Venezuela: cómo se vivió desde adentro la asamblea en la redacción de El Nacional
Hace unos días, el rumor de que habría problemas en la próxima sesión parlamentaria llegó a la redacción de El Nacional. El gerente general de ese diario, Jorge Markriniotis, recibió el llamado del equipo del mandatario interino, Juan Guaidó, para trasladar allí una nueva asamblea, ante la posibilidad de que la labor parlamentaria no pudiera llevarse adelante, como se murmuraba días atrás.
"Me pareció una buena idea, pero teníamos el problema de que nos faltaba el agua porque nos lo cortan constantemente", contó Markriniotis en exclusiva con LA NACION. En El Nacional accedieron de inmediato, pero bajo el conocimiento de que realizar una asamblea paralela en la redacción podría traer fuertes peligros: violencia física, ataque al personal y, sobre todo, un nuevo motivo para que el gobierno de Nicolás Maduro avance contra el medio de comunicación.
El día de ayer comenzó temprano en El Nacional con el llamado del equipo de Guaidó, que por orden del mandatario encargado, coordinó la posibilidad de hacer la asamblea en ese periódico. "Lo discutí con Miguel Henrique Otero -director del diario, en el exilio por una denuncia penal del gobierno de Maduro-, tomamos la decisión de defender la democracia y alquilamos el espacio físico", dijo Markriniotis.
Para el mediodía, en el diario ya se había montado un escenario para llevar adelante la asamblea y alrededor de las 14, cuando se volvió imposible para la oposición ingresar en el Parlamento, los diputados opositores al gobierno recibieron la orden de encontrarse en El Nacional, que junto con LA NACION forma parte del Grupo de Diarios América (GDA)
En la redacción conocían los conflictos que eso podía suscitar. "Obstaculizaron todo mecanismo de llegada al periódico. En todo momento había amenazas, ataques mediáticos", contó el gerente del medio de comunicación, que recordaba para ese momento la llegada de al menos una veintena de agentes del Servicio Bolivariano de Inteligencia Nacional (Sebin), rodeando los ingresos de la redacción, "como si prepararan un allanamiento", graficó.
Finalmente, a las 16 se encontraron dentro de la redacción alrededor de 100 diputados y unos 15 representantes de medios digitales. "Se le abrió la puerta a todos los diputados y a todos los medios, no hubo límite de ingreso. Afortunadamente todo fue tranquilo, estuvo lleno. Estuvimos hasta las 10 de la noche. Lo logramos, se hizo el hemiciclo, fueron los votos legítimos, se hizo públicamente y fue en la casa de la democracia", pronunció Markriniotis, orgulloso aunque con un dejo de preocupación por lo que puede ocurrir más adelante.
#ANFirmeConVzla | Sesión para la elección de la junta directiva de la #AsambleaVE 2020-2021, como está previsto en los artículos 194 y 219 de la CRBV. #5Enehttps://t.co/7Xd1lJULIX&— Asamblea Nacional (@AsambleaVE) January 5, 2020
"Todos los periodistas están conscientes del riesgo que tienen constantemente. En dictadura la democracia no existe y el que opina distinto tampoco. Por eso es que todo esto llevarlo a cabo en El Nacional es tan crítico. Porque la sede de El Nacional ha sido atacada constantemente por muchísimas demandas porque nos quieren quitar la sede para hacer una universidad ‘para el pueblo’", sostuvo en diálogo con LA NACION, mientras le atraviesan la memoria algunos de los episodios que ocurrieron en el diario que dirige desde que asumió el régimen de Nicolás Maduro, como el cierre de la versión impresa del medio, los cortes en el servicio de agua y luz, la búsqueda de periodistas encarcelados, incluso el exilio del director, Miguel Henrique Otero, exiliado desde que el entonces número dos del gobierno, Diosdado Cabello, presentó una demanda de difamación en su contra por haber reproducido una información publicada en el diario ABC, de Madrid, que lo acusaba de narcotraficante .
Para Markriniotis, la asamblea de ayer en El Nacional es un símbolo. Principalmente por la importancia del rol de la prensa dentro de los sistemas democráticos. "Es muy emblemático porque es el último medio de tradición democrático. La mayoría de los medios son ‘enchufados’ del gobierno y la credibilidad está en juego. Esto es una bofetada a la dictadura, es la forma de mostrar que la institución de la democracia donde sea se ejecuta", dijo. Y dejó abierta una inquietud que aún lo desvela: "Lo que sucederá adelante, nadie sabe. Ahora hay otro motivo para el cual seguir atacando al medio y sus cabezas. Por eso, la única protección que tengo es el apoyo internacional".
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