Yanis Varoufakis: “Europa está perdiendo su alma en Palestina, nos ven como un mal para el planeta”
En una entrevista con LA NACION, el ministro de Finanzas griego y actual líder del partido MERA25, abordó varios temas económicos y políticos, destacó su visión crítica del capitalismo y el surgimiento de lo que él llama “nubelismo” o “tecno-feudalismo”
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ATENAS.- Una década después de haber hecho temblar a los mercados y a Bruselas como ministro de Finanzas griego, Yanis Varoufakis (Atenas, 1961) todavía causa revuelo con sus palabras. Lo hace en Grecia, pero todavía más fuera de sus fronteras. Desde su plaza de catedrático y como líder de un nuevo partido, MERA25, Varoufakis sigue defendiendo lo mismo que cuando estudiaba en Essex, una alternativa al capitalismo dominante, cuando pocos todavía abogan por ello. Quizás por eso, se ha convertido en un intelectual de referencia en la izquierda europea. Aunque para los menos politizados, Varoufakis será siempre el marido de Danae Stratou, la mujer que inspiró la célebre canción “Common People” de Pulp.
-En su último libro defiende una tesis provocadora: el capitalismo estaría muriendo a manos del “nubelismo”. ¿La puede desarrollar?
Mi tesis es que el capital ha triunfado hasta tal punto que está mutando en algo nuevo, que es lo que llamo “nubelismo” [cloudalism, en inglés]. Es un proceso parecido al que pasa con los virus muy poderosos, que pueden mutar y acabar matando al organismo que lo transporta, como hace el ébola. Así, el “nubelismo” está matando al capitalismo.
-Pero, ¿en qué consiste el “nubelismo”?
Estamos frente a un nuevo modo de producción, el tecno-feudalismo, La principal diferencia entre este y el capitalismo es que en el capitalismo la lógica del mercado regía todos los intercambios, tanto para la mano de obra como los empresarios. Ahora tenemos plataformas digitales que no son mercados, aunque hay relaciones comerciales que tienen lugar en su seno, como pasa en Amazon, Uber. La plataforma es propiedad de una persona o un grupo, por tanto, ellas poseen el mercado entero.
-¿Pero esto no sería un monopolio tradicional?
No, porque en el capitalismo, nadie poseía el mercado, incluso en el caso de que hubiera un monopolio. Además, el capitalismo daba beneficios a partir de crear cosas, había fábricas, trabajadores, servicios. En el tecno-feudalismo, gente como Jezz Bezos, los “nubelistas” se embolsan la renta, como hacían los señores feudales, sin producir nada. Y lo hacen con todos todos nosotros, incluso de los capitalistas que venden cosas en sus plataformas. Y esto ha cambiado el mundo en el que vivimos.
-¿Y cómo se puede luchar contra este tecno-feudalismo?
Tenemos que luchar con mayor intensidad. Yo soy anticapitalista, pero esto es peor que el capitalismo. La lucha es aún más difícil porque el poder está más concentrado de lo que estaba en el capitalismo de los monopolios. El debate está envenenado porque tiene lugar en las mismas plataformas de los “nubelistas”. Vivimos nuevas formas de explotación. Los jóvenes sobre todo, que crean valor para los “nubelistas”, a partir de sus fotos, comentarios, etc, y lo hacen voluntariamente. Trabajan gratis.
-¿Y cuál sería la solución para terminar con ellos?
Hay que socializar estos nuevos medios de producción. Por ejemplo, Uber, ellos no tienen coches ni trabajadores, solo les explotan a los conductores y a los consumidores. En lugar de esto, la plataforma podría pertenecer a los propios trabajadores o a una institución pública. No estoy en contra del “nubelismo” en sí, sino de quien lo controla.
-Como se trata de empresas globales, ¿cuál debería ser el ámbito de lucha, la Unión Europea?
Sí, y por eso nosotros lo llevamos en nuestro programa para las elecciones del 9 de junio. Este es el talón de Aquiles de Europa. El mundo entero está bajo el control de estos “nubelistas”, y en Europa lo sufrimos más porque ni tan siquiera tenemos “nubelistas” europeos. No hay un Google, Tesla o Facebook europeo. Por eso, somos un continente fracasado, somos irrelevantes, tecnológicamente subdesarrollados, fragmentados políticamente, estratégicamente ausentes … Los “nubelistas” se concentran en dos países, EEUU y China, por eso tenemos una nueva Guerra Fría. Europa solo sigue ciegamente lo que le marca EEUU.
-¿Ante tanta impotencia europea, tiene sentido votar en las próximas elecciones?
Sí. Como a Europa le han hecho tanto daño los que mandan, tenemos que derrocarlos. Hay que echar a Von der Leyen, es una genocida fracasada, un travestido de lo que debería ser una presidenta de la Comisión. Hemos de lograr que no sea reelegida.
-Con la perspectiva del tiempo, ¿cómo valora las medidas de austeridad que trajo la crisis financiera del 2008?
Fue un desastre. Entonces, todos los bancos colapsaron, sobre todo los españoles, pero también Wall Street. Los bancos centrales y nuestros gobiernos practicaron una especie de socialismo en favor de los banqueros: les dieron 36 billones, y practicaron austeridad para el resto. Aquellos fondos acabaron en los bolsillos de las grandes corporaciones, que los malgastaron. Se los quedaron y no los invirtieron Si esos billones se hubieran invertido en la transformación verde de nuestra economía y en promover nuevos trabajos verdes, estaríamos mucho mejor, sería otra Europa. Por eso, como resultado de esa falta de inversión, ahora estamos por detrás de EEUU, China e incluso la India.
-Pues de cara al año que viene, Bruselas recupera las normas de austeridad obligatoria, pero con más flexibilidad...
