Una revolución para poner fin a los embotellamientos de San Pablo
El alcalde tomó varias medidas para desalentar el uso del autos; los paulistas, divididos
SAN PABLO.- Durante décadas, y gracias a las autoridades, la megalópolis de San Pablo fue un caso de estudio de crecimiento desordenado, pérdida de espacios verdes, demolición de gemas arquitectónicas, desinversión en transporte público y grandes franjas de deterioro urbano con autopistas elevadas y colosales monoblocs estilo Europa del Este.
La mayoría de la clase media se retiró a barrios cerrados y las élites prefieren ir al centro en helicóptero que poner pie en las laberínticas calles de la ciudad. Pero ahora, un movimiento entusiasta, liderado por el alcalde de izquierda de San Pablo, está logrando lo que parecía imposible: desafiar la supremacía del automóvil.
El alcalde Fernando Haddad, un académico de 52 años con un doctorado en filosofía, ha emprendido un tratamiento de shock urbano para agilizar el congestionado tránsito paulista. Sus esfuerzos han desatado un feroz debate sobre la movilidad, el uso del espacio público y los límites del poder político en un área de 20 millones de personas.
Inspirándose en las políticas implementadas en Nueva York, Bogotá, París y otras grandes ciudades, Haddad se ha embarcado en la construcción de cientos de kilómetros de ciclovías y carriles exclusivos para que los colectivos aventajen a los autos. Al mismo tiempo, está ensanchando las veredas, redujo la velocidad máxima permitida, limitó el estacionamiento en lugares públicos y hasta prohibió por completo el tránsito de autos en importantes avenidas de la ciudad.
"Nunca pensé ver esto en vida", dice Renata Falzoni, de 62 años y pionera de la lucha de los ciclistas. Si bien las medidas de Haddad molestaron a algunos paulistas por su extensión y su implementación a las apuradas, Falzoni se cuenta entre sus defensoras, y argumenta que era necesario tomar medidas de emergencia para romper con décadas de políticas que generan fabulosos embotellamientos.
Sin embargo, esta reforma de fondo de las políticas de movilidad ha dejado expuesto a Haddad y a todos los que intentan utilizar las críticas de sus detractores, reflejo de las resistencias que genera cualquier propuesta que venga del Partido de los Trabajadores, al que pertenece Haddad y que se encuentra sumido en un escándalo de corrupción.
"Lo único que está haciendo Haddad es amargar a la gente", dice Adriana Fernandes Paisano, una odontóloga de 48 años y acérrima conductora de su propio auto. Fernandes se queja de que hay menos espacios para estacionar y argumenta que lo mejor sería que las ciclovías funcionaran un solo día a la semana, los domingos, una concesión que le parece más razonable que sacar los autos de las calles a la fuerza durante la semana laboral.
Por su parte, Haddad defiende a capa y espada sus medidas, y niega que se hayan implementado sin las debidas consultas previas.
En una entrevista, dijo que sus propuestas de movilidad fueron "exhaustivamente" debatidas durante su campaña de 2012, y recordó las estadísticas publicadas en los últimos días, que reflejan que las muertes por accidentes de tránsito en San Pablo cayeron durante los primeros seis meses del año un 18,5%.
Haddad aseguró que sus políticas también benefician a los conductores, además de a los ciclistas, peatones y usuarios del transporte público. Reveló que en las últimas semanas, por ejemplo, el tránsito en las autopistas donde Haddad redujo la máxima a 70 kilómetros por hora es mucho más fluido, tras lo cual también se redujeron los accidentes en un 23%.
Uno de los problemas históricos de la ciudad ha sido qué hacer con los conductores temerarios. El nuevo límite de velocidad impuesto por Haddad ha suscitado todo tipo de críticas, incluida una presentación judicial contra su implementación de parte de la filial paulista del Colegio de Abogados de Brasil, con el argumento de que los peatones que son atropellados por autos en las autopistas son suicidas e infractores de la ley. (Junto a muchas de esas autopistas hay villas miseria.)
Haddad, ex ministro de Educación de Dilma Rousseff, hace caso omiso de las críticas y saca fuerzas de las encuestas, que revelan niveles relativamente altos de apoyo a sus medidas.
Un 59% de los vecinos encuestados expresaron su apoyo a la construcción y extensión de la red de ciclovías, mientras que un 64% está de acuerdo con el cierre total para autos de avenidas importantes los domingos, según Ibope.
Traducción de Jaime Arrambide
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