Una vieja táctica de combate devastadora: así es la guerra de trincheras en la línea de frente de Ucrania
Los militares ucranianos la llaman la posición cero, donde los soldados rusos están lo suficientemente cerca como para ser vistos, y donde una vieja táctica de guerra se cobra un horrible precio
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CERCA DE MARINKA, Ucrania.- Las tropas rusas estaban tan cerca que las veía cavar la tierra, dice el soldado Boghdan, de la 79° Brigada de Aérea de Asalto ucraniana.
En esta desolada franja de tierra arrasada del este de Ucrania, lo único que se puede hacer para escapar a la muerte es cavar. Así que Boghdan se calzó al hombro el lanzagranadas portátil, se asomó sobre las bolsas de arena montadas sobre el borde de su trinchera, y disparó. Los rusos dejaron de excavar, y acto seguido, soltaron una ráfaga de fuego de ametralladora. Después, silencio.
“Logramos frenarlos”, dice Bogdhan con satisfacción, abriéndose paso hacia un búnker todavía más profundo. “Ahora necesito un café”.
Así es la vida en eso que los militares ucranianos llaman “línea de posición cero” —el borde más avanzado de la línea de frente—, con las tropas rusas a menos de 300 metros de distancia.
En ese lodazal donde la tierra congelada durante el invierno se convierte en arcilla espesa y resbaladiza durante la primavera, las formas de morir y de matar son muchas. Los rusos castigan regularmente las trincheras ucranianas con sus helicópteros, bombardean con artillería pesada sus trincheras desde kilómetros de distancias, y envían pequeñas patrullas de soldados a intentar escurrirse en las trincheras ucranianas al amparo de la noche.
Los vigilan desde gran altura con poderosos drones espías, y envían pequeños cuadricópteros de uso doméstico para soltar explosivos improvisados sobre las trincheras ucranianas.
Los asaltos rusos pueden incluir tanques y vehículos blindados, o pueden llegar en forma de oleadas de soldados de infantería que intentan tomar una trinchera.
Los ucranianos contratacan con todo lo que tienen. Y en ese remoto bolsón del frente de batalla, cerca de la arrasada ciudad de Marinka, en la región del Donetsk, han logrado frustrar casi todos los avances territoriales rusos durante un año.
A pesar de las intensos combates de los últimos meses, desde septiembre los rusos solo lograron ocupar unos 1000 kilómetros cuadraros en todo el frente oriental, según un informe difundido en febrero por el Centro de Estudios Estratégicos e Internacionales, con sede en Washington.
Durante su visita a las trincheras, los periodistas del diario The New York Times entendieron de inmediato por qué romper la línea de frente y las fortificaciones enemigas es un trabajo mortal. Pero defender el terreno también se paga caro. Dos días antes de la visita de los periodistas, la 79° brigada había sufrido severas pérdidas, y el precio de los implacables enfrentamientos era evidente en los ojos exhaustos y enrojecidos de los soldados.
Los ucranianos dicen estar dispuesto a dar la vida, y agregan que esta es una guerra por la supervivencia, y no solo por su país. La 79° es una de las unidades de élite del Ejército Ucraniano, y sus fuerzas han enfrentado a los rusos en las estepas, en los bosques y entre los escombros de las ciudades. Ahora, sus soldados tienen la misión de sostener la posición a unos 25 kilómetros de la ciudad de Donetsk, bastión de Rusia y sus fuerzas delegadas desde 2014.
La ciudad de Marinka en realidad ya no existe: es un punto en el mapa, abandonado por los 9000 habitantes que tenía antes de la guerra. Hace tiempo que la ciudad se sumó a la lista de lugares devastados por los rusos, que dejaron los edificios reducidos a escombros, calcinados o como cáscaras vacías. Pero los ucranianos nunca cejaron en su defensa de Marinska.
Como no lograron romper la línea ucraniana durante casi un año, los rusos revisaron sus tácticas y optaron por ataques de grupos reducidos que intentan abrir brechas en las defensas ucranianas para explotarlas en su provecho, según un manual de operaciones ruso capturado por los ucranianos.
El manual detalla la forma en que los pelotones de asalto de 12 a 15 miembros pueden dividirse en grupos tácticos de tan solo tres efectivos, y con el apoyo de artillería adicional a distancia, infiltrarse en una trinchera ucraniana.
Los soldados ucranianos llaman a estos grupos “carne”, debido a la alta tasa de mortalidad de esas unidades.
Los combatientes ucranianos que han presenciado de cerca los ataques dicen que los rusos suelen enviar una primera oleada de infantería para asaltar una trinchera, sabiendo que es probable que los maten. Entonces los vigías rusos toman nota de las posiciones de tiro ucranianas y desatan un aluvión de fuego de mortero y artillería dirigido a esos puntos específicos. A continuación, una segunda ola de infantería rusa avanza corriendo para tratar de colarse en la trinchera ucraniana.
Se trata de una táctica brutal que reconocerían de inmediato los millones de soldados que se apiñaban en trincheras hace más de un siglo, durante la Primera Guerra Mundial. Como señaló en ese momento un oficial francés, el capitán André Laffargue, en un panfleto titulado “El ataque en una guerra de trincheras”, capturar trincheras bien defendidas tiene un costo pasmoso.
“Las unidades de infantería desaparecen en ese horno de fuego como puñados de paja”, escribió entonces Laffargue.
Para llegar hasta esa “línea cero” en las afueras de Marinka, los soldados ucranianos deben atravesar la red de trincheras de la retaguardia y cruzar las aldeas destrozadas y los espacios abiertos que quedan para el paso de los tanques.
Las trincheras están construidas con curvas, que ayudan a contener la explosión en caso de que en el interior caiga un mortero o una granada. Para oscurecer el contorno de la trinchera, los bordes superiores son cubiertos con ramas de arbustos y redes de camuflaje. Los soldados ucranianos conocen la geografía como la palma de su mano, y tienen observadores y vigías en alerta constante en búsqueda de amenazas.
En los momentos de tranquilidad —hasta en los rincones más asediados de Ucrania hay mucho tiempo muerto, que se pasa a la espera del próximo pico de violencia—, los soldados comen comida en latas y se ocupan de los “gatos de guerra ucranianos”, como llaman a los felinos que limpian las trincheras de las ratas.
Si bien la línea del frente se extiende por más de 1000 kilómetros, ambos ejércitos han cavado miles de millas de trincheras dispuestas de manera escalonada, de modo tal que si una red cae en manos enemigas, los soldados puedan retirarse a posiciones más seguras.
Además de los ataques a pequeña escala, desde hace unas semanas Rusia también está intentando romper las líneas ucranianas con ataques más completos, que incluyen columnas de blindados. Poco después de la visita del New York Times, las unidades de reconocimiento de la 79° brigada detectaron un movimiento de tanques y vehículos blindados rusos en las cercanías de su posición.
Los rusos intentaron bordear las trincheras por los flancos “para lanzar un asalto masivo”, según el comunicado difundido posteriormente por la brigada ucraniana.
Pero quedaron atrapados, y munidos de misiles antitanque Javelin, los paracaidistas ucranianos dañaron varios tanques y vehículos de infantería rusos. Esa pequeña derrota rusa fue capturada en video y luego publicado online por los soldados de la 79° brigada.
Pero los ucranianos que están en las trincheras saben que los rusos seguirán llegando. Y dicen estar listos para el día en que ellos mismos vayan al ataque.
Por Marc Santora
Traducción de Jaime Arrambide
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