Venezuela reclama casi tres cuartas partes de Guyana, que ahora quiere ayuda
El conflicto se reavivó en 2015 luego del descubrimiento de ingentes reservas de petróleo en las costas de ese territorio
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WASHINGTON.- Casi todos coinciden en que El Esequibo pertenece a Guyana.
El problema, ahora, son los mapas.
Desde hace décadas, los mapas y cartografías elaborados en Venezuela muestran 160.000 km2 de territorio -casi tres cuartas partes de Guyana- como parte integral de… Venezuela. Es lo que argumentaron siempre los gobiernos venezolanos de todas las ideologías y lo que aprendieron generaciones de niños venezolanos en las escuelas. Es uno de esos pocos puntos en los que coinciden el Estados socialista autoritario del presidente Nicolás Maduro y sus opositores apoyados por Washington.
Buenos días a todas y todos. ¡El Sol de Venezuela nace en el Esequibo! Radiante y pleno para iluminar el camino de grandeza que estamos transitando. Que pasen un excelente domingo. ¡Bendiciones!
— Nicolás Maduro (@NicolasMaduro) March 20, 2022
“El sol de Venezuela nace en el Esequibo”, tuiteó Maduro en 2021. “El pueblo venezolano reitera su firme e irreductible determinación de defender su soberanía.”
Con la misma firmeza Guyana rechaza ese centenario reclamo de Venezuela, y es apoyada por casi todos los gobiernos del mundo. Para Guyana, ese conflicto fronterizo, si es que alguna vez existió, fue zanjado hace más de un siglo.
Pero bueno, están los mapas… Desde 2015, cuando la empresa ExxonMobil descubrió ingentes reservas de petróleo en el lecho marino frente a ese territorio -una bendición que convirtió a esa diminuta nación en una de las economías de más rápido crecimiento del mundo- en las redes sociales proliferan diferentes versiones de la cartografía que incluye ese reclamo, algunas elaboradas por el gobierno de Maduro.
Maduro dice que Guyana está explotando valiosos recursos que se encuentran en aguas venezolanas. Y Caracas es acusada de acosar a los barcos que circulan esas aguas.
En 2018, a pedido de Guyana, Naciones Unidas le derivó el caso a la Corte Internacional de Justicia, y el gobierno de Georgetown espera que dé la última palabra. Como el caso está pendiente, el canciller de Guyana, Robert Persaud, les solicitó formalmente a Facebook y Twitter que retiraran todos los mapas de Venezuela con ese pedazo de Guyana adosado. El canciller se reunió con funcionarios de Facebook, en octubre, por lo que calificó como “una campaña de desinformación”.
Los mapas, les dijo Persaud a los gigantes de las redes sociales, “pueden dañar de manera permanente las relaciones entre los Estados, incitar a la violencia contra el territorio y el pueblo de Guyana, y descarrilar el proceso de atribución en curso”.
“Somos un país amante de la paz”, agrega Persaud, entrevistado por el diario The Washington Post. “Siempre intentamos mantener lazos fuertes y fructíferos con nuestros vecinos, incluida Venezuela…”
“Les estamos pidiendo a las plataformas de redes sociales que respeten la función de Naciones Unidas y la legislación internacional en este asunto, y que no contribuyan de ninguna manera a dañar las relaciones entre países vecinos.”
Una disputa de más de un siglo
El reclamo por los mapas es apenas el último encontronazo de un diferendo territorial que se remonta al siglo XIX y que tiene que ver con el enfrentamiento entre Estados Unidos y Gran Bretaña. De hecho, es considerada “la última gran disputa” entre esos dos aliados.
Venezuela dice que su territorio se extiende hacia el este hasta el río Esequibo desde que el país declaró su independencia de España, en 1811. Guyana dice que su propiedad sobre el territorio arranca en 1814, cuando Gran Bretaña obtuvo el control a través de un tratado con los Países Bajos. Sin embargo, ese tratado dejó sin definición el límite occidental del territorio.
Gran Bretaña le encargó al explorador Robert Schomburgk que clarificara cuál era la frontera, y cumplió su misión: su “Línea Schomburgk” le otorgaba a Londres más territorio del que había reclamado. Una decisión también muy oportuna, si se piensa que poco después se descubrió oro en la región.
En 1841, Venezuela disputó su frontera con la entonces Guayana Británica, e invocando la entonces nueva Doctrina Monroe, Caracas presionó a Washington en busca de apoyo.
Esa ayuda llegó recién en 1895, cuando el presidente norteamericano Grover Cleveland le pidió al Congreso la creación de una comisión fronteriza para determinar la extensión del territorio venezolano, y declaró que “el deber de Estados Unidos es resistir por todos los medios a su alcance” la apropiación británica de aquellas tierras “como una agresión deliberada a sus derechos e intereses”.
En 1899, las partes aceptaron el arbitraje de un tribunal compuesto por cinco juristas: dos nombrados por Venezuela, dos por Gran Bretaña, y un diplomático ruso consensuado entre ambas partes. El tribunal decidió que la mayor parte del territorio en disputa era de la Guyana Británica.
Y así pareció ser durante los próximos 50 años, hasta que en 1949 apareció una carta que sugería que los rusos se habían confabulado con los británicos. Entonces Venezuela cuestionó la validez del fallo de 1899.
Cuando Guyana se independizó de Gran Bretaña, en 1966, su nuevo gobierno acordó con Venezuela que una comisión fronteriza conjunta zanjaría el diferendo. Pero las partes nunca se pusieron de acuerdo.
En Venezuela, el apoyo a la recuperación de El Esequibo es casi unánime.
“En eso están todos de acuerdo”, dice el consultor político Pablo Quintero. “Los del gobierno y los de la oposición estudiaron con los mismos libros y recibieron la misma perspectiva histórica. En ese sentido, solo hay una realidad”.
Pero Washington ya no se pone del lado de Caracas. “El laudo arbitral de 1899 determinó la frontera terrestre entre Guyana y Venezuela y debe respetarse a menos que un organismo legal competente determine lo contrario”, tuiteó Brian A. Nichols, subsecretario de Estado para Asuntos del Hemisferio Occidental, en octubre.
El hallazgo de petróleo
Así como el descubrimiento de oro desató la disputa en la década de 1880, a partir de 2015 una seguidilla de más de 30 hallazgos de reservas petroleras de un total de casi 11 millones de barriles reencendió la llama del conflicto. Bien manejado, ese tesoro tiene el potencial de transformar por completa a Guyana, un pequeño país de ingresos medios de 800.000 habitantes.
En 2022, la producción de petróleo representó el 62% del PBI de Guyana, en comparación con el 2% de 2019. El Banco Mundial estima que el año pasado el PBI real del país creció un 57,8%. El gobierno guyanés proyecta que los ingresos del Estado por petróleo aumentarían aún más, y que este año alcanzarán los 1630 millones de dólares.
Fue justamente por la explotación petrolera que Venezuela empezó a hostigar a los barcos en esas aguas, con detenciones de barcos pesqueros en 2012, el desalojo de un barco de exploración petrolera operado por Estados Unidos en 2013, e interceptando un barco de exploración petrolera de la empresa ExxonMobil en 2018.
¿Cómo sigue?
En noviembre, Venezuela argumentó ante la Corte Internacional de Justicia que el caso debería ser desestimado. La decisión se espera para este año.
Maduro dice que Venezuela aceptó el Acuerdo de Ginebra de 1966, que compromete a los países firmantes a “llegar a un arreglo viable y mutuamente satisfactorio a través de negociaciones amistosas”. La existencia de ese acuerdo, argumenta Caracas, indica que el fallo del tribunal de 1899 no fue definitivo.
“Ahora estamos en el segundo capítulo de aquel proceso judicial”, dice Kenneth Ramírez, presidente del Consejo Venezolano de Relaciones Exteriores, y agrega que los barcos petroleros operan en “territorio que aún debe ser dilimitado”.
Persaud, canciller de Guyana, dice que “el acuerdo no prohíbe en ningún momento que Guyana use los recursos sobre nuestro territorio. … Todos los países, excepto Venezuela, han reconocido que ese territorio es de Guyana”.
Por Sammy Westfall y Ana Vanessa Herrero
Traducción de Jaime Arrambide
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