¿Una pelea diplomática eterna? Putin opera en el conflicto por Ucrania con sus propios tiempos... y pueden ser largos
Mientras Occidente insisten en la inminencia de una definición, el líder del Kremlin maneja otra agenda, según los especialistas
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MOSCÚ.- El presidente ruso, Vladimir Putin, está apostando cada vez más todo su legado a revertir el giro proccidental de Ucrania. Y por más que finalmente no lance una invasión antes de que termine el inverno boreal, Putin quiere dejar claro que está dispuesto a seguir presionando con la amenaza el uso de la fuerza durante el tiempo que haga falta para lograr su cometido.
Hasta el momento, los líderes de Ucrania no se han doblegado a las condiciones de Putin, y Occidente considera inaceptable el reclamo de reconocimiento del Kremlin sobre una supuesta esfera de influencia rusa en Europa Oriental. O sea que el mejor de los escenarios posibles es un largo y peligroso pedaleo diplomático cuesta arriba y hacia un acuerdo difícilmente alcanzable: una piedra de Sísifo que consumiría toda la atención y los recursos de Occidente durante meses y meses.
El presidente francés, Emmanuel Macron, saltó de Moscú a Kiev y de ahí a Berlín entre el lunes y el martes, y declaró que los próximos días serán cruciales para los esfuerzos de Occidente para evitar una guerra. Putin respondió con un compromiso de mantener “abierto” el diálogo, un mensaje implícito de que piensa usar toda su influencia y poder de coerción para satisfacer con los históricos reclamos rusos que de pronto el Kremlin parece tan decidido a resolver.
“Me parece que está crisis nos va a acompañar de una forma u otra, por lo menos, durante todo 2022″, dijo Andrei Sushentov, decano de la escuela de relaciones internacionales de MGIMO, la exclusiva universidad de Moscú dirigida por el Ministerio de Relaciones Exteriores de Rusia.
Sushentov agrega la hostilidad actual es apenas la primera fase de un sistemático esfuerzo ruso para extenuar las fuerzas de Occidente y forzarlo a acordar una nueva arquitectura de seguridad para Europa Oriental. De hecho, esa es la caracterización de la actual situación que se hace en los círculos diplomáticos de Moscú: que el Kremlin prepara una escalada por etapas a lo largo del año.
El objetivo de Rusia, señala Sushentov, sería mantener viva la amenaza de una guerra inminente, y así forzar una negociación que hasta ahora los funcionarios de Occidente no estuvieron dispuestos a abrir.
A la gente de Europa Occidental le hicieron creer durante mucho tiempo que una guerra en el continente era impensable, y Putin quiere demostrarles hasta qué punto están engañados, para obligarlos a aceptar las exigencias de Rusia.
“Lo único que importa es el suspenso, la sensación de guerra inminente”, dice Sushentov. “Fueron tantos años de paz que la gente está malcriada y dan por sentada la seguridad en la que viven, como si fuera gratis y no algo que debe negociarse. Pero están equivocados.”
Para Occidente, eso implicaría verse arrastrado a una especie de “guerra eterna”, un conflicto que come tiempo y recursos, y para el que existen estrategias de salida. El lunes, el presidente norteamericano Joe Biden dijo que una invasión a Ucrania sería “con tanques y tropas cruzando la frontera”, pero militares norteamericanos dicen que hay muchas otras opciones de menor grado que Putin está considerando y que podrían desatar un conflicto menos letal pero igualmente costoso.
Aunque Macron trabaje con Biden y demás líderes occidentales y logren un aplacamiento momentáneo de las tensiones, las ambiciones de Putin son tan expansivas, y su desdén por los líderes prooccidentales de Ucrania tan grande, que nadie imagina cómo podría llegarse a un acuerdo.
Para Ruslan Pukhov, analista militar ruso, aunque en las próximas semanas Occidente y Ucrania hicieran suficientes concesiones para evitar un conflicto armado, es poco probable que Rusia quede satisfecha a largo plazo, y en menos de un año llegaría una nueva amenaza de guerra.
“Occidente no termina de entender que esto es una cuestión de vida o muerte para nosotros”, dice Pukhov, director del Centro de Análisis de Estrategias y Tecnologías, un grupo de expertos privado de Moscú. “Desde mi punto de vista o el de Rusia, el ingreso de Ucrania en la OTAN es el equivalente a una guerra nuclear”.
En los últimos días, Putin hizo mención explícita a una posible guerra por Ucrania entre las superpotencias nucleares en dos oportunidades, en las conferencias de prensa después de sus reuniones con el primer ministro de Hungría, Viktor Orban, la semana pasada, y con Macron el lunes. En ambas ocasiones, Putin describió un escenario en el que Ucrania se uniría a la OTAN y que luego, con el respaldo de la alianza occidental, intentaría recuperar Crimea, la península que Rusia anexó en 2014. Dmitri Kiselyov, uno de los principales conductores de la televisión estatal rusa, detalló el domingo lo que sucedería a continuación: una devastadora guerra nuclear en la que Rusia, enfrentada a su propia aniquilación, arrastraría consigo a Occidente.
“Y entonces no solo Estados Unidos, sino también Europa, se convertirá en ceniza radiactiva”, profetizó Kiselyov al comienzo de su programa semanal en el prime time de la televisión rusa.
Los funcionarios occidentