Uno de los primeros desafíos: el desarme
TRIPOLI.- Ahora que Muammar Khadafy ya no está, comienza para los nuevos líderes de Libia la tarea titánica de construir un país asolado por las milicias, dividido en facciones tribales y castigado por 42 años de dictadura.
La tarea más inmediata para el Consejo Nacional de Transición (CNT) es desarmar el país, inundado de armas tras ocho meses de conflicto, e integrar a las dispares milicias que le ganaron la guerra al ejército profesional.
También existen desafíos a más largo plazo, como reconstruir las instituciones del país, resolver las disputas e implementar políticas que no excluyan a las diferentes facciones y tribus, en especial las que tuvieron un papel clave en el derrocamiento de Khadafy.
Las tribus del Este, las milicias de Misurata y los bereberes del Oeste son quienes más probablemente exijan lugares prominentes en la nueva escena política, debido a los sacrificios que realizaron durante la insurgencia.
El premier interino, Mahmoud Jibril, advirtió la semana pasada antes de renunciar que las aspiraciones políticas entre los rebeldes victoriosos amenazaban con sumir al país en el caos, y dijo que ya había comenzado la lucha por el poder entre los nuevos líderes de Libia, incluso antes de que se haya redactado una nueva Constitución.
"Nos encaminamos hacia una batalla política, pero las reglas del juego todavía no están bien definidas", dijo Jibril ante una asamblea de ex fuerzas rebeldes reunida para discutir el establecimiento de un nuevo Estado basado en el imperio de la ley.
A principios de septiembre, el CNT emitió una "declaración constitucional", en la que revelaba los pasos a seguir para lograr una Libia libre y democrática. El documento vislumbraba la formación de un gobierno de transición, algo que empezará a ponerse en marcha ahora que el país ha sido declarado formalmente liberado. Este gobierno será el encargado de organizar las elecciones generales, después de transcurridos ocho meses más.
Bajo el régimen de Khadafy, no se permitía ninguna forma de organización independiente ni de partidos políticos, lo que implica que las estructuras de gobierno deberán construirse desde cero.
"Por el momento, la gente sigue apegada a su tribu y a su región, debido a la incertidumbre", dijo Waheed Burshan, líder local de Ghuryan, al sudoeste de Trípoli.
"Khadafy ya no está, pero hasta ahora la gente no ha visto nada sustancial a lo que aferrarse en términos de estructuras políticas", advirtió.
Una de las preocupaciones es el lugar que ocupará el islam en el nuevo marco político, aunque la mayoría de los libios insiste en que la forma del islam difundida en el país es moderada y tolerante.
Los islamistas, muchos perseguidos por Khadafy, probablemente pasen a ocupar lugares relevantes, entre ellos, el fundador del ahora desbandado Grupo de Lucha Islámica Libia, Abdelhakim Balhaj, que ya ha pasado a encabezar el consejo militar de Trípoli.
El CNT también debe reparar la destrucción, tanto física como social, tras el conflicto armado, especialmente en los bastiones de Khadafy, Sirte y Bani Walid, que fueron sitiados por semanas y que fueron evacuados masivamente por sus habitantes.
El conflicto también dañó gravemente alrededor de un 10% de la vital infraestructura petrolera del país. El gobierno espera recuperar la capacidad de producción anterior a la guerra hacia fines de 2012, aunque algunos expertos aseguran que es un objetivo imposible de alcanzar.
David Hartwell, un analista de la consultora Jane's Defense, dice que el CNT ha logrado mantener la ley y el orden en Trípoli y en el resto de las principales ciudades de Libia, consiguiendo la adhesión de los burócratas de la era Khadafy y hasta de las ex fuerzas policiales y de seguridad, para garantizar el funcionamiento de los servicios básicos.
"De esa forma han impedido que se produzca un colapso de la sociedad civil como ocurrió en Irak, y en consecuencia la mayoría de los libios está conforme con el CNT", afirmó.
"Sin embargo, el desarme de la población y el mantenimiento del conflicto en el plano político serán un verdadero desafío para las distintas facciones que potencialmente aún existen en el CNT", agregó.
Por el momento, los analistas confían en que con la buena voluntad de la comunidad internacional, con las vastas reservas petroleras y con la desaparición del temido y odiado líder, la nueva Libia podrá prosperar.
Agencias EFE, AFP Y REUTERS
I. Lamloum y S. Martellu
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