10 añosEl último moderno
El lunes próximo se cumplirá una década de la muerte de Federico Moura, el líder de Virus, la banda que, junto con Soda Stereo, revolucionó la estética rockera de los años ochenta con su mezcla de pop, glamour y cuidado escénico
Diferente, provocador, único, seductor, carismático, intenso, moderno e inquieto son sólo algunos de una extensa lista de adjetivos con los que críticos y público han intentado en vano, a lo largo de casi veinte años, describir la figura de Federico Moura.
Un artista que desde su papel de cantante y líder indiscutido de Virus -grupo platense que revolucionó en la Argentina la estética rockera a principios de los 80- llegó a ocupar un lugar de privilegio en la historia del ecléctico movimiento musical que se gestó a la sombra de la floreciente democracia.
El lunes se cumplirán diez años de su muerte y, muy a pesar de aquella frase que asegura que el tiempo cura las heridas, la figura de Federico ha sido, y muy probablemente lo sea por siempre, irreemplazable para el rock argentino.
Si bien Virus formó parte de esa ola de bandas creativas que pululaban por los bares y pubs de Buenos Aires en los primeros años de la última década -y que ya en 1985 comenzaron a masificarse-, Federico, como protagonista de una de las tantas injusticias que ocurren aquí y allá, tuvo su mayor reconocimiento después de muerto.
"En vida fue un tipo muy resistido -recuerda para La Nación su hermano menor y actual cantante de Virus, Marcelo Moura-, apenas lo empezaron a reconocer cuando se enfermó, uno o dos años antes de que falleciera. Ahí fue cuando le reconocieron cierta forma de ser y la actitud que tuvo frente a la música. Hasta ese entonces había sido un tipo reprobado y agredido, especialmente por la prensa."
Esos raros peinados nuevos
Según Marcelo, las críticas golpeaban duro a Federico, "porque toda la gente que modifica algo o que se juega con una postura es blanco tanto de críticas buenas como malas. Si él fue blanco de críticas fue porque en algún punto movió algo, movió esquemas. La música de Virus, en general, sacudió lo establecido. De todas formas, me parece que lo peor es la indiferencia, y en ese sentido su figura no pasó inadvertida en ningún momento".
La historia de Virus comienza a fines de los 70, cuando el joven carilindo de la familia Moura, después de viajar por Europa, decide irse a vivir a Río de Janeiro. "Federico era muy desapegado, muy solitario. Vivió solo desde muy chico, viajó por el mundo durante mucho tiempo y tenía un gran desapego, no por falta de amor sino por la idea misma de vivir su vida", cuenta Marcelo.
Por ese entonces, dos de sus hermanos, Julio y Marcelo, formaron Virus en su ciudad natal, La Plata. "El grupo sonaba como una aplanadora -recuerda Marcelo-, pero en la voz teníamos a una chica que no se la bancaba, nuestra música la pasaba por arriba. Entonces, con Julio decidimos ir a buscar a Federico. Fuimos a Brasil, le mostramos un cassette con canciones como "Wadu-Wadu" y "Soy moderno" y aceptó de inmediato la propuesta." La primera presentación importante de Virus fue el 21 de septiembre de 1981, en el festival Prima Rock, junto a artistas de la talla de Nito Mestre, Spinetta Jade, Punch y Dulces 16, entre otros. Durante su set, la banda -y especialmente Federico- debió esquivar los naranjazos y botellazos que les arrojaron, con asombrosa constancia, desde el público. Virus, con sus peinados nuevos y sus ropas extravagantes, era demasiado moderno para la época. "Todos en la banda, y sobre todo Federico, tuvimos la suerte de viajar mucho y por eso teníamos una información mayor que la de los músicos de la época -rememora Marcelo-. Por ejemplo, en ese festival, antes de salir a tocar, estábamos todos con un afinador de guitarra y los músicos nos trataban de sordos. Hoy, no hay músico que no tenga un afinador. Lo mismo sucedió con un montón de cosas. Desde los peinados, por lo que nos acusaban de superficiales, hasta las performances de travestismo que hizo Jean-François Casanovas en algunos de nuestros shows".
