Villanos: de la ficción a la realidad

No será seguramente James Holmes ni el primero ni el último enajenado que toma al pie de la letra lo que se cuenta desde la ficción en una película y decide llevarlo a los hechos con consecuencias trágicas, en este caso en línea con otros crímenes de este tipo que se repiten en Estados Unidos.

Pero es inevitable que su luctuoso accionar sea visto y estudiado con un microscopio, sencillamente porque tuvo lugar en la víspera del lanzamiento mundial del film más esperado del año. Batman: el caballero de la noche asciende llegará a la Argentina el próximo jueves.

Christopher Nolan construyó en la última década a un Batman digno de su tiempo histórico, con una trilogía que se hace eco de la batalla contra el terrorismo abierta en Estados Unidos a partir del 11 de septiembre de 2001, además de una sucesión de interrogantes sobre el poder político y económico.

Las tres películas se preguntan quiénes son los verdaderos dueños de ese poder y quiénes las víctimas y beneficiarios de la corrupción de las instituciones, en especial las que deben velar por el cumplimiento de la ley.

A lo largo de toda la serie, el inquietante planteo se resume en dos ejes: cualquier persona puede ser arrastrada al mal y toda una población -en este caso la de Ciudad Gótica, pensada a imagen y semejanza de Nueva York- debe ser arrasada para expiar los pecados de sus clases dirigentes.

¿Habrá querido Holmes desde su locura emular la conducta de los villanos de la pantalla con los que se identificaba: Bane, protagonista del nuevo film, y El Guasón, figura de la segunda película de la trilogía? ¿O simplemente creyó, totalmente alucinado y fuera de la realidad, que Batman era su enemigo real en vez de un personaje de ficción?

Otras preguntas más urgentes exigieron, en cambio, respuestas inmediatas en Hollywood después de la tragedia. La cadena AMC -una de las más poderosas de Estados Unidos- prohibió la entrada a sus salas de personas con cualquier tipo de disfraz, mientras que Warner Bros., el estudio que financió los films de Nolan, canceló la premiére prevista para ayer en París y la conferencia de prensa con el elenco, que había convocado a medios de toda Europa.

Lo que no parece haber cambiado es la expectativa abierta por el cierre de la trilogía: la demanda de entradas en Estados Unidos no se aplacó y se esperan salas llenas y una recaudación en los primeros tres días de unos 200 millones de dólares, cifra récord en ese país para una película en el fin de semana de estreno.

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