Uruguay: uno de los ex presos de Guantánamo pasó ilegalmente a Brasil
Las autoridades de ambos gobiernos desconocen el paradero de Jihad Deyab, de nacionalidad siria
MONTEVIDEO.- Jihad Deyab, uno de los seis liberados de Guantánamo que vinieron a vivir a Uruguay en diciembre de 2014, cruzó la frontera hacia Brasil de manera irregular el 6 de junio.
La noticia fue divulgada la noche del miércoles en el programa de televisión uruguayo Santo y seña.
Deyab, de 44 años, fue visto por última vez en el Chuy, ciudad uruguaya fronteriza con Brasil que tiene una numerosa comunidad árabe y musulmana, y allí las autoridades uruguayas le perdieron el rastro, dijeron a LA NACION fuentes de organismos de seguridad de la región. De inmediato se dio aviso a la policía brasileña, que tampoco pudo dar con su paradero.
El sirio, que sigue usando muletas, se trasladó con equipaje y fue visto en compañía de otros dos hombres, antes de que las autoridades le perdieran la pista en el Chuy, supo LA NACION.
Fuentes del Ministerio del Interior de Uruguay confirmaron la salida de Deyab y aclararon que el gobierno de Tabaré Vázquez no puede legalmente impedirle a él ni a ninguno de los otros ex reclusos de Guantánamo salir del país.
Estas fuentes del ministerio también confirmaron que se había dado la alerta a organismos internacionales de seguridad, pero no a Interpol, ya que el cruce irregular de la frontera no constituye en sí un delito. El hombre intentó ingresar en Brasil 15 días atrás, pero la policía brasileña se lo impidió. Todas las fuentes consultadas repitieron la frase: "Estamos muy preocupados".
En los días previos a su partida, Deyab estaba ultimando detalles para recibir a su familia gracias a un operativo humanitario coordinado por la Cruz Roja Internacional.
Pero, por ejemplo, todavía no contaba con suficientes camas, ni colchones ni abrigos para recibirlos. Su situación seguía siendo precaria, sin trabajo y apenas dependiendo de la ayuda que le entrega el gobierno a través del Servicio Ecuménico para la Dignidad Humana (Sedhu), unos 400 dólares mensuales, que enviaba casi íntegramente a su familia en Siria.
En los últimos meses, su mala relación y desconfianza hacia las autoridades uruguayas se habían agudizado, a pesar de que este año el gobierno le ofreció alojarlo sin costo en un departamento nuevo, con dormitorios suficientes para alojar a sus familiares.
Amigos uruguayos de Deyab estiman muy posible que haya decidido pasar el ramadán, el mes sagrado musulmán, que comenzó el 6 de junio, en compañía de sus pares y en la mezquita que funciona en el Chuy, lado brasileño de la ciudad limítrofe. Uruguay no tiene un templo semejante en su territorio.
Otras fuentes dijeron a LA NACION que Deyab estaba en Rivera, ciudad en el norte de Uruguay, también fronteriza con Brasil, a la que ya ha viajado en otras oportunidades, pero el dato fue desestimado por las fuentes oficiales.
En marzo, poco antes de que viajara a la Argentina el presidente norteamericano, Barack Obama, Deyab le dijo a LA NACION que intentaría ir a Buenos Aires para entonces. Unos días más tarde, en una nueva conversación, aseguró que había viajado a la capital argentina y que había tomado parte en la marcha en conmemoración de los 40 años del golpe de Estado en ese país.
Sin embargo, su salida de territorio uruguayo en esa semana de marzo no está asentada en ninguno de los puestos fronterizos ni en los registros de migraciones de Uruguay, confirmó LA NACION. Durante la visita de Obama los controles de seguridad adoptados llegaron al máximo.
Deyab ya había viajado a Buenos Aires en febrero de 2015, cuando hizo declaraciones para el medio Barricada TV, desde donde fue devuelto a Uruguay luego de 48 horas.
Este hombre y los otros cinco liberados recibieron cédulas uruguayas apenas llegaron a Uruguay y tienen estatus de refugiados. También obtuvieron un documento de viaje. Sin embargo, su ingreso a terceros países depende de las políticas migratorias de cada Estado, que puede requerir visados para ciertas nacionalidades.
Para ingresar en la Argentina, por ejemplo, los ciudadanos sirios deben tramitar previamente una visa, que Deyab no dispone.
Diana Cariboni
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