Venezuela, Nicaragua y Haití: los agujeros negros de la vacunación en América Latina
Las campañas de inmunización están politizadas; rechazo de las dosis del programa Covax de la OMS
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CARACAS.– Venezuela, Haití y Nicaragua no solo comparten convulsiones políticas, sino también unos planes de vacunación contra el Covid-19 que parecen de todo menos programas de inmunización.
Mientras en Managua y Caracas los gobiernos hostigan a los opositores y usan la propaganda para desinformar acerca de sus vacunaciones erráticas, en Puerto Príncipe su gobierno no ha vacunado ni a una sola persona, al creer que la tregua que les había dado el coronavirus se prolongaría en el tiempo.
Se equivocaron: la primera oleada ya golpea con fuerza al país más pobre del hemisferio norte y también el único que no ha comenzado la vacunación. Hasta hace pocas semanas, los que saben de la pandemia en Haití cruzaban los dedos: pese al estado derruido de su sistema de salud, su juventud (50% de menores de 25 años) había jugado a su favor para una incidencia relativamente menor, aunque nadie cree en las cifras gubernamentales.
Hasta que el Covid-19 también puso su mira en el país que todavía lame las heridas provocadas por el terremoto de 2010, a lo que hay que añadir la tensión política constante en un año electoral.
Una ola que satura hospitales, pese a la indiferencia mayoritaria de la gente, pero que el gobierno aprovechó: el criticado presidente Jovenel Moïse aplazó el referéndum constitucional previsto para finales de mes, de momento sin nueva fecha. Poco importó que fuera una iniciativa suya para salir de la crisis que atenaza al país caribeño desde antes incluso de la pandemia.
La identificación de las variantes alfa (Gran Bretaña) y gama (Brasil) forzó la declaración del estado de emergencia solo semanas después de que el gobierno rechazó las vacunas del sistema Covax por ser de AstraZeneca, copiando lo ya decidido previamente por Maduro. El retraso trasladó la puesta en marcha del plan de vacunación a un limbo: nadie sabe cuándo llegarán las primeras dosis.
Solo son 358 las muertes acumuladas, 12 de ellas en solo cuatro días, lo que para Haití es muy preocupante y confirma que el Covid rompió la tregua que mantenía con el país caribeño. Sus médicos denuncian que los casos se dispararon y que proliferan jóvenes entre los nuevos enfermos. Aquí también es muy difícil contabilizar la embestida sorpresa del Covid por la falta de pruebas y por la mínima transparencia de sus autoridades. El baño de realidad obligó a replantearse también los protocolos de atención de los enfermos.
Al igual que en Nicaragua y Venezuela, el almacenamiento y la distribución en frío son un reto de enorme calado ante las deficiencias de sus instalaciones. De hecho, esa fue la excusa aducida por la pareja presidencial nicaragüense para rechazar las vacunas Pfizer donadas por Estados Unidos, que incluyó en principio al país centroamericano y a Haití entre los beneficiados por la distribución de 500 millones de dosis para 100 países pobres.
Un listado en el que no aparece Venezuela, marcada por la arbitrariedad del chavismo desde el aterrizaje de la primera dosis. Primero Maduro ordenó que jerarcas y dirigentes chavistas fueran inmunizados, también militares, mientras se desataba un mercado negro de 200 dólares por dosis, pero con casos extremos de hasta 800 dólares a cambio de la inmunidad. En la segunda etapa se impuso que se realizara a través del “carnet de la patria”, instrumento de control social que cuenta con tecnología china.
“Cada vez es más evidente que no hay control de la información. No hay control de la morbilidad. No hay control de las muertes. No hay control de lo que sucede en los hospitales y tampoco hay control de las vacunaciones. Esto es una alerta, la pandemia en Venezuela está fuera de control”, denunció la ONG Médicos Unidos de Venezuela.
Personal sanitario, diezmado
Con 24 muertos en cinco días, son ya 638 los miembros del personal de salud que han perdido la vida en la pandemia, “mientras los voceros oficiales reportan 2814 fallecimientos totales en el país. Ninguna autoridad tiene respuesta a esto”, denunció la ONG, que asegura que médicos, enfermeras y el resto del personal se quedaron esperando primero los insumos, después los equipos de protección oficial y ahora las vacunas.
Mientras el régimen aplaude la llegada de vacunas chinas y rusas, alrededor de 2.600.000 dosis hasta ahora, y asegura que el país va camino a la inmunidad de rebaño con 20 millones de vacunados, lo que proliferan son las colas y el caos. Casi una lotería en la que también reparten premios los candidatos a las elecciones regionales de fin de año.
El chavismo asegura que puso en marcha la segunda fase de aplicación masiva de vacunas, algo imposible de constatar. El inexistente plan de vacunación impide conocer los sectores de la población priorizados, porque además la evidencia principal es el descontrol.
Por supuesto, la culpa la tiene el “imperio”. Maduro acusó a Washington de bloquear 100 millones de dólares aportados para el sistema Covax. “No tienen excusas para no enviar las vacunas a Venezuela”, clamó el líder chavista.
Tres países con distintos “planes” de vacunación, pero marcados por la política y por la polémica. Los datos que maneja la Organización Panamericana de la Salud son que hasta ahora en Nicaragua se han puesto 167.500 primeras dosis y ya comenzó la aplicación de la segunda, aunque se cree que no son más de 5000 los totalmente inmunizados. En las imágenes de los noticieros en las salas de vacunación ondean las banderas sandinistas.
Además del programa Covax, fue la India quien donó las vacunas Covishield (AstraZeneca) usadas hasta ahora. Tampoco se conocen detalles sobre las 70.000 Sputnik V adquiridas por el gobierno. Nicaragua es el foco rojo de la vacunación en América Central, donde El Salvador y Costa Rica sí avanzan a gran velocidad.
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