Rock y algo más
"El tema pasaba porque considerábamos que había un montón de elementos utilizables, de canales de expresión, más allá de la música, que pueden acompañar al rock. Nosotros los usábamos y eso marcaba una inquietud de trabajo. En ese sentido, Federico fue muy fuerte. Venía de tener negocios de ropa con todas cosas diseñadas por él, muy vanguardistas. Siempre tuvo contactos con la moda, eran elementos que él sabía usar y los poníamos a disposición del espectáculo." Federico, entonces, fue el nexo entre la banda y lo que podría denominarse la elite vanguardista porteña: Roberto Jacoby para colaborar en las letras, Jean-François Casanovas y Renata Schussheim para las puestas en escena, Lorenzo Quinteros para la dirección del espectáculo. Así, artistas de distintos orígenes se concentraron en los shows de Virus, transformándolos en centro de atención indiscutible.
De aquellos recitales que el grupo suele recordar como "los partidos de voley" -seis arriba del escenario y seis abajo-, a los multitudinarios conciertos de presentación del álbum "Locura" -aquel que incluía hits como "Una luna de miel en la mano", "Pronta entrega" y "Destino circular", entre otros- pasaron sólo tres años.
Para ese entonces, el magnetismo y la fuerza que derrochaba Federico arriba del escenario había hipnotizado a todos por igual. "El tenía una personalidad muy fuerte y físicamente era un tipo muy lindo -asegura Marcelo-. Me acuerdo de que cuando yo era chico y él tenía 18 o 20 años, tenía las novias más lindas de La Plata. Era un tipo con mucha pinta, con unos ojos verdes gigantes, rubio... Un tipo sumamente atractivo. Y arriba del escenario, sabía utilizar como nadie todos esos atributos. El Federico de "Luna de miel", que fue el más recordado, el más popular, tenía siete años arriba de un escenario y manejaba los guiños de la seducción a la perfección".
Los últimos días
Más allá de su inigualable histrionismo escénico y del glamour con que impregnó al rock local, Federico también brilló debajo del escenario. Su lucha contra la enfermedad que lo acosó durante los últimos dos años de vida -época en que las siglas SIDA eran todavía una incógnita para la sociedad argentina- fue ejemplar.
"A pesar de todo, él conservó su grandeza durante toda su enfermedad, que fue muy pero muy pesada -ratifica Marcelo-. Casi dos años que fueron un calvario y el tipo tenía una grandeza y un estado que uno decía cómo hace, cómo no se va a la m... Cuando recuerdo a Federico, lo recuerdo como un tipo muy intenso, muy recto, muy limpio y muy talentoso."
Se habló y se escribió mucho acerca de sus últimos días, e incluso los malpensados y retrógrados de siempre insinuaron un siniestro complot para que nadie se enterara de lo que le ocurría.
Diez años después, su hermano Marcelo piensa que es un buen momento para dejar en claro ciertos puntos. "La enfermedad de Federico se manifiesta puntual y de forma definitiva cuando estábamos grabando "Superficies de placer", en Brasil. Ese disco fue terrible y, paralelamente, a mí es el que más me gusta porque lo vi a él cantar en un estado así... alguien que se iba a morir y cantaba una canción dramática, era algo muy fuerte. Las situaciones que se vivieron fueron realmente intensas".
