Urdangarin, el yerno perfecto que se convirtió en el paria de la casa real

Tenía un currículum casi perfecto para entrar en la familia real: provenía de una buena familia, había sido educado en colegios católicos y era un exitoso deportista, amable y con cierto aire de galán.

Poco, o más bien nada, queda de esa imagen de yerno ideal que alguna vez tuvo Iñaki Urdangarin, el marido de la infanta Cristina, hoy procesado junto con su esposa por usar como pantalla a la ONG Nóos para desviar fondos públicos y evadir impuestos.

Aquel deportista atractivo, que capitaneaba el seleccionado de handballespañol cuando se casó con la infanta en 1997, es hoy un paria para la corona.

¿En qué momento se desvió Urdangarin? se preguntó la prensa española cuando estalló el escándalo del caso Nóos en 2011.

Los medios, en general, coincidieron en que el quiebre se produjo cuando el marido de la infanta Cristina, de 46 años, conoció a su entonces socio y eventual enemigo íntimo Diego Torres.

Torres era profesor de Urdangarin en la prestigiosa escuela de negocios Esade, donde el duque de Palma, tras retirarse del handballen septiembre de 2000, se licencio? en Administracio?n y Direccio?n de Empresas y curso? un ma?ster en Administración de Negocios.

Fue Torres quien convenció a Urdangarin para que se uniera a Nóos en 2003, una ONG "sin fines de lucro" a través de la cual los socios obtuvieron a dedo contratos de gobiernos regionales para organizar eventos deportivos a un costo supuestamente inflado y lograron así desviar seis millones de euros.

Urdangarin era perfecto para dirigir Nóos. Antes había trabajado en Octagon Esedos y Motorpress Ibérica, dos empresas de marketing deportivo y sus contactos empresariales eran envidiables. Tenía además un plus: el velo de protección que supuestamente le brindaba la corona. Era perfecto para no despertar sospechas.

Por ese entonces, el duque de Palma tenía fama de "buen tipo", de culto (habla cuatro idiomas: español, catalán, francés e inglés), y llevaba una vida tranquila en Barcelona junto a su familia.

Su aura de deportista permanecía intacta. En 2000, tres años antes de asumir la presidencia de Nóos, había ganado la medalla de bronce en los Juegos Olímpicos de Sydney, lo que lo convertía en el primer medallista de la familia real española.

Txiqui, como lo llamaban sus amigos, conoció a su actual mujer y madre de sus cuatro hijos en los Juegos Olímpicos de 1996, en Atlanta. Luego de un noviazgo de poco más de un año se casaron para el deleite de las prensa del corazón, que habló de un "flechazo entre deportistas".

Hasta los medios serios coincidían en que Urdangarin era el candidato ideal. "Tiene el perfil del chico perfecto. Sus amigos y compañeros de equipo [de handball] se deshacen en elogios cuando hablan de él. Si al menos la mitad de lo que dicen es cierto, doña Cristina ha escogido bien", señaló un perfil del duque de Palma del diario El País, de mayo de 1997, que leído hoy parece casi una burla.

Urdangarin está procesado por ocho cargos graves: malversación de fondos públicos, tráfico de influencias, fraude al Estado, estafa, falsedad documental, prevaricación, falsificación y evasión.

La casa real comenzó a distanciarse del ex chico perfecto en 2006 cuando le pidió que dejara Nóos. Tres años más tarde los duques de Palma se fueron a vivir a Washington, siguiendo el deseo del ex monarca Juan Carlos. Telefónica Internacional trasladó oportunamente a Urdangarin, consejero de la compañía, pero ya era demasiado tarde.

Urdangarin se distanció de Torres en 2008 y cometió el error de dejar en la ONG todos sus mails y papeles, pruebas que su ex profesor usaría luego en su contra. En julio de 2011, Torres declaró ante el juez Castro y no aceptó todas las culpas.

Urdangarin fue el primero en caer y luego le siguió su mujer, procesada la semana pasada por lavado de dinero y delitos impositivos. Al parecer doña Cristina se equivocó al escoger a su príncipe azul o, en realidad, quizá resulten ser tal para cual; la justicia lo determinará.

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