Una sublevación de accionistas fuerza la salida del polémico CEO de Uber
Cinco de los mayores inversores le exigieron a Kalanick que diera un paso al costado ante el desprestigio de la compañía
NUEVA YORK.- Tras una sublevación de accionistas que hizo insostenible su continuidad en la empresa, Travis Kalanick dio anteayer un paso al costado como presidente ejecutivo de Uber, el servicio que cofundó en 2009 y que convirtió en un coloso del transporte privado.
La salida de Kalanick se produjo tras horas de discusiones y planteos de varios accionistas. A primera hora de ese mismo día, cinco de los mayores inversores de Uber exigieron la renuncia inmediata del CEO. Entre ellos, uno de los mayores accionistas de Uber: el fondo de capital de riesgo Benchmark, uno de cuyos socios, Bill Gurley, integra también el directorio de Uber.
Con el título de "Uber debe avanzar", en una carta los inversores exigían que Kalanick abandonara de inmediato la empresa y señalaban que hacía falta un nuevo liderazgo. Kalanick consultó la situación con un miembro del directorio de Uber, y tras largas discusiones con algunos inversores decidió dimitir. De todos modos, seguirá en el directorio.
"Quiero a Uber más que nada en el mundo y en este momento tan difícil de mi vida personal he aceptado el requerimiento de los inversores de dar un paso al costado", dijo Kalanick en un comunicado.
El cambio viene a coronar meses de interrogantes sobre el liderazgo de Uber, que se ha convertido en el mejor ejemplo de un emprendimiento de Silicon Valley que se malogra. Este año, la empresa enfrentó acusaciones de promover una cultura laboral que incluye el acoso sexual y la discriminación. Ese tono es el que le imprimió a la empresa el mismo Kalanick, que con su agresivo comportamiento empresario convirtió Uber en el mayor servicio de traslados particulares del mundo y puso patas arriba esa industria.
Para Kalanick, los problemas empezaron a principios de este año, cuando una ex ingeniera de Uber dio detalles de haber sido acosada sexualmente en la empresa, lo que abrió las compuertas de una ola de quejas, investigaciones internas y purgas. Además, Uber enfrenta una demanda de propiedad intelectual de Waymo, empresa de transporte que opera bajo una compañía asociada a Google, y una investigación federal por el software que Uber usó para evitar cumplir regulaciones.
Uber está tratando de dejar atrás su complicada historia, indisolublemente unida a la de Kalanick. En los últimos meses, tras una investigación interna sobre la cultura laboral de la empresa, Uber despidió más de 20 empleados, inició una serie de cambios profundos para profesionalizar el ámbito de trabajo y está a la caza de nuevos ejecutivos.
La semana pasada, Kalanick había anunciado que se tomaría una licencia por tiempo indeterminado, en parte para trabajar sobre sí mismo y en parte por el dolor ante la muerte de su madre, ocurrida el mes pasado en un accidente.
Pero la carta de los accionistas revela que una licencia no era suficiente para algunos inversores que han apostado millones de dólares en la empresa, cuya valuación ya alcanza los 70.000 millones de dólares. Para ellos, Kalanick se tenía que ir.
Entre los cinco accionistas que exigieron la renuncia de Kalanick están algunos de los más prestigiosos fondos de capital de riesgo en emprendimientos tecnológicos, que invirtieron en Uber en sus comienzos, así como una firma de fondos mutuales. Además de Benchmark, los firmantes incluían a First Round Capital, Lowercase Capital, Menlo Ventures y Fidelity Investment, que sumadas tienen más del 25% del paquete accionario de Uber.
Las reprimendas públicas a un CEO son infrecuentes en Silicon Valley, donde los inversores suelen elogiar la agresividad de los emprendedores, especialmente cuando sus empresas crecen a gran velocidad. Sólo cuando esos emprendimientos están en situación precaria o en declive los accionistas mueven sus fichas para proteger su inversión.
Traducción de Jaime Arrambide
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