Vietnam, un espejo en el que Pyongyang puede reflejarse
El anfitrión de la cumbre pasó de ser enemigo de EE.UU. a un aliado con su economía floreciente
HANOI.- Las mazmorras de la prisión de Hoa Lo en Hanoi, la capital de Vietnam, eran, según recordaban los reclusos que vivieron para contarlo, "el infierno de los infiernos". En sus celdas pintadas con alquitrán, para aumentar la sensación de frío y oscuridad, se forjaron -y murieron- varias generaciones de activistas contra la ocupación colonial francesa.
Más tarde, durante la guerra con Estados Unidos, fue la temida cárcel para los presos de guerra del país norteamericano, que la apodaron irónicamente "Hanoi Hilton". Hoy, aquella tenebrosa institución es un museo. Y, en un símbolo de los cambios radicales que ha vivido este país en cuatro décadas, pared con pared se eleva ahora la torre de un hotel de cinco estrellas.
Vietnam recibe la segunda cumbre entre Donald Trump y Kim Jong-un para tratar de buscar avances en la desnuclearización de Corea del Norte. El antiguo enemigo mortal de Estados Unidos, y hoy buen aliado de las dos partes en la mesa de negociaciones siente con orgullo su papel de país anfitrión y la posibilidad de convertirse en un modelo para la transformación económica que tanto anhela Pyongyang.
Hanoi vive estos días un frenesí por la cumbre. El viceministro de Relaciones Exteriores, Le Hoai Trung, declaró días atrás que la selección de su país "muestra que Vietnam es un miembro responsable y activo de la comunidad internacional, que quiere contribuir al proceso de paz". El escrutinio será inmenso sobre este país de 95 millones de habitantes, el 70% de ellos menor de 35 años. Y quizá quien más atención preste sea el propio Kim.
Desde la puesta en marcha de una serie de profundas reformas de liberalización económica (doi mol) en 1986, este país ha visto dispararse su economía, hoy de un tamaño diez veces mayor al de hace 30 años. Plenamente integrado en los organismos internacionales, este año entrará en vigor su acuerdo de libre comercio con la UE. Su crecimiento real fue del 7,08% el año pasado. Su esperanza de vida ha pasado de los 71 a los 76 años; su incipiente clase media ya representa el 13% de la población.
Todo ello, "gobernado por un Partido Comunista, similar al de Corea del Norte, que ha sido capaz de mantener el mando. Es algo muy atractivo para Kim, que quiere acometer reformas en la economía norcoreana y continuar en el poder", explica Le Hong Hiep, del instituto Iseas-Yusof Ishak en Singapur. Y el control político del Partido Comunista en Vietnam es más que firme. No están permitidos otros partidos y el gobierno desarrolla lo que Amnistía Internacional describe como "una campaña incansable contra los disidentes".
Una conocida bloguera, Nguyen Ngoc Nhu Quynh, Madre Champiñón, se exilió en Estados Unidos en octubre tras ser puesta en libertad por sorpresa cuando llevaba dos años encarcelada. Según Reporteros Sin Fronteras, el país asiático ocupa el puesto número 175 en su índice de libertad de prensa, solo por encima de China, Siria, Turkmenistán, Eritrea y la propia Corea del Norte. Incluso las reformas económicas, y hasta qué punto puedan progresar, "están supeditadas a la capacidad del Partido de mantenerse en el poder", apunta Le.
Como su vecina China, en la que se ha inspirado su modelo de crecimiento, el peso de las poderosas empresas estatales ha sido hasta ahora demasiado como para acometer cambios significativos. Otros aspectos de la realidad vietnamita pueden también ser del agrado de Kim. Hanoi ha dejado atrás su enemistad cerval con Estados Unidos, con el que mantiene ahora excelentes relaciones no solo económicas sino también en el área de seguridad.
En 2016, Washington levantó finalmente el embargo de armamento que mantenía sobre su antigua némesis. Ahora, Vietnam participa en maniobras conjuntas con las fuerzas de Estados Unido, algo impensable hace cuatro décadas. En parte, ese vuelco hacia Washington se debe a la profunda desconfianza de Vietnam hacia su gigantesco vecino, China, con quien mantiene una agria disputa territorial en el Mar del Sur de China. El líder norcoreano comparte ese escepticismo y ese deseo de no dejarse dominar por su vecino y principal aliado.
Tampoco le pasa desapercibida a Kim la floreciente relación entre Vietnam y Corea del Sur, hoy día el cuarto socio comercial del país del sudeste asiático, con un intercambio de 62.600 millones de dólares (unos 55.000 millones de euros) el año pasado. Samsung, el gigante surcoreano de las telecomunicaciones, emplea a 100.000 personas en sus fábricas en Vietnam y en 2017 este grupo representó una cuarta parte del total de las exportaciones vietnamitas. © El País, SL
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