La última pelea
Luego, su estricta visión de profesionalismo hizo que saliera de gira y actuase hasta con cuarenta grados de fiebre. "A partir de ahí, cada vez iba quedando más postrado, más en cama, perdiendo más peso y proporcionalmente disminuyendo su capacidad artística en el sentido de que cada vez necesitaba más energías para pelear con lo que él, hasta el último momento, peleó. No es que no lo aceptara, sino que quiso luchar hasta el final. Siempre estaba la esperanza de que se inventara alguna vacuna, algún remedio, algo." "Cuando él se enfermó, inmediatamente se pasó el rumor, y lo empezaron a llamar fans por teléfono que lloraban y le pedían que no se muera. Y eso era algo muy pesado porque bastante tenía con su lucha personal y encima tener que bancar a personas que le lloraban por teléfono. Entonces nos dijo: "Lo único que les pido es que se mantenga en el secreto mayor posible, solamente por el hecho de que no quiero que me llame la gente. No estoy con las fuerzas como para soportar eso". Obviamente, ante un pedido así, todo el mundo lo entendió y actuó en consecuencia.
"Después de que falleció -continúa Marcelo-, salió una gran nota en la revista Pelo escrita con muy mala leche por un periodista que ahora trabaja en una compañía discográfica, donde decía que los hermanos y los familiares ocultaron la enfermedad de Federico por vergüenza. Uno, con todo lo que vivió... Fue también algo muy injusto para mi vieja, que estaba todo el día al lado de Federico y que tuvo que leer una nota que llegaba a miles de personas y que aseguraba que ella tenía vergüenza de su hijo. Dijeron muchas cosas ingratas de Federico y creo que él, como mínimo, se merecía cierto grado de respeto".
Una década más tarde, y más allá de gustos musicales, no hay quien pueda negar su aura, su magnetismo, su fuerza, su encanto, su peculiar forma de quebrar estereotipos. Así lo recordará por siempre la historia rockera, la misma que se benefició con su sola presencia arriba de un escenario.
Un ídolo, en cifras
- 9 es la cantidad de discos que grabó Virus a lo largo de su carrera. Federico Moura participó de todos menos del último, que marcó el regreso del grupo y que se editó este año con su hermano Marcelo como cantante.
- 1981 fue el año en que salió a la calle "Wadu Wadu", el álbum debut del grupo platense, que incluía canciones como "Soy moderno, no fumo", "A mil" y "Loco Coco".
- 1985 fue el año en que Virus logró su mayor popularidad: su disco "Locura" vendió más de 60 mil copias.
- 6 fueron los integrantes originales de la banda: Federico, Marcelo y Julio Moura, Mario Serra, Quique Muguetti y Ricardo Serra.
- 21 de mayo de 1988 fue la fecha en que Virus ofreció su último concierto con Federico como cantante, en el teatro Fénix.
- 3 de junio de 1989 fue la fecha en que se realizó la presentación de "Tierra del Fuego" ya sin Federico. A manera de homenaje, tocaron como invitados Charly García, Luis Alberto Spinetta, Gustavo Cerati, Andrés Calamaro y Fito Páez, entre otros.
Virus abrió el camino
Sin lugar a duda, Virus quebró varios de los tópicos estandarizados del rock argentino en la década del 80. Sus actuaciones, sus irónicas y desenfadadas letras y su modernidad en general abrieron un espacio que hasta el momento estaba cerrado en el movimiento rockero.
Según las palabras de Marcelo Moura, "el rock surgió como una alternativa marginal; entonces, esa misma marginación no le permitía una conexión con el resto de la sociedad. El rock era como privativo de clases bajas o marginadas. De golpe aparecimos nosotros y descontracturamos todo eso. Toda nuestra familia y la gente de Virus tenía muy buena educación, estudiamos en un colegio nacional, muy intelectual. Todo eso no cerraba mucho en nosotros como rock. No estábamos dando la típica imagen de lo que era el rock & roll".
Pero, asimismo, permitió la integración del rock con otros medios artísticos y Virus se transformó en el abanderado de un estilo sin precedente en la Argentina y sin ningún tipo de estereotipos. Con ese potencial y ayudado por la situación externa que se vivía en el país con la llegada de la democracia, la banda platense comandada por el impredecible Federico Moura logró cambiar los parámetros hasta el momento establecidos. Después de Virus ya nada fue igual para las huestes del rock local.
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