Una renuncia que agrega más volatilidad al mundo
Para el área de seguridad nacional de Estados Unidos y sus aliados extranjeros, la renuncia del secretario de Defensa norteamericano Jim Mattis es una desagradable sorpresa. Donald Trump arrancó 2018 con un triunvirato de prestigiosos actuales y antiguos generales que eran considerados cruciales para refrenar los más salvajes instintos del presidente en materia de política exterior. Muy pronto ese freno ya no estará, y a partir de entonces las relaciones internacionales de Estados Unidos serán mucho menos predecibles. Estas son las cuatro mayores implicancias de su salida:
1. Trump está haciendo su propia política exterior. Esa política empezó este año cuando despidió al teniente general H. R. McMaster, asesor en seguridad nacional, y al secretario de Estado Rex Tillerson, y siguió meses después con el anuncio de la salida del jefe de gabinete John Kelly, y ahora con la de Mattis. Los cuatro funcionarios eran vistos como una influencia moderadora sobre Trump. Para fines de febrero próximo, todos ellos se habrán ido, y sus reemplazantes, como el nuevo asesor en seguridad nacional, el conservador John Bolton, parecen mucho más inclinados a seguir el rumbo que marque Trump.
Las implicancias se harán sentir en varios frentes, desde el intercambio comercial hasta la política de armas nucleares. Con menos restricciones, Trump podría volverse más aislacionista, pero también potencialmente más proclive a los gestos dramáticos y las decisiones impulsivas.
2. En Medio Oriente, Estados Unidos oirá de lejos el ruido de las balas. La carta de renuncia de Mattis sugiere que el inesperado anuncio de Trump de la inmediata retirada de Siria, sumado al retiro de tropas de Afganistán, fueron la gota que colmó el vaso del secretario de Defensa. A lo largo de la presidencia de Trump, el Pentágono reclamó ferozmente mayores recursos para ambos conflictos, a pesar de la consabida antipatía del presidente por las intervenciones militares en Medio Oriente.
Si Trump avanza con esos retiros de tropas, las consecuencias en el terreno serán dramáticas. En Siria, la medida probablemente envalentone tanto a Turquía como a las fuerzas del presidente sirio Bashar al-Assad, que con apoyo ruso combaten contra los kurdos sirios, exaliados de Estados Unidos. Los países europeos tendrán que decidir rápidamente si quieren llenar el vacío que dejará el retiro norteamericano.
3. Nerviosismo de los aliados asiáticos y europeos. Durante los dos años de Trump en el poder, gran parte de la función de Mattis ha sido viajar por el mundo para aplacar a los aliados de Estados Unidos y garantizarles que el apoyo es a largo plazo. Con su renuncia, esos aliados se preguntarán cuánto vale esa garantía, El gran interrogante es si Trump intentará meter mano en los compromisos de Estados Unidos con Europa y Asia, de cara a la presencia cada vez más firme de Rusia y de China. Trump ha criticado sistemáticamente a los aliados de Estados Unidos, asegurando que se han vuelto dependientes de los fondos que llegan desde Washington. En junio, tras reunirse con Kim Jong-un, Trump sorprendió al comprometerse a poner fin a los ejercicios militares conjuntos con Corea del Sur, con la esperanza de aflojar tensiones. Para muchos miembros del Pentágono y de la OTAN, la verdadera pesadilla sería que Trump ahora proponga hacer lo mismo con los ejercicios militares en Europa, en Asia, lo que probablemente envalentonaría a los mayores enemigos potenciales de Estados Unidos y incrementaría las chances de un conflicto armado imprevisto.
4. Estados Unidos podría volverse más aislacionista y más impredecible al mismo tiempo. Mucho dependerá de cómo resulte ser el reemplazante de Mattis, una elección que terminará dependiendo de dos factores: a quién tolera Trump y quién tolera ser parte de su gobierno. Sin embargo, en líneas generales la experiencia indica que quienquiera que sea el elegido, tendrá que abrazar la visión de mundo de Trump, que es más aislacionista y a veces más reaccionaria que la del propio establishment de seguridad nacional norteamericana.
Predecir lo que eso implica es inextricablemente difícil, sobre todo por lo inconsistente que ha sido Trump hasta ahora. En enfrentamientos como los de Rusia en Europa Oriental y de China en el Mar de la China Meridional, el presidente norteamericano bien podría tomar una actitud mucho más agresiva o todo lo contrario, mucho más conciliadora. Ya hemos visto esa dinámica en acción con Corea del Norte. Conclusión: si 2019 ya presagiaba gran volatilidad, la salida de Mattis no hace más que incrementarla de manera exponencial.
Traducción de Jaime Arrambide
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