Si, tendremos una especie de austeridad light. Esto es un camino hacia un mayor estancamiento. Y con eso, veremos un mayor aumento de la extrema derecha, de cuyo discurso se impregna la derecha e incluso el centro o centro-izquierda. Mire lo que pasa en Europa, se está moviendo hacia el totalitarismo.
Durante la pandemia, sí se usó una parte de los fondos de rescate para ayudar directamente a la ciudadanía, y ayudó a que volvería la inflación. Ahora estamos atascados: la deuda es más elevada de los que era y no hay inversión. Están intentando ver cómo se puede mantener el euro, y la Unión Europa sin federarse, que sería la salida lógica.
-¿Qué opina de la evolución de Syriza?
Syriza ya no existe, murió. Cometió un suicidio la noche del referéndum [del 2015]. Vemos el resultado ahora. No vale la pena ni hablar de ellos. Yo abandoné el partido porque ya veía que la gente sufriría mucho con las medidas que querían hacer, que la condenarían a una mayor pobreza.
-Así las cosas, ¿cómo ve el futuro de la izquierda en Grecia?
No soy muy optimista. El Partido Comunista es autoritario, no puede inspirar a los jóvenes. Respeto su lucha [durante la guerra civil] y su pasado. Pero han esparcido mentiras tóxicas sobre nosotros, MERA25, y no deberían tener derecho de hacerlo. El resto, PASOK y Syriza, se han empotrado en una troika mafiosa [junto con Nueva Democracia]. Por eso creamos el partido.
-¿Qué repercusiones tendrá la posición de la UE hacia la guerra de Gaza y la causa palestina?
Ya está teniendo repercusiones, hemos perdido nuestra alma. Otra vez, Europa es cómplice de un genocidio, como sucedió en el Holocausto. Pensar que el genocidio de los palestinos nos absuelve de nuestra responsabilidad del Holocausto es de lunáticos. Buena parte del mundo, en Sudáfrica, Bangladesh o Brasil, nos ven como un mal para el planeta. Somos culpables por asociación.
En Europa hay una especie de prohibición de criticar a Israel, y si lo haces, los líderes europeos te acusan de antisemita. Esto no solo es un crimen contra la lógica y el alma de Europa, sino que es un regalo para los antisemitas. Lo que estan haciendo es asociar al pueblo judío con el genocidio, cuando sus más heroicos detractores son judíos.
Mi partido quiso celebrar un congreso en Alemania sobre este tema y fue prohibido, y a mí no me dejaron ni entrar en el país. ¿A quién arrestaron en el Congreso? A un camarada que es un joven judío que sostenía un cartel que decia: “Judíos contra el genocidio”. Al preguntarles, “¿si pusiera “Judíos a favor del genocidio, me arrestariaís también”. Entonces, le golpearon.
-Por lo tanto, ¿también está llevando a una erosión de la democracia en Europa?
Por favor, no hay democracia en Europa. Tenemos una oligarquía con elecciones de tanto en cuando. Von der Leyen va a Israel antes de que el Ejército de Israel destruya Gaza y lo convierta en un solar, y lo alienta a atacar. Nadie la ha votado. Creo que será reelegida como presidenta de la Comisión Europea, y no la habremos votado. No tiene mandato. Quizás tenemos democracia en España o Grecia, pero no en Europa. Las políticas económicas y geoestratégicas, no las decidimos nosotros.
-¿Una de las soluciones pasa por crear partidos paneuropeos?
El nuestro lo es. Es mi gran frustración que varios partidos no se acabaran sumando al proyecto. Podemos o Die Linke, entre ellos. Les invitamos y participamos en un proceso de negociación. Fue un momento de mucha esperanza. Pero justo antes, Podemos se retiró. Habíamos recién aprobado el New Deal Verde para Europa. Creo que tenían diferencias internas. Die Linke también. Ahora no hay alternativa de izquierda a nivel europeo. Las únicas opciones son el centro radical y la extrema derecha.
-¿Cuál es su posición sobre la guerra de Ucrania?
Hay que presionar para el inicio de un proceso de paz bajo los auspicios de la ONU. El problema es que los EEUU y Rusia tienen un mismo objetivo, junto con Zelensky: una guerra interminable. Para EEUU, es bueno porque elimina Europa de la ecuación, solo queda la OTAN. Toda Europa, Alemania incluida, va a pedir órdenes a Washington. El sistema económico de Berlín está kaput, porque se basaba en gas ruso barato, ahora lo compran diez veces más caro en EEUU proveniente del fracking. Además, Washington también sale beneficiado con la venta de armas. Igualmente, Putin no quiere el final de la guerra, cuando se acabe, su silla se moverá. La gente le exigirá cuentas de por qué murieron 100.000 jóvenes. Zelensky, igual. No hay incentivos para acabar con la guerra.
-Qué principios deberían regir este proceso?
En MERA25, tenemos una propuesta: Rusia debería volver a las fronteras del 2022; el Dombás debe convertirse en un territorio desmilitarizado en una franja de 200 km por cada lado, y habría que reconoce que allí hay un problema entre dos comunidades, una que habla ruso y la otra ucraniano, con narrativas diferentes. Se podría resolver igual que en Irlanda del Norte, bajo un régimen de soberanía compartida con garantías de los mismos derechos para ambas comunidades, con derecho a veto, y todo garantizado por la comunidad internacional. Crimea y el territorio que Rusia tomó en 2014, se dejaría en manos de la ONU para que lo aborde en el futuro. Quedaría con un estatuto congelado, como Chipre. Además, Ucrania podría entrar en la UE, pero no en la OTAN, sería un país neutral. Esto permitiría a Putin vender el acuerdo como una victoria. Así, al menos no moriría más gente.
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