Venezuela: una defensa que le da oxígeno al debilitado líder opositor
CARACAS.- "No estoy pidiendo una segunda oportunidad para Juan Guaidó; estoy pidiendo una segunda oportunidad para Venezuela", clamó ayer el presidente legislativo tras protagonizar la reconquista del Parlamento. Rodeado de diputados, renacida en las formas la unidad perdida en los últimos meses, el renovado Guaidó recobró el aliento tras varios meses cuesta abajo.
Está claro que a Guaidó le sientan bien los comienzos, sobre todo si son en enero. En 2019 pasó de ser un dirigente medio poco conocido a presidente del Parlamento, presidente encargado y, sobre todo, protagonista del mayor desafío de la historia contra el chavismo. En pocas semanas su figura se elevó tanto que el 60% del país pensó que esa vez sí, que en esa ocasión los demócratas derrotarían a la revolución bolivariana. Cuando se sube tan alto, las caídas duelen más.
El tiempo se encargó de demostrar que el gigante chavista y sus aliados mundiales no van a ceder el poder como en el resto de los países, un epílogo que no figura en los manuales de la revolución. No sólo llenaron de obstáculos el camino de la Asamblea Nacional (AN) y de sus diputados, también colocaron trampas y amplificaron los errores propios de una miniadministración interina a la sombra del poder de todo un Estado.
Las encuestas confirmaron que Guaidó perdía apoyos por varios flancos y sin cesar. "La popularidad de Guaidó tiene un declive importante a lo largo de este año. Hay una base de soporte popular que está fundamentada en la esperanza de cambio, y cuando no se concreta, afecta la conexión popular. No es ni siquiera una evaluación de su carisma, es una evaluación de resultados. No llenó la expectativa", explica el politólogo Luis Vicente León, director de Datanálisis.
Desde un pico máximo de popularidad en torno del 62%, el descenso paulatino lo llevó en sus peores sondeos hasta el 20%. Las encuestas que maneja su equipo, en cambio, no bajaron del 38%. Un "supernivel de respaldo muy superior al de Maduro, que está en un tercio de eso. Los otros líderes opositores también están por debajo de él. La gente no se mueve a una oferta alternativa, se está generando un vacío", añade León.
La derecha radical aprovechó su supuesta debilidad para elevar el tono de sus críticas, culpando al joven dirigente de impedir la invasión imposible de los marines estadounidenses. Desde los partidos que colaboran con el régimen destacaron su incapacidad para asumir una ruta electoral que los lleve a la victoria. Incluso el grupo que ahora forman los diputados expulsados de la Unidad Democrática, los "traidores" elevados a la fraudulenta presidencia de la AN por el chavismo, tampoco dudaron en vociferar las críticas contra Guaidó.
Hasta que, de forma sorprendente, Guaidó trepó a una reja, percutió contra militares, persiguió a falsos presidentes, cuestionó a los uniformados y, sobre todo, lideró la lucha democrática por retomar la AN.
"Guaidó pasó esta prueba como quien atraviesa un mar lleno de tiburones. Se puede anotar un punto porque defendió la plaza conquistada (la AN); sorteó los peligros del gobierno y los de la oposición agazapada bajo el gobierno (colaboracionistas y "traidores"). Es su primer round ganado desde el fracaso del 30 de abril (sublevación militar), porque después llegó una seguidilla de fallos ya que se perdió el moméntum. La opinión pública sintió un estancamiento, para mí más una ralentización", opina el analista Luis Salamanca.
A los venezolanos les gustan sobremanera las gestas heroicas, esas que en los colegios leían sobre Bolívar, Miranda, Gaicaipuro o el propio Hugo Chávez. Las batallas descriptas por Uslar Pietri en Las lanzas coloradas. La pelea desigual entablada a las afueras del Parlamento por Guaidó resucitó esa vena épica que ya le vieron usar en varios momentos del año pasado, ya fuera enfrentando a la policía política o en el regreso al país por el aeropuerto de Maiquetía.
"Con lo sucedido ahora se reanima un poco, pero no garantiza mucho. Si yo fuera él me plantearía una decisión clara y transparente de llamar a la mayoría electoral de la oposición a que se prepare para las elecciones que vengan, especialmente las parlamentarias. Ese paso podría darle más fortaleza a un movimiento que gira en torno a él y que había perdido el impulso, pese a que mantiene su fuerza potencial. El más que nadie necesita el Parlamento porque sin él no puede sostener la presidencia encargada, una figura etérea que pierde contorno", concluye Salamanca.
El Guaidó renovado no viene solo trepado a la reja de los militares. El presidente de la AN escuchó a su círculo más próximo, que le pidió que abandonara la militancia en Voluntad Popular para moverse con mayor independencia. Además, en su discurso no dudó en reconocer los errores cometidos y, con aparente humildad, reclamó por una segunda oportunidad. Su mensaje es claro: esta vez no los voy a defraudar.
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