Wagner es el nombre de un grupo de mercenarios rusos que lleva a cabo operaciones en todo el mundo, desde acciones en el frente en Siria hasta la vigilancia de minas de diamantes en la República Centroafricana; se mueve en el secretismo y eso hace difícil seguir sus actividades
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MOSCÚ.- La BBC obtuvo acceso a una tableta electrónica que uno de los combatientes del Grupo Wagner -la organización paramilitar rusa- dejó en el campo de batalla en Libia, lo que ha revelado información sin precedentes sobre sus operaciones.
Y otra pista que se dio en Trípoli -capital de Libia-, una “lista de la compra” de material bélico de última generación, indica que Wagner presumiblemente tenía apoyos al más alto nivel, pese a que el gobierno ruso ha negado repetidas veces todo vínculo con la organización.
Era ya tarde en la noche de comienzos de febrero en la que recibí una llamada en Londres. Era uno de mis contactos en Libia y tenía noticias extraordinarias: se había encontrado una tableta Samsung en el campo de batalla en el oeste de Libia.
Mercenarios rusos habían estado combatiendo allí en apoyo del general libio Jalifa Haftar y contra el Gobierno de Acuerdo Nacional, que cuenta con el respaldo de Naciones Unidas. Se cree que la tableta quedó allí cuando los mercenarios se retiraron en la primavera de 2020.
Los reportes que hablaban de que el Grupo Wagner operaba en Libia llevaban tiempo circulando. Imágenes grabadas por militares del Gobierno de Acuerdo Nacional (GAN) en abril de 2020 y compartidas con la BBC mostraban los que se creen son efectivos del Grupo Wagner.
Pero teníamos muy poca información directa. El Grupo Wagner es una de las organizaciones más secretas de Rusia. De hecho, oficialmente no existe; servir como mercenario viola las leyes rusas y las internacionales. Pero se cree que hasta 10.000 agentes activos han sido contratados al menos una vez por Wagner en los últimos 7 años.
Contenido de la tableta
Después de varios procesos de verificación, la tableta llegó finalmente a Londres. Inmediatamente la guardé en una bolsa con un inhibidor de señales, para que no pudiera ser rastreada ni intervenida remotamente.
Sorprendentemente, resultó fácil acceder a la información que contenía. Encontré decenas de archivos, que iban desde manuales sobre las minas antipersonas y artefactos explosivos improvisados hasta imágenes tomadas por drones de reconocimiento.
Se habían cargado algunos libros en la tableta, incluidos “Mi lucha”, de Adolf Hitler; Game of Thrones, y una guía para elaborar vino tinto.
Pero lo que más llamaba la atención era una aplicación con mapas de la línea del frente, todos marcados en ruso. Puntos de colores salpicaban el mapa, la mayoría concentrados en el suburbio de Ain Zara, en el sur de Trípoli, donde los combatientes del Grupo Wagner habían luchado contra el GAN desde febrero hasta finales de mayo de 2020.
También había imágenes aéreas de Ain Zara. El video mostraba la zona desierta; sus habitantes habían huido.
Aparentemente, no había nada que permitiera identificar al dueño de la tableta, pero ampliando la imagen en la aplicación de los mapas se podían apreciar algunas palabras junto a algunos de los puntos rojos que ubicaban lugares específicos.
Fue mi colega de la BBC, Ilya, que ha estado investigando al Grupo Wagner los últimos 4 años desde Moscú, quien se percató de que se trataba de nombres en clave, posiblemente compañeros de armas del dueño de la tableta.
Cruzó esos nombres con los que había en una base de datos de combatientes de Wagner elaborada por voluntarios ucranianos y una lista de Naciones Unidas de los que había en Libia que se había filtrado.
Creemos que uno de los mercenarios, identificado como Metla en la tableta, es un ruso de 36 años de la región del Cáucaso Norte llamado Fedor Metelkin.
Su número de identificación en el Grupo Wagner, que apareció publicado en la base de datos ucraniana es inferior a 3.000, lo que indica que se unió bastante al inicio de sus actividades, hace unos 5 ó 6 años, cuando comenzó a actuar en el este de Ucrania en apoyo de los separatistas prorrusos de la zona.
La información muestra que es habitual que los mercenarios se desplacen de una zona de conflicto en el extranjero a otra.
La tableta se halla ahora en un lugar seguro.
No da muchas pistas sobre la identidad o procedencia de otros mercenarios, pero la BBC ha podido hablar con dos excombatientes de Wagner que, bajo condición de anonimato, confirmaron que muchos de los que comenzaron combatiendo en Ucrania fueron luego movilizados en Libia.
Uno aseguró que llegó a haber hasta 1000 combatientes en Libia en algún momento entre septiembre de 2019 y julio de 2020.
Gestión del grupo paramilitar y sueldos millonarios
Los excombatientes explicaron que el Grupo Wagner no controla a su personal directamente, sino que lo integran candidatos a contratos de corta duración como operarios en plataformas petroleras o como personal de seguridad de diversas compañías.
Deben pasar exámenes físicos y una revisión de sus actividades pasadas antes
de comenzar un periodo extraoficial de entrenamiento con el Grupo Wagner en unas instalaciones cercanas a una base militar en las cercanías de Krasnodar, en el sur de Rusia.
Es tras esa fase cuando se les envía al extranjero, bajo la premisa de que si mueren en acción puede que sus cadáveres nunca sean repatriados.
Uno de los excombatientes afirmó que tanto la organización como sus integrantes se mueven por el interés económico. Según la información en poder de la BBC, la mayoría de ellos procede de poblaciones pequeñas y alejadas de las grandes ciudades, y allí no abundan las ofertas de trabajo.
Según el relato de uno de los antiguos mercenarios, los combatientes del Grupo Wagner pueden ganar hasta 10 veces el salario medio en Rusia. Este excombatiente describió a sus compañeros de armas como “vikingos modernos”.
“Siempre que hay cualquier tipo de conflicto en algún lugar, los soldados del Grupo Wagner hablan de eso. ‘Podríamos ir a este, ese podría ser para nosotros’. Porque todos los contratos en todos los países significan dinero. Si no tienes ningún contrato, te quedas sentado sin dinero en la reserva”, declaró el antiguo mercenario.
Dijo que muchos miembros de Wagner, él incluido, tienen antecedentes penales, por lo que les resulta difícil enrolarse en el ejército regular.
Admitió abiertamente que matan a sus prisioneros. “Nadie quiere una boca más que alimentar”, dijo.
El otro excombatiente dijo que la organización no les da ningún código de conducta a sus efectivos.
Crímenes de guerra
En la aldea libia de Espiaa, que aparece en el mapa marcada como una de las posiciones del Grupo Wagner, nos encontramos con un hombre que dijo que a tres miembros de sus familias los habían matado hombres que hablaban ruso.
El fiscal Mohamed Gharouda, que trabaja para el Ministerio de Defensa libio, aseguró que las tres muertes se investigan como posibles crímenes de guerra.
Esta aldea está a 45 kilómetros al sur de Trípoli y cuando la visitamos en abril de este año el hombre que perdió a sus familiares, que prefiere no dar su nombre, nos contó lo ocurrido en la tarde del 23 de septiembre de 2019.
Dijo que se topó con un grupo de hombres armados en la carretera y comenzaron a disparar al aire. Lo siguieron hasta la casa de su padre y se abrieron paso a la fuerza. Los registraron a él y a sus familiares y después se los llevaron a Qasr bin Ghashir, a unos 20 minutos por carretera.
Según el Gobierno de Acuerdo Nacional, Qasr bin Gashir era entonces una base del Grupo Wagner. El hombre contó que les vendaron los ojos y les ataron las manos y los transportaron durante horas en un camión hasta llegar ya de noche a una granja de vuelta en Espiaa.
Cerca de las 6 los trasladaron a una caseta en la aldea. Algunos de los hombres treparon de nuevo al auto, pero dos armados con Kalashnikovs se quedaron a la entrada de la caseta.
“Uno de los hombres empuñó su arma. En ese momento supe que iban a disparar. Cuando empezaron, me tumbé de lado y fingí estar muerto”, dijo.
Uno de sus hermanos también sobrevivió.
Cuando le mostramos fotografías de algunos de los mercenarios del Grupo Wagner en Qasr bin Gashir reconoció a uno de ellos como uno de los que los secuestraron y les dispararon a él y a su familia. Lo hemos identificado como Vladimir Andanov.
Soldados del GAN publicaron en internet una foto sin fechar de Andanov caminando por Qasr bin Ghashir pocas horas después de los asesinatos.
Se sospecha que Andanov está implicado en ejecuciones extrajudiciales de prisioneros de guerra en el conflicto en el este de Ucrania y activistas de este país han identificado el Norte de África como su ubicación más reciente.
Pero usuarios de las redes sociales que dicen ser sus amigos han publicado en ellas que está en su casa en Rusia y niegan que fuera enviado a Libia.
Víctimas civiles
La BBC ha reunido testimonios sobre otras matanzas de civiles perpetradas por el Grupo Wagner en Libia. Los relatos hablan de personas que acabaron por error o casualidad en una línea de frente activa. Los indicios apuntan a que una decena de civiles podrían haber muerto a manos de hombres del Grupo Wagner durante la ofensiva de Trípoli.
Entre las bajas reportadas se cuentan tres hombres y dos mujeres que viajaban en autos civiles y dos mujeres atrapados bajo el fuego de francotiradores.
Además, Mohammed al Kahasy, soldado del GAN, indicó que cuatro de sus compañeros de filas desaparecieron después de ser interceptados en diciembre de 2019.
Junto a los puntos rojos, en el mapa de la tableta unos puntos negros indicaban otro de las funestas huellas de la presencia de Wagner en Libia.
Investigaciones adicionales revelan que se trata de zonas minadas. Muchas de las etiquetas se refieren a tipos específicos de minas, como la MON-50 o la OZM. Hay otras ubicaciones marcadas como “distrito minado”, “mina de control remoto”, o “estirada”, lo que creemos que es argot para referirse a una trampa explosiva.
Igual que los puntos rojos, algunos de los puntos negros aparecen etiquetados con los nombres en clave de combatientes, lo que parece indicar que tuvieron esas zonas bajo control. La palabra Metla, el nombre en clave de Fedor Metelkin, también aparece en este contexto.
Las 35 zonas minadas identificadas en la tableta se sitúan en el distrito residencial de Ain Zara.
La tableta también contiene ilustraciones de la mina MON-50 y otros dos artefactos de fabricación rusa o soviética, la POM-2 y la PMN-2. De acuerdo con un informe de la ONG Human Rights Watch, nunca antes se había visto este armamento en Libia, sobre la que impera desde 2011 un embargo de armas internacional.
El fiscal militar Gharuda explicó que los funcionarios han detectado que la POM-2 es la más abundante de las minas y representa un peligro especial para los civiles que regresan a sus casas en Trípoli.
La BBC escuchó testimonios de algunos residentes sobre minas y otros artefactos explosivos instalados en zonas residenciales y ha visto fotos y videos de ellos.
También se ha puesto en contacto con una asociación dedicada al desminado en Libia para alertarlos de la ubicación de las minas de Wagner, que posiblemente no ha sido aún oficialmente documentada.
Quién está detrás del financiamiento
Mientras la tableta nos dio una visión de dónde y cómo operaba el Grupo Wagner, un documento aparte de 10 páginas, básicamente una lista de la compra de armas y equipo militar, nos dio una idea de quién puede estar financiando esta organización.
Este documento fue probablemente recuperado durante los combates en el sur de Trípoli. La BBC lo recibió de una fuente libia de inteligencia en Trípoli que lleva tiempo investigando la presencia de Wagner en su país y su papel en la ofensiva sobre la capital.
Está fechado el 19 de enero de 2020, el mismo día que el presidente ruso, Vladimir Putin, participaba en una conferencia de paz sobre Libia en Berlín.
Le pedimos al asesor de seguridad Chris Cobb-Smith que lo analizara para nosotros.
“Dudo mucho que ninguna otra compañía militar privada, si es que Wagner puede ser calificada como tal, tenga nada parecido al apoyo que parece tener esta a la vista de este documento”, dijo.
Análisis del documento
Rifle automático AK-103 con montaje en carril
Total: 270
Chris Cobb-Smith:
“El Equipo de Asalto 6 tiene muchos vehículos y parece tener más recursos humanos, así que esta es probablemente la principal unidad de combate, con 300 personas en total. Solicitaron 300 cascos, 270 gafas de visión nocturna y 270 armas montadas sobre raíles.
Sistema optoelectrónico Ironia, 8 unidades (dos por cada equipo de asalto)
Sistema de radar compacto Sobolyatnik (modelo 1L227) o un mejor sistema analógico (compacto), 8 unidades. Necesitamos entrenamiento en la realización de cálculos (no tenemos experiencia)
Chris Cobb-Smith:
“Las armas son en su mayoría el último grito, tecnológicamente avanzadas y actualmente en servicio en el Ejército ruso”.
“Esto no solo implica acceso a un presupuesto sustancial, sino también a la última tecnología, una materia sensible, cuando no secreta. Por ejemplo, los radares Ironia y Sobolyatnik son relativamente nuevos. Como señala el oficial que los solicita, gran parte de este equipo requiere recibir entrenamiento, un reto considerable en zona de operaciones. Esto muestra una falta de previsión o de planificación apropiada”.
Tanque T-72B, una unidad
Mortero de 120-mm 2B11 (para el Equipo de Asalto 1 y el grupo de asalto Legión) - 6 unidades
Chris Cobb-Smith:
“[Las compañías militares privadas, como Blackwater, etc pueden tener también un cierto consentimiento del gobierno de Estados Unidos, pero no creo que lleguen a contar con tanques, morteros y aviones no tripulados capaces de dirigir la munición entre sus equipos. Parece que el Grupo Wagner es poco más que un elemento extraoficial de las Fuerzas Armadas rusas”.
Una pista para responder a la pregunta de quién puede estar financiando las operaciones se encuentra en un segundo documento que nos entregaron.
La nota “Para Operaciones de Wagner en Mozambique”, con fecha de noviembre de 2019, en la que se solicitan recambios para equipos dañados, está dirigida a “OOO Evro Polis”. Evro Polis es una compañía rusa que ha aparecido en varios reportes como beneficiaria de contratos de petróleo, gas y desarrollo de cultivos en Siria.
Muchos artículos de prensa la han relacionado con el empresario de San Petersburgo Yeuyeni Prigozhin, que siempre ha negado, a veces todo vínculo con Evro Polis o el Grupo Wagner.
En el documento de Libia aparece una posible referencia a Prigozhin. Denis Korotkov, un periodista ruso que ha investigado a Wagner durante años cree que la persona mencionada como director general es Prigozhin.
En ambos documentos, junto a las palabras “aprobado por”, encontramos las iniciales D. U., que se cree hacen alusión a Dimitri Utkin. Este antiguo paracaidista de las fuerzas especiales rusas es según diversas informaciones el fundador y comandante general del Grupo Wagner.
Él mismo era conocido en el pasado como Wagner, por su interés en la Alemania nazi, que promovió y reivindicó la obra del compositor Richard Wagner.
Se cree que ahora tiene el nombre en clave de “Noveno”. En ambos documentos encontramos el número nueve y la palabra “noveno”.
La BBC intentó contactar con Utkin, pero no obtuvo respuesta.
Según el antiguo mercenario que habló con la BBC, los combatientes no hablaban de quién financiaba las operaciones.
“Es como en Harry Potter, donde Voldemort es el nombre que nunca se pronuncia. Es un tabú. No merece la pena hablar de eso a no ser que quieras acabar en un contenedor metálico con la cara rota para dos semanas”.
En un comunicado remitido a la BBC, Prigozhin sostuvo con firmeza que no tiene ninguna conexión con Evro Polis o el Grupo Wagner.
“No he oído nada de violaciones de derechos humanos perpetradas por rusos en Libia y estoy seguro de que es una absoluta mentira”, dijo. “Mi consejo para ustedes es que trabajen con los hechos, no solo con sus sentimientos rusófobos”, agregó.
Anteriormente, había negado a conocer a Utkin.
Visitas a Moscú
En noviembre de 2008, el general libio Jalifa Jaftar visitó Moscú. Imágenes de aquel día muestran a Prigozhin en la reunión que mantuvo en el Ministerio de Defensa.
En enero de 2020, al presidente Putin le preguntaron si había rusos combatiendo en Libia. Su respuesta: “Si hay ciudadanos rusos allí, no están representando los intereses del Estado ruso y no están recibiendo dinero del Estado ruso”.
Cuando les pedimos comentarios, el Ministerio ruso de Exteriores nos remitió a comunicados anteriores.
Dijo que la información sobre la presencia de empleados del Grupo Wagner en Libia se basa sobre todo en datos manipulados y tiene como fin desacreditar la política de Rusia en Libia. “Rusia está haciendo todo lo que puede para promover un alto el fuego y una solución política a la crisis en Libia”.
El Grupo Wagner apareció por primera vez en el este de Ucrania en 2014, floreciendo junto con otras compañías militares privadas y brigadas de voluntarios en apoyo de los separatistas prorrusos. Pero fue en Siria en 2016, con sus operaciones contra el grupo Estado Islámico, cuando ganó más notoriedad.
Acaba de arrancar una iniciativa legal en nombre de una familia siria para presionar a las autoridades rusas para que investiguen a los combatientes de Wagner sospechosos de haber matado a un sirio en 2017.
Dos videos subidos a internet muestran cómo es torturado y después decapitado por hombres que se burlaban de él en ruso. Su cadáver aparecía garabateado con escritura cirílica.
Las actividades de Wagner en la República Centroafricana siguen en marcha. Hace tres años, tres periodistas rusos que investigaban sus actividades en el país cayeron muertos a balazos.
Según algunos reportes, el grupo opera también en otros países africanos, entre ellos Chad.
“Esta es una gran competición para los rusos. No están compitiendo solo por Libia, están compitiendo por la toma de decisiones a nivel internacional en África y en el mundo”, asegura Rabia Bu Ras, miembro de la Cámara de Representantes de Libia.
En lo que respecta a la presencia del Grupo Wagner en Libia, la tableta con la pantalla rota abandonada en el campo de batalla ha arrojado nueva luz sobre sus operaciones encubiertas en Libia, desde el movimiento de tropas, hasta la instalación de minas en zonas residenciales.
Puede que su dueño y sus compañeros de armas se hayan marchado hace tiempo de las ubicaciones señaladas en la pantalla, pero de los testimonios de civiles recabados y evidencias procedentes de fuentes abiertas, la BBC cree que, pese a que se firmó un alto el fuego, los hombres de Wagner continúan en el país y siguen desestabilizando los esfuerzos de pacificación.
Por Nader Ibrahim en Londres e Ilya Barabanov, en Moscú
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