría volver a trabajar en televisión”, expresa. En los últimos años, Rietti participó de Bollywood, la obra de José María Muscari, en la que interpretó a una actriz que tuvo fama en los 90. Después, estudió el profesorado de actuación, trabajó como empleada en una productora de seguros y acompañó a su esposo en un emprendimiento familiar, Las pizzas del virrey, un servicio de catering para eventos. Con la pandemia, el negocio mutó a la venta de pan: hoy ambos trabajan en Pancito, su propia tienda de panes caseros.
Mariana Perrella, de la tribuna de Jugate a vivir en Bolivia
Igual que le pasó a otros de sus compañeros, Mariana Perrella llegó a Jugate conmigo después de ser abordada por Cris Morena. Ella estaba en la tribuna del programa cuando la productora se le acercó y le propuso que lleve algunas fotos al canal, ya que el elenco se estaba renovando.
“Jugate fue una de las etapas más lindas de mi vida, era tocar el cielo con las manos: tenía 25 puntos de rating, era un éxito absoluto y nosotros lo tomábamos como un trabajo pero que nos divertía muchísimo”, cuenta Perrela a LA NACIÓN. “Fue una etapa en la que hicimos muchos amigos con los que todavía nos mantenemos en contacto”, suma. En particular, el ala femenina del grupo se mantiene muy unida a través de videollamadas periódicas. Actualmente, Perrella vive en Santa Cruz de la Sierra, en Bolivia, donde fundó una empresa junto a su marido. “Vinimos con la idea de estar un par de años y volver, pero nos fuimos asentando”.
A la distancia, Mariana destaca el impacto de Jugate en los jóvenes. “Me impresionaba muchísimo que, en un momento, los fans habían descubierto dónde vivía y llegaban muchísimas cartas, banderas y peluches, que mi mamá todavía tiene guardados”, recuerda. “O bajabas al kiosco y, de repente, te encontrabas un grupo esperándote para saludarte. Todo era loquísimo”.
Mariano “El Chino” Fernández y su trabajo como productor
Conocido como “El Chino”, Mariano Fernández fue otro de los galanes de Jugate conmigo. De un momento a otro, pasó de ser un adolescente con una vida mundana a llenar estadios y firmar autógrafos por la calle. Como sus compañeros, en la producción de Cris Morena debió demostrar múltiples destrezas: “Hacíamos de todo sin ser grandes artistas. Cantábamos, bailábamos, actuábamos”, le dijo Fernández a Paparazzi.
Igual que Grimberg y Rietti, tras el éxito del programa, el actor pasó por otras tiras que se convirtieron en clásicos de la televisión argentina como Chiquititas, Montaña rusa, Segunda vuelta y Los buscas de siempre. Tras una larga temporada de fama, decidió migrar al otro lado de las cámaras y continuar su trabajo en la industria audiovisual. Ahora, “El Chino” está en Revolución, la empresa de Armando Bo que produjo decenas de publicidades, además de dos películas: El último Elvis (2012) y Animal (2018).
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