Varios imputados por el “Qatargate” en el Parlamento Europeo
La justicia belga inculpó por corrupción y participación en una organización criminal a tres funcionarios del organismo
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PARIS.- Qatar consiguió corromper la democracia europea y lo hizo al más alto nivel de sus instituciones. Al cabo de 48 horas de detención preventiva, la justicia belga inculpó por corrupción, blanqueo y participación en una organización criminal a la griega Eva Kaili, vicepresidenta del Parlamento Europeo, a Pier Antonio Panzeri, ex eurodiputado italiano, y a Francesco Giorgi, asistente parlamentario y compañero sentimental de la primera. Todos quedarán en prisión. Pero ellos no son los únicos: a medida que avanza la investigación, se producen nuevas detenciones.
Sospechada de estar implicada en un vasto esquema de corrupción que implica a parlamentarios europeos —actuales y pasados—, asistentes y otras personalidades públicas del ambiente institucional europeo en Bruselas, Kaili fue detenida en flagrante delito el viernes por la noche en su domicilio bruselense, donde los investigadores hallaron importantes sumas de dinero en efectivo que no consiguió justificar. Hoy, la legisladora fue inculpada y enviada a prisión. La misma suerte corrieron Francesco Giorgi, compañero sentimental de Kaili y asistente parlamentario de otro eurodiputado, el ex eurodiputado italiano Pier Antonio Panzeri, así como un conocido lobbista bruselense.
Por su parte, el secretario general de la Confederación Sindical Internacional, Luca Visentini, fue liberado. También quedó en libertad condicional el padre de Kaili, que había sido sorprendido con una valija llena de dinero saliendo de un hotel de la capital belga.
Pero la vasta investigación judicial en torno al escándalo de corrupción en el Parlamento Europeo, prosigue. El sábado por la noche, también fue allanado el domicilio del eurodiputado socialista belga Marc Tarabella, que no fue detenido. La operación se realizó bajo el control de la presidenta del alto organismo legislativo, Roberta Metsola.
Apenas desatado el escándalo, que podría tener alcances devastadores para la institución, la presidenta Metsola regresó en forma urgente de Malta a la capital belga para asistir al operativo en el domicilio de Tarabella. Según el artículo 59 de la Constitución belga, la presencia de la presidencia del Parlamento es obligatoria en caso de allanamiento del domicilio de un eurodiputado elegido en Bélgica.
El sábado, Roberta Metsola había decidido aplicar una primera sanción contra Eva Kaili. La legisladora europea griega se vio retirar todas las tareas delegadas por la presidenta del Parlamento, entre ellas la de representarla en la región de Medio Oriente.
“El Parlamento y su presidenta se oponen con firmeza a toda corrupción y cooperan activa y plenamente con los investigadores y la justicia”, dijo el portavoz de la institución.
Our @Europarl_EN stands firmly against corruption.
— Roberta Metsola (@EP_President) December 10, 2022
At this stage, we cannot comment on any ongoing investigations except to confirm that we have & will cooperate fully with all relevant law enforcement & judicial authorities.
We'll do all we can to assist the course of justice.
El viernes, la oficina de un excolaborador de Tarabella había sido puesta bajo fajas de seguridad. Conocido solo por sus iniciales, G.M. había sido uno de los asistentes de Pier Antonio Panzeri. El exdiputado italiano del grupo socialdemócrata S&D y también presidente de la ONG Fight Impunity, es sospechado de haber utilizado esa organización para hacer circular los fondos de la corrupción vertidos por Qatar. Cuando fue detenido el viernes, Panzeri tenía en su domicilio cerca de 600.000 euros en billetes.
Según fuentes de la investigación, Panzeri y su entonces asistente, Francesco Giorgi, fueron contactados por hombres de Qatar entre 2016 y 2018, quienes les entregaron importantes sumas de dinero en numerosas ocasiones con el fin —en un comienzo— de hacer presión en los círculos parlamentarios en favor del emirato.
Panzeri era entonces presidente de la subcomisión de derechos humanos, un papel clave para Qatar, que necesitaba “lavar” su imagen a nivel internacional. Pero después, según la justicia, habría trabajado para ampliar la red de corrupción del emirato hacia otros sectores. Con sus innumerables contactos, Panzeri habría sido el hombre indicado. Por ejemplo, era él quien mantenía estrechos contactos con el sindicalista Luca Visentini, para quien también trabajaba su hija.
“Para Qatar valía oro obtener una declaración en su favor por parte del sindicato europeo en vísperas del Mundial de Fútbol, cuando todos criticaban sus graves violaciones a los derechos laborales de los migrantes”, analiza Georg Emile Riekeles, ex consejero de la UE y experto del laboratorio de ideas EPC.
Pero Panzeri no trabajaba solo. Todo lo hacía con la ayuda de su mujer, Maria Colleoni, y de su hija, Silvia Panzeri, abogada de 38 años, todos originarios de Calusco D’Adda, en la provincia italiana de Bergamo. Según la policía, entre los beneficios que obtuvieron de sus ricos empleadores figura una casa en trámite de compra en Cerdeña, vacaciones de 9000 euros por cabeza y una tarjeta de crédito ilimitada a nombre de “The Giant”.
“Colleoni estaba al corriente de todo, incluso parecía tomar las decisiones conjuntamente con su marido”, explica una fuente judicial. Cuando la detuvieron en su residencia italiana, intentó telefonearle: “Cada vez que lo necesito, no contesta”, se lamentó. Normal, Panzeri ya estaba en la cárcel.
Tras un fin de semana de pesadilla, los círculos oficiales europeos en Bruselas y Estrasburgo —ambas sedes del Parlamento Europeo— miraban el inicio de esta semana con aprensión, conscientes de que las malas noticias recién comienzan. Otros tratan de desdramatizar el alcance de la corrupción aludiendo a la presencia masiva de los grupos de presión en todos los parlamentos del mundo. Sin embargo, para Jean-Dominique Giuliani, presidente de la Fundación Schumann, este es el mayor escándalo de corrupción de una institución europea:
“Muchos dirán que no solo Qatar usa su dinero para hacer lobby en favor de sus objetivos. Pero una cosa es la presencia de esos grupos de presión, que están reglamentados. Y otra muy distinta es un parlamentario que gana 10.000 euros al mes y acepta hacerse regalar bolsas de billetes por otro país”. Y concluye: “En el hemiciclo, donde cada día se defienden los valores europeos, es inadmisible pensar que haya gente que se deje corromper por regímenes autoritarios”.
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