Xi Jinping, el enigmático "príncipe rojo" elegido nuevo líder de China
Asumirá el cargo más alto del país en un año de revelaciones sobre corrupción y abuso de poder en el Partido Comunista; tiene carisma y es bien recibido por la gente
PEKIN.- Xi Jinping va a gobernar China hasta 2012 pero sigue siendo un enigma la personalidad de este cuadro del partido que ha ido subiendo a la sombra de su predecesor, Hu Jintao, y será el primer dirigente nacido después de la fundación del régimen comunista fundado por Mao Tsetung en 1949.
Xi Jinping es hijo de un "héroe revolucionario" y, por lo tanto, uno de los "príncipes rojos", la aristocracia que gobierna China, un país convertido en la segunda potencia mundial. Más bien robusto y con el cabello negro separado por una raya impecable, fue consagrado al término del Congreso del Congreso del Partido Comunista de China (PCCH).
A los 59 años, es probable que Jinping se mantenga por diez años como secretario general del partido político que va a heredar, como ya ocurrió con Hu Jintao, a quien también sucederá en el cargo de presidente de China en marzo. Una década es también la diferencia de edad entre ambos líderes: demasiado poco para representar a una generación, pero tal vez lo suficiente para hablar de una "sangre nueva", capaz de afrontar los retos de una China en plena mutación.
En el extranjero, los nuevos líderes chinos son vistos como presuntos reformadores cuando asumen la función. Fue el caso de Hu Jintao, quien presidió un formidable auge económico, pero también un pesado inmovilismo político. Este podría ser también el caso de Xi.
Se cree que el nuevo líder de China será más afable y se lo ve más relajado en la televisión. Pero más allá de la fachada, sin embargo, el hombre sigue siendo básicamente un enigma. Algunos expertos lo consideran un conservador sin carisma que no cambiará para nada el rumbo actual. Otros, más numerosos, admiten que no disponen de muchos indicios de cómo va a gobernar. "Para decirlo de manera sencilla: su antecesor Hu Jintao era un tecnócrata, un burócrata conservador. En cambio, Xi Jinping pertenece a la 'segunda generación roja'", señala el profesor de ciencias políticas Wu Qiang, de la renombrada Universidad de Qinghua. "Es más abierto a escuchar consejos, tiene menos prejuicios".
A diferencia de Hu Jintao, que fue puesto en el cargo por decisión del arquitecto de las reformas Deng Xiaoping, el ascenso de Xi Jinping fue negociado entre las familias y representantes de las fracciones y las regiones. "Es un líder con una legitimidad que nadie ha tenido desde hace cinco décadas", opina el profesor.
Sin embargo, a pesar de su impresionante carrera política, el jefe de partido chino era un desconocido para la mayoría hasta hace unos pocos años. A la pregunta de quién es Xi Jiping, la respuesta casi siempre era: "el marido de Peng Liyuan", una de las cantantes más famosas del país que tiene el rango de general del ejército.
El secreto que rodea a su familia, al igual que la de todos los líderes chinos, fue socavado en junio por una investigación de la agencia Bloomberg, que reveló que los allegados a Xi tenían una fortuna acumulada de varios cientos de millones de dólares. Una investigación que fue de inmediato censurada en China.
El padre de Xi fue un héroe revolucionario que luchó junto al presidente del partido Mao Zedong, sólo para ser purgado en la década de los 60 y luego vuelto a nombrar a altos cargos del PC en los años 80, cuando pasó a ser uno de los grandes artífices de las primeras reformas de mercado. Él suministró al joven Xi una red de aliados que son sus compañeros "príncipes" -como se conoce a los hijos de los líderes del partido- y ahora ocupan puestos de responsabilidad en el liderazgo civil y militar.
Fanático del fútbol y de las películas de guerra de Hollywood, Xi también es una figura con mejor llegada en las clases popu-lares, en parte gracias a su corpulencia, su voz profunda y sonora, y una esposa glamorosa que es una de las cantantes más famosas del país, aunque en los últimos años ha adoptado un perfil público más bajo.
La pregunta es si Xi puede aprovechar su herencia revolucionaria, sus contactos de élite, su carisma personal y su amplia experiencia administrativa para combatir los intereses creados al interior del PC y colocar a China en una nueva senda de desarrollo.
Agencias EFE, AFP y DPA
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