Una visión económica que cambió para siempre al capitalismo

Que Margaret Thatcher dejó un sello indiscutible en la historia del siglo XX es indudable. Más difícil es referirse a su legado sin hacer calificaciones. Como en su propio país han dicho de ella, además, dejó un "ismo", el thatcherismo, algo que ni Winston Churchill consiguió.

Su papel y su impronta económica tuvieron una inmensa influencia en el mundo. Su impulso a la actividad privada, a las desregulaciones, las privatizaciones y la reducción del papel de Estado fue transformado en bandera, no sólo en su país.

Aquí, en la Argentina, habría sido imposible que Carlos Menem hablara de "capitalismo popular de mercado" sin la influencia de Thatcher. Las resistidas políticas de la "dama de hierro", con su secuela de aumento de la desocupación, no fueron desmontadas por los gobiernos laboristas que la sucedieron ni cuestionadas de manera fundamental hasta la crisis de 2007 y 2008.

Sus medidas capitalistas fueron resistidas incluso por otros capitalistas, que proponían el "capitalismo renano" o "humanizado", contra el que defendían Thatcher y Ronald Reagan.

Son de inspiración thatcheriana también las ideas de querer transformar a los proletarios en propietarios. En su obituario se anota que con ella la tasa de familias propietarias de viviendas llegó al 68%, y el 20% de los ingleses, a tener acciones en alguna compañía.

Si su poder comenzó en el final de la Guerra Fría, se les reconoce a sus políticas un papel decisivo en el desplome de la Unión Soviética, junto con Reagan. También jugó un gran papel en las reformas en la entonces URSS el apoyo que dio a Mikhail Gorbachov. El giro de Rusia y las ex repúblicas hacia el capitalismo fue influido por esas ideas. Sin embargo, la Rusia de hoy, proteccionista casi como ningún otro país en el planeta, y su proliferación de multimillonarios parecen ser muy diferentes de los idearios de propiedad atomizada y economía competitiva.

Richard Brandson, el excéntrico y acaudaladísimo propietario del grupo Virgin, agradeció ayer en Twitter el papel de la ex primera ministra en impulsar a los ingleses a ser más competitivos.

Herencia imborrable

Sus impulsos fueron parte de un cambio muy importante en Occidente, donde un socialista español llevaba a su país a la OTAN.

Después de Thatcher, los programas económicos, incluso los de los laboristas, ya no serían los mismos. Fue durante su gestión que Hong Kong adoptó su propia convertibilidad, que ha durado, con algunos retoques, hasta hoy, a pesar de que en 1997 la hasta entonces colonia pasó a la soberanía china, en cumplimiento de un acuerdo firmado también por la "dama de hierro".

Los tiempos cambiaron y las cosas no parecen ser iguales para el capitalismo hoy que cuando más brilló la estrella del thatcherismo. El francés Michel Albert decía entonces que con la caída de la Unión Soviética el capitalismo ya no tenía competidores. En todo caso, se trataba de elegir la mejor versión. Y para Albert la de la Thatcher no era lo mejor.

Hoy aparecen otros modelos. El auge chino totalitario y represivo parece un temible ejemplo para muchos países en desarrollo. Las mejoras económicas que no incluyen las libertades políticas.

Los conservadores británicos hoy prefieren oponer el ejemplo de los países nórdicos como alternativa y empiezan, de a poco, a dejar a Thatcher atrás.

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