Venezuela, el último apoyo del aislado régimen sirio
Caracas envía cargueros con combustible y burla el embargo
CARACAS.- Hace un par de semanas, un día antes de que la Asamblea General de las Naciones Unidas votara por abrumadora mayoría una condena al presidente de Siria, Bashar al-Assad, por la sangrienta represión de los levantamientos en su país, el presidente venezolano, Hugo Chávez, llevaba adelante sus propias gestiones diplomáticas, de muy distinto tenor.
Un barco propiedad de la empresa petrolera estatal de Venezuela, cuya ubicación fue registrada por un sistema satelital que rastrea el movimiento de embarcaciones, navegaba rumbo al puerto sirio de Baniyas. En su segundo viaje a Baniyas desde diciembre, el barco aparentemente transportaba combustible para apuntalar al asediado presidente Al-Assad.
El cargamento venezolano va a contramano de los esfuerzos internacionales para aislar a Al-Assad y forzar su renuncia, pero Chávez nunca fue ajeno a esa controversia.
El mes pasado, fue anfitrión de otro de sus aliados de Medio Oriente, el presidente iraní, Mahmoud Ahmadinejad, burlándose de las acusaciones de Occidente, que asegura que Irán planea construir armas nucleares.
Chávez está en los prolegómenos de una campaña electoral potencialmente difícil, signada por su lucha contra el cáncer (ver aparte), y la ecuación política podría estar empezando a cambiar. Si bien las provocaciones como el envío de petróleo a Siria le rinden entre sus seguidores más acérrimos, podrían ahuyentar a los votantes que desaprueban su diplomacia petrolera.
La nave venezolana, el Negra Hipólita -que lleva el nombre de la esclava que fuera niñera de Simón Bolívar, el prócer idolatrado por Chávez-, arribó al puerto sirio el 15 del actual, según John H. Paskin, director ejecutivo de Commodity Flow, una empresa londinense que compila información satelital y otros datos del desplazamiento de barcos.
Paskin aseguró que el barco zarpó el 25 de enero del complejo de refinerías venezolanas de Puerto La Cruz, donde se producen nafta, diésel, y otros componentes, según la web oficial de Pdvsa, la compañía petrolera estatal venezolana.
Otro viaje
Además, Paskin dijo que el registro indicaba que la nave realizó otro viaje a Siria el año pasado: zarpó del complejo de refinerías de Península Paraguaná el 15 de octubre y llegó a Baniyas el 1° de diciembre.
Cuando se le preguntó sobre los cargamentos y sobre el posible destino militar del combustible enviado a Siria, Chávez respondió mencionando sus envíos de combustible a Estados Unidos, el mayor comprador de petróleo venezolano.
"¿Acaso alguna vez le preguntamos a Estados Unidos qué hace con el combustible que le enviamos?", dijo la semana pasada durante un diálogo con periodistas en el palacio presidencial. "¿Acaso hemos permitido alguna vez a alguien que imponga condiciones a nuestras ventas de petróleo a Estados Unidos?" Contestándose a sí mismo, dijo que la respuesta era no. "El nuestro es un país libre", agregó.
William Ostick, vocero del Departamento de Estado, dijo que las sanciones norteamericanas y europeas no prohibían el envío de combustible a Siria. "Seguimos trabajando con los amigos del pueblo sirio para aumentar las presiones para que el régimen dé un paso al costado", dijo Ostick.
Venezuela tiene una de las mayores reservas mundiales de petróleo, y Chávez se benefició del alto precio del crudo y usó los ingresos por exportaciones para financiar programas sociales en su país. Además, empleó el petróleo como carta fuerte para impulsar los intereses venezolanos en el exterior.
En el pasado, Venezuela brindó apoyo a gobiernos aislados por Occidente, como el cubano y, más recientemente, el iraní, entre 2010 y 2011, una acción que recibió la condena de Estados Unidos.
Para justificar su apoyo a los gobiernos autoritarios de Medio Oriente, Chávez los presenta como víctimas de la agresión imperialista. En su país, insiste con el mismo mensaje, que transmiten a diario los medios de prensa estatal: Chávez desafía a Estados Unidos, como David a Goliat, un relato que tiene mucho impacto entre sus seguidores.
"Estados Unidos quiere imponer una nueva hegemonía", dijo Pedro Correa, un dibujante industrial de 56 años de Santa Teresa de Tuy, una ciudad unos 65 kilómetros al sur del centro de Caracas, y seguidor de Hugo Chávez.
Pero muchos venezolanos opositores no dudan en criticar a viva voz la petrodiplomacia del presidente: "Entregó nuestras riquezas a otros países", dijo Carlos Cedeño, de 55 años, conductor en una hormigonera, quien apoya a Henrique Capriles, único opositor a Chávez en las elecciones presidenciales de este año.
Traducción de Jaime Arrambide
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