Vidas paralelas de dos expresidentes: histórico retiro de Sanguinetti y Pepe Mujica
MONTEVIDEO.- Han vivido 85 años y se mueven en la arena política de Uruguay con más agilidad y velocidad que muchos jóvenes. Siguen siendo líderes en ejercicio, y cuando ya van dos décadas del siglo XXI, estos destacados uruguayos que nacieron a mitad de los años 30, se van juntos del Senado para dejar su banca a sus suplentes respectivos y empujar una renovación partidaria.
Adversarios políticos de toda la vida, como "compañeros de trabajo" se les ve conversando amablemente antes de una sesión del Senado, como ajustando códigos de una batalla de ideas que comenzó junto al inicio de la Guerra Fría y se extiende en pleno siglo XXI.
Los expresidentes del Uruguay, Julio María Sanguinetti del Partido Colorado y José Mujica del Frente Amplio, se despidieron hoy del Senado al renunciar el mismo día, luego de décadas de política activa, y con la promesa de seguir trabajando desde otro rol.
El abrazo entre ambos, adversarios de todo este tiempo y reflejo de puntos de vista antagónicos del espectro partidario uruguayo, fue resaltado como ejemplo de democracia.
Ambos se han hecho acusaciones políticas duras, porque cada uno cree que el otro ha impulsado ideas que no son buenas para el país, pero desde trincheras diferentes igual mantuvieron una relación de respeto.
"Habiendo estando tan enfrentados como pudimos estar en un momento con Mujica hoy podemos decir como Octavio Paz que 'la inteligencia al fin encarga, se reconcilian las dos mitades enemigas y la conciencia espejo se licúa vuelve a ser fuente manantial de fábulas: hombre, árbol de imágenes, palabras que son flores, que son frutos, que son actos", dijo hoy Sanguinetti.
Sanguinetti es líder de "Batllistas" en el Partido Colorado, que hoy integra la coalición de gobierno de la que el ex presidente fue arquitecto clave junto al hoy mandatario Luis Lacalle Pou. Mujica es líder del "Movimiento de Participación Popular" en el Frente Amplio, la coalición de izquierda que este año volvió a la oposición luego de gobernar 15 años.
Formalmente ya están jubilados, pero ahora renunciarom definitivamente a la banca del Senado.
Entraron casi juntos a la política, pero en tiendas distintas, y la diferencia se agrandó en el camino. Fueron y son pasionales en la política, fueron y son un faro para multitudes, fueron diputados, senadores y presidentes de la República.
Con 84 y 85 respectivamente, Sanguinetti y Mujica dieron paso a renovación en cada una de sus colectividades.
"Me voy porque me está echando la pandemia" dijo Mujica y agregó: "En mi jardín hace décadas que no cultivo el odio, el odio termina estupidizando porque nos hace perder objetividad ante las cosas, el odio es ciego como el amor, pero el amor es creador y el odio nos destruye".
Sanguinetti escribió una carta de despedida. El Senado aplaudió de pie a los dos veteranos ex presidentes y líderes, que siguen siendo influyentes en la política uruguaya.
Primeros años
Mujica nació en 1935 y Sanguinetti en 1936. Emergieron de hogares de clase media y se codearon con líderes mundiales. Ambos descendientes de inmigrantes italianos, uno fue a una escuela del centro, y el otro a la de un suburbio montevideano.
Conocieron el mundo desde jóvenes, pero mientras Pepe iba a China para deslumbrarse con el maoísmo, Julio María iba a Suiza y se entusiasmaba con una cumbre de desarrollo. Mujica pedaleaba como ciclista amateur y Sanguinetti estudiaba para hacer la carrera de abogacía.
En 1953, Pepe se fue a vivir con su primera novia, y tiempo después haría pareja con camaradas revolucionarias, pero recién se casaría en 2005 con Lucía Topolansky, una ex comandante del Movimiento de Liberación Nacional-Tupamaros. Sanguinetti se casó a inicio de los `60 con Marta Canessa, historiadora, con quien llevan toda una vida juntos y tuvieron dos hijos: Julio Luis en 1963 (abogado y político) y Emma en 1964 (abogada y gestora cultural).
Pepe no tuvo hijos y cuando le preguntaron si se arrepentía de eso, respondió: "Sí, lo lamento. Me dediqué a cambiar el mundo y se me fue el tiempo".
Pepe no tuvo hijos y cuando le preguntaron si se arrepentía de eso, respondió: "Sí, lo lamento. Me dediqué a cambiar el mundo y se me fue el tiempo".
A mediados de la década de 1950, Sanguinetti, con tan solo 17 años, comenzó a trabajar como periodista, mientras Mujica se ganaba la vida vendiendo flores en ferias.
En 1959 Mujica ya trabajaba en el despacho del ministro de Trabajo, Enrique Erro y Sanguinetti escribía en el diario sobre política y otros temas; incluso llegó a entrevistar a la argentina "Coca" Sarli. Por aquellos tiempos, ambos fueron a la Unión Soviética y se tomaron fotos en la Plaza Roja.
Pero la revolución cubana fue un sacudón para América Latina y hacia allá partieron Sanguinetti como periodista, en 1959, y Pepe como militante de izquierda un año después. El primero se cruzó con Fidel Castro en un ascensor del Hotel Habana Libre y aprovechó para preguntarle sobre el diferendo con el ex presidente Manuel Urrutia. Por su lado, Pepe aplaudía al Che Guevara, maravillado, en un congreso en el Teatro Blanquita de La Habana.
Una vida en la política
Mujica comenzó votando por el Socialismo, luego por los blancos, ya que su madre era dirigente del Herrerismo, y después buscó camino en la izquierda revolucionaria. En cambio, Sanguinetti fue siempre colorado, batllista, de una corriente liberal en lo político pero socialdemócrata en lo económico.
En 1962 ambos fueron candidatos a diputados, Sanguinetti por la Lista 15 del ex presidente Luis Batlle, y Mujica por la 4190 de Unión Popular, que era una alianza entre ex blancos y el Partido Socialista.
En 1963, el abogado y periodista Sanguinetti asumió la banca de diputado, mientras Pepe entró al Movimiento de Izquierda Revolucionaria (MIR), junto a escindidos de la Juventud Comunista y otros, todos de tendencia maoísta.
En 1964, Pepe entró a la guerrilla y cayó preso por un asalto, mientras Julio María se postuló a la reelección de diputado.
Dos años después, en un rancho del balneario El Pinar, Pepe participó de la Primera Convención del Movimiento de Liberación Nacional-Tupamaros (MLN-T), que fundó oficialmente la guerrilla uruguaya, mientras Sanguinetti fue co-redactor de la nueva Constitución de la República.
José pasó a llamarse "Facundo", lo que luego mutaría a "Ulpiano", nombres de "guerra" y documentos falsos. En 1967, mientras Sanguinetti era activo dirigente de la Lista 15, Mujica participaba en el comando tupamaro que hacía atentados contra la radio CX 10 Ariel y el diario Acción de esa Lista 15 batllista.
En 1969, Sanguinetti fue nombrado ministro de Industria y Comercio mientras Mujica pasó a la clandestinidad. Estuvo "guardado" un tiempo en el chalet "El Limbo" de Pinares, en Punta del Este y bajaba a la playa con la camiseta de Peñarol (Sanguinetti y su esposa son fanáticos de Peñarol e incluso él fue dirigente del club).
Uno y otro eran protagonistas en distintas trincheras: Mujica militaba en el MLN-Tupamaros que avanzaba con asaltos, secuestros, atentados y otros operativos llamativos. Sanguinetti integraba el gobierno que perseguía esa guerrilla.
La democracia uruguaya era fuerte y de prestigio internacional, pero la violencia ganaba espacio. En 1970, Sanguinetti se batía a duelo con su correligionario Manuel Flores Mora, y dejaba herido a su contrincante. Por su lado, Mujica caía preso en el "Bar La vía" cuando estaba reunido con otros tupamaros planificando un robo de lingotes de oro en una residencia del centro.
En 1971, Sanguinetti hacía campaña por su amigo y candidato presidencial, Jorge Batlle, mientras Mujica se escapaba de la cárcel de Punta Carretas por un túnel (por el que se fugaron 111 tupamaros).
Meses después volvería a la cárcel y otra vez se volvería a escapar. Julio María, en cambio, volvería al Parlamento.
En 1972, Mujica finalmente cayó en prisión definitiva y Sanguinetti fue nombrado ministro de Educación y Cultura.
En 1973, cuando la democracia sufrió un golpe de Estado, Sanguinetti quedó proscripto por la dictadura. Mujica, por su parte, seguía preso.
La dictadura sería más larga de lo que se esperaba y en la delegación multipartidaria que negociaba con los mandos militares la vuelta a la democracia, sobresalía Sanguinetti, que se convirtió en el arquitecto de la transición.
En 1985, Sanguinetti asumió como presidente de la nueva democracia y una de sus primeras leyes fue de una amnistía para presos políticos y liberación de ex guerrilleros; por la cual Mujica salió liberado.
Sanguinetti continuó su mandato mientras "Pepe" daba sus primeros discursos en público dentro de un MLN-T que hacía de oposición política. En 1989-90, Sanguinetti pasó el mando presidencial y Mujica ingresó al Frente Amplio, que admitía al MLN.
En 1995, Sanguinetti asumió como presidente por segunda vez; y Mujica asumió como diputado por primera vez. Pepe iba en motoneta al Palacio Legislativo y crecía en popularidad.
En 2004, los roles se invertirían, cuando ambos fueron electos senadores, uno por el oficialismo (Mujica), el otro por la oposición (Sanguinetti). El 15 de febrero de 2005, Mujica como primer senador, le tomó juramento a Sanguinetti de cumplimiento de la Constitución. Luego Mujica fue ministro de Ganadería y Sanguinetti senador opositor.
En 2010, Pepe asumió como presidente del Uruguay. Por su parte, Sanguinetti seguía con el periodismo, las conferencias internacionales y pensaba en cómo su partido podía volver al gobierno.
En 2019, Mujica vuelve a ser electo senador por la lista más votada. Sanguinetti también es electo senador, pero ahora con la victoria que había soñado, de coalición de partidos tradicionales que ponían fin al ciclo de tres gobiernos frenteamplistas.
En febrero de 2020 asumen como senadores, ahora al revés, Sanguinetti por los ganadores, Mujica por los perdedores. Y en octubre, ambos renuncian a su banca y dan paso a renovación.
Sanguinetti escribió muchos libros, de política, historia, arte, derecho; Mujica no lo hizo, pero muchos escribieron libros sobre él, hasta en japonés.
Vidas paralelas de octogenarios que siguen siendo influyentes y lo seguirán por más tiempo. Un trayecto paralelo de diferencias ideológicas, políticas y de forma de ser. Coinciden en algo: no tienen religión ni creen en dioses. Sanguinetti recibió a Juan Pablo II en Montevideo en 1987; Mujica visitó al Papa Francisco en el Vaticano en 2015, sin persignarse, con saludo de jefe de Estado.
Y tenían que renunciar el mismo año, el mismo mes.
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