Xi Jinping adopta un tono desafiante en el cónclave central del régimen chino
Con un fuerte énfasis en hacer frente a las amenazas globales, llamó a acelerar el desarrollo militar y reafirmó su oposición a la independencia de Taiwán; pidió estar “preparados para el peligro”
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PEKÍN.– El presidente de China, Xi Jinping, defendió ayer su gobierno de línea dura, al presentarse ante el congreso de la élite gobernante del país como el líder cuyas duras políticas salvaron a la nación de los estragos de la pandemia y que ahora se enfoca en asegurar el ascenso de China en medio de amenazas globales que se multiplican.
Se espera que Xi, de 69 años, obtenga un tercer mandato al término del congreso, que dura una semana y empezó ayer, y consolide su posición como el gobernante más poderoso de China desde Mao.
Alrededor de 2300 delegados de todo el país se reunieron en el vasto Gran Salón del Pueblo, en el lado oeste de la Plaza de Tiananmen, en un contexto de fuertes medidas de seguridad y bajo un cielo azul tras varios días de niebla en la capital china.
Xi describió los cinco años transcurridos desde el último congreso del partido como “extremadamente infrecuentes y anormales”, durante un discurso que duró menos de dos horas, mucho más breve que su intervención de unas tres horas en el congreso de 2017, ya que no leyó el informe de trabajo completo, algo que sí hizo hace cinco años.
Xi aprovechó su informe de apertura para argumentar que su década en el poder había traído logros históricos. Señaló la campaña del partido contra los funcionarios corruptos, la limpieza del medio ambiente y la represión de los manifestantes antigubernamentales en Hong Kong como victorias claves. Describió la política exterior china como una serie de éxitos en la defensa del “acoso” y el proteccionismo occidentales, aparentemente refiriéndose a disputas sobre derechos humanos, tecnología y el reclamo de Pekín sobre Taiwán.
Pero su elogio se combinó con una sombría advertencia de que la nación debe permanecer unida detrás del partido para hacer frente a un mundo que describió como cada vez más turbulento y hostil. Y aunque no mencionó a Estados Unidos por su nombre, su desconfianza hacia la otra gran potencia mundial fue un telón de fondo inequívoco de esa exhortación.
“Debemos fortalecer nuestro sentido de la dificultad, estar preparados para el peligro en tiempos de paz, prepararnos para un día de lluvia y estar listos para soportar grandes pruebas de vientos y olas altas”, dijo.
También pidió que se acelere el desarrollo militar. Durante su década en el poder, el gobierno de Xi ha defendido una política exterior cada vez más asertiva y estrechado su control sobre la información y la disidencia en su país. Pekín tiene disputas con Japón, la India y varios gobiernos del sudeste asiático por reclamos sobre los mares de China Meridional y China Oriental, así como por una zona del Himalaya. Estados Unidos, Japón, Australia e India formaron un grupo estratégico llamado el Quad como respuesta.
Pero los mayores aplausos llegaron cuando Xi reafirmó su oposición a la independencia de Taiwán.
Xi denunció la interferencia de “fuerzas externas” en esta isla con un gobierno autónomo y advirtió que China “jamás renunciará al uso de la fuerza” para reunificarla.
“Intentaremos buscar la perspectiva de una reunificación pacífica con la mayor sinceridad y los mayores esfuerzos, pero no nos comprometeremos jamás a abandonar el recurso de la fuerza”, advirtió.
Bajo los aplausos de los delegados, Xi enfatizó igualmente que “la influencia internacional de China, su atractivo y su capacidad para moldear el mundo han aumentado significativamente”.
En su década en el poder, Xi ha puesto a China en una senda cada vez más autoritaria que ha priorizado la seguridad, el control estatal de la economía en nombre de la “prosperidad común”.
Alfred Wu, profesor asociado de la Escuela de Políticas Públicas Lee Kuan Yew de la Universidad Nacional de Singapur, dijo que, como la economía china se ha ralentizado, Xi está intentando cambiar la base de la legitimidad del crecimiento económico a la seguridad.
“Su discurso es: China enfrenta muchos peligros, el país está en estado de guerra, en sentido figurado, y él es el salvador. Con esta narrativa, puede conseguir que la gente se una en torno a él”, dijo Wu.
En los últimos días, China ha insistido repetidamente en su compromiso con la estrategia contra el Covid de Xi, lo que alejó las esperanzas de ciudadanos e inversores de que Pekín pudiera empezar a abandonar en breve una política que ha causado una frustración generalizada y daños económicos.
Xi dijo poco sobre el Covid, aparte de reiterar la validez de una política que ha convertido al país en un caso atípico global mientras gran parte del mundo intenta coexistir con el coronavirus, que surgió en el centro de China a finales de 2019.
“Nos hemos adherido a la supremacía del pueblo y a la supremacía de la vida, nos hemos adherido a la dinámica cero Covid (...) y hemos logrado importantes resultados en la prevención y el control general de la epidemia, y en el desarrollo económico y social”, dijo Xi.
Agencias AP y Reuters, y diario The New York Times
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