Una tecnología del siglo XIX le está dando la ventaja a Rusia en la guerra
Tras sus problemas para bastecer a las tropas al inicio de la invasión, Moscú volvió a los métodos de transporte de la era soviética; pero eso también podría impedir que avance mucho más en Ucrania
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NUEVA YORK.- Detrás del diluvio de artillería de las últimas semanas sobre el este de Ucrania, llegaron avanzando a paso firme las fuerzas rusas, un vuelco en la balanza de la guerra facilitado por el acceso a vías férreas que hacen llegar toneladas de municiones y pertrechos enviados por el Kremlin.
Los trenes son el método militar de elección de los militares rusos a la hora de trasladas tropas y armamento pesado. Y como el Donbass es una región muy industrializada, la extensa red de trenes juega a favor de Moscú.
Los militares rusos dependen tanto de los trenes que tienen una Fuerza Ferroviaria de élite, una rama del servicio activo que fue muy común durante la Segunda Guerra Mundial. La unidad tiene vagones blindados y camuflados que están equipados con cañones de antiaéreos y artillería para proteger los trenes de abastecimiento, y sus soldados están entrenados para reparar las vías dañadas incluso bajo fuego enemigo. El Ministerio de Defensa ruso informó haber restaurado 1300 kilómetros de vías férreas en el corredor terrestre que hoy controla en el sudeste ucraniano.
“Por más que los ucranianos se tomen el trabajo de volar las vías, solo consiguen demorar a los rusos, pero no frenarlos”, dice Alex Vershinin, teniente coronel retirado del Ejército norteamericano y actual analista de logística militar rusa.
Pero esa fuerte dependencia al transporte por trenes, una tecnología del siglo XIX, deja expuestas las falencias críticas de la logística rusa para coordinar los envíos de suministros. Las dificultades de Rusia para mantener abastecidas a sus tropas lejos de las líneas de trenes ralentizaron la invasión y fueron parcialmente responsables de su fracasado intento de capturar Kharkiv y Kiev, la capital de Ucrania. Pero esa dependencia también podría complicarlos a futuro.
A diferencia de Estados Unidos y otros países que han incorporado una logística militar moderna, Rusia sigue básicamente aferrada a los métodos tradicionales de la Unión Soviética. Y según los funcionarios de Occidente, no es solo un síntoma de las falencias militares rusas, sino también una secuela de la falta de modernización de la economía del país.
Falencias
Rusia se jacta de tener unas de las fuerzas militares más grandes del mundo, con submarinos nucleares y misiles balísticos intercontinentales incluidos, pero según los expertos en logística, el Kremlin tiene pocos contenedores, montacargas móviles y pallets como los que usa Estados Unidos para enviar suministros a Ucrania.
En vez de los sistemas altamente mecanizados que utilizan las empresas y militares occidentales desde hace décadas, las Fuerzas Armadas de Rusia dependen de la abundante mano de obra de sus conscriptos para mover los equipos, en su mayoría embalados en pesados cajones de madera del tamaño de ataúdes, muy difíciles de manipular.
“La logística de Estados Unidos está pensada para la escasez de personal, y la de Rusia está pensada para una mano de obra inagotable y gratuita”, dice Trent Telenko, que trabajó 33 años en la Agencia de Contratos de Defensa del Pentágono, y es un estudioso de la logística militar rusa.
El manejo de las cadenas de suministros es un campo que tiene gran auge en todo el mundo. Sin embargo, según el ultimo Índice de Desempeño Logístico del Banco Mundial, Rusia ocupa el 75 lugar entre 160 países, justo entre Paraguay y Benin. Alemania está primera, Estados Unidos ocupa el puesto 14 y China el puesto 26.
El manejo de cargas moderno se hace en contenedores de tamaños estandarizados que caben en camiones, vagones, barcos y montacargas. Durante 2020, los puertos de Rusia manejaron apenas más contenedores que Colombia y menos que Francia, según datos de Naciones Unidas. Y el volumen de tráfico de contenedores que pasa por Rusia se mantiene prácticamente planchado desde 2013, mientras que desde entonces el volumen global aumentó un 23%.
Los rusos siguen estibando manualmente los vagones que recorren la red ferroviaria nacional, columna vertebral del transporte de carga del país, que tiene ramificaciones que llegan hasta los confines remotos y despoblados de Siberia, muchas de las cuales fueron construidas por mano de obra esclava del Gulag bajo el régimen de Stalin. Además, la Unión Soviética usa un ancho de trocha mayor que el estándar occidental, en parte para frustrar la posibilidad de una invasión. Pero en los últimos años esa diferencia técnica ha frenado el comercio ferroviario con otros países, aislando aún más a la industria logística de Rusia.
Las vías férreas de Ucrania, que formó parte de la Unión Soviética, tiene, el mismo ancho de trocha que Rusia, y eso facilita el tránsito de los trenes rusos durante la actual invasión.
A pesar de ser el país más grande del mundo en superficie, Rusia tiene apenas 1,5 millones de kilómetros de rutas, según cifras de 2020 de la agencia estatal de estadísticas de Rusia. En concreto, eso significa que a algunas ciudades pequeñas son inaccesibles para los grandes camiones de reparto. Estados Unidos, con menos del 60% de la superficie de Rusia, tiene más de 6,5 millones de kilómetros de rutas, según datos del gobierno norteamericano.
Todo a fuerza de brazos
En febrero, pocos días después de que las fuerzas de Moscú irrumpieran en Ucrania, un soldado ruso se comunicó por radio a sus camaradas para avisarles que estaba varado. “Lo que necesito es una estación de servicio”, se quejó el soldado, identificado como Buran 30, en una frecuencia abierta captada por la firma de inteligencia Shadowbreak International. “Se nos quedan parados los equipos”.
Según la inteligencia ucraniana y occidental, en las semanas siguientes los rusos dejaron abandonadas decenas de vehículos que se habían quedado sin combustible o necesitaban repuestos. Los camiones de combustible, apenas blindados y potencialmente explosivos, y demás vehículos con suministros eran un blanco fácil para las fuerzas ucranianas. Cortas de combustible, alimentos y municiones, las tropas rusas la pasaron mal.
Los cajones de madera donde Rusia transporta sus suministros son como los que usaba Estados Unidos en la década de 1940 y cuando están llenos pesan hasta 200 kilos. “Todos los que no eran oficiales tienen órdenes de ayudar a cargar los camiones”, dice un recluta ruso que se identifica como Georgy y que en 2016 integró ya brigada rusa de apoyo logístico.
Gerogy recuerda el trabajo interminable de estibar al hombro esos contenedores astillados, o de agarrarlos de pequeñas asas de metal que se clavaban en los dedos. Ese penoso trabajo era aceptado porque “templaba el carácter”, dice Georgy.
Bajo la presidencia de Vladimir Putin, la economía rusa avanzó más allá de las prácticas de la era soviética. Pero en gran medida la inversión se enfocó en los sectores de extracción de recursos, como el petróleo y los minerales, y no en la industria y logística avanzadas.
Los roles industriales más calificados, como el de supervisor de la cadena de suministro, recién empezaron a arraigarse en las empresas rusas en 2014, cuando los lazos con Occidente se agriaron por la anexión de Crimea por parte de Moscú. Y todo indica que las recientes sanciones impuestas tras la invasión de Ucrania retrasen aún más el desarrollo logístico ruso.
Sin experiencia en logística nacional, el ejército de Rusia carece de un modelo alternativo para desafiar la típica resistencia al cambio de toda fuerza armada, señalan los analistas.
Encajonados
A principios de este año, antes de la invasión del 24 de febrero, el aeropuerto internacional de Kiev recibió un flujo constante de aviones de carga estadounidenses. Los montacargas trasladaron los pallets de cohetes antitanques Javelin, proyectiles de artillería y municiones, y los subieron a camiones militares destinados a bases militares de toda Ucrania. La rapidez de esas entregas contribuyó para que los ucranianos pudieran repelar en avance ruso sobre la capital.
No hay mejor ejemplo del compromiso de las fuerzas armadas norteamericanas con la automatización de la logística que el Sistema de Cohetes de Artillería de Alta Movilidad que el presidente Joe Biden prometió recientemente a Ucrania. Ese camión de 5 toneladas tiene brazos robóticos que cargan cohetes preempaquetados y listos para lanzar, y puede ser operado por un solo soldado. Los sistemas rusos similares necesitan un equipo completo de soldados que los prepare y cargue manualmente.
El experto Telenko, que sigue el desarrollo de esos sistemas automatizados desde hace años, dice que el contraste entre los dos países es reflejo del modo de abordar el riesgo de sus respectivas sociedades. En Estados Unidos, la responsabilidad pública de los actos y el riesgo de litigios legales llevaron a las fuerzas armadas a reducir al máximo la falibilidad humana en la logística.
“La cadena de suministro militar estadounidense tiene incorporada una aversión cultural riesgo que Rusia no tiene”, dice Telenko. Además, con mayor seguridad y eficiencia, el Pentágono gasta menos en beneficios para los veteranos, y eso le deja más dinero para invertir en operaciones, capacitación y equipos.
“Un ejército nunca es mejor que el sistema social al que pertenece”, dice Telenko.
Daniel Michaels y Matthew Luxmoore
The Wall Street Journal
Traducción de Jaime Arrambide
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