Uruguay vota en unas elecciones sin entusiasmo: quiénes compiten para suceder a Lacalle Pou
Yamandú Orsi, del Frente Amplio, llega con la mayor intención de voto, pero no le alcanzaría para evitar la segunda vuelta; Álvaro Delgado, el delfín del mandatario, está segundo
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MONTEVIDEO.- No hay drama ni entusiasmo; no hay miedo a lo que se venga, ni esperanza de un cambio sustantivo. No hay una militancia colmando las calles ni indiferencia absoluta. Hay una elección en la que está en juego la presidencia y el Parlamento, y los uruguayos no sienten que se juega el futuro de sus vidas.
La historia reciente de rotación de partidos políticos en el poder, sin que cada cambio abriera una etapa refundacional, y con cierta estabilidad política, económica y social, relativiza el alcance de la decisión del voto.
Es la novena elección nacional de esta etapa democrática que está cumpliendo 40 años. Y en estas cuatro décadas, prevaleció la alternancia, desde Julio María Sanguinetti (de centro y del Partido Colorado), pasando por los presidentes del Frente Amplio (Tabaré Vázquez y José Mujica, entre 2004 y 2019) hasta Luis Lacalle Pou (liberal, del Partido Nacional), en estos últimos cinco años.
Lacalle Pou sorprendió a la izquierda con un liberalismo pragmático: ordenó las cuentas fiscales sin retacear en planes sociales; promovió inversión privada y también realizó récord de inversión pública; bajó la inflación a menos de 5% al año y cierra con aumento del nivel de empleo y récord de salario real. Pero su gobierno tiene puntos de cuestionamientos, porque el combate al delito dio baja en hurtos, rapiñas y abigeato, pero la expectativa de los uruguayos era de mejores resultados. Además, el gobierno atravesó un escándalo judicial con el jefe de custodia presidencial, que fue procesado con prisión por varios meses, y la tramitación de pasaporte a un poderoso narcotraficante.
¿Continuar con un gobierno de coalición de centro y de inspiración liberal o cambiar por un gobierno de centro izquierda? He ahí la cuestión que deben resolver los uruguayos este domingo, en las elecciones presidenciales y legislativas, luego de una campaña sin sobresaltos.
El izquierdista Yamandú Orsi, delfín de Mujica y candidato del opositor Frente Amplio, lidera la intención de voto con entre 41% y 47%, pero no obtendría más del 50% necesario para ganar en primera vuelta. Lo siguen los candidatos de los principales partidos de la coalición encabezada por el presidente Lacalle Pou, que tiene una aprobación del 47% pero no puede buscar la reelección inmediata según la Constitución.
El aspirante del Partido Nacional, Álvaro Delgado, exsecretario de la Presidencia de Lacalle Pou, cosecha un 20%-25% de adhesiones. Detrás, con alrededor de un 15% de intención de voto, su rival del también histórico Partido Colorado, Andrés Ojeda, de 40 años, buscaba arrebatarle el pase al balotaje del 24 de noviembre.
Mientras tanto, el monitor de Equipos Consultores sobre la disyuntiva de “continuidad o cambio” arrojó resultados favorables al oficialismo, tanto en la valoración del “rumbo del país” como en cuanto a la demanda de políticas para el próximo quinquenio. De agosto de 2023 hasta la elección, las opiniones positivas sobre “rumbo del país” han oscilado entre 55% y 62%. En la última medición, más de 60% ve positivo el rumbo y menos de 40% lo ve negativo. Ante la pregunta sobre qué prefiere que haga el próximo gobierno, los uruguayos se inclinan a opciones de continuidad de políticas.
Los comandos políticos de cada bloque leyeron ese monitor durante meses y concluyeron que su plataforma electoral no podía comprender un cambio brusco, porque se alejaba de la mayoría del electorado. Eso explica que no haya apuestas disruptivas que puedan generar un viento de esperanza a los uruguayos, porque la mayoría no quiere “cambio” sustancial.
Así las cosas, el foco de dramatismo quedó puesto sobre el plebiscito promovido por los sindicatos para estatizar el sistema de pensiones y confiscar el ahorro jubilatorio capitalizado, que no parece tener fuerza para ser aprobado, pero generó tensión. El otro plebiscito, que busca habilitar a la Justicia a ordenar allanamientos nocturnos en hogares, quedó en duda pero tampoco generó debate caliente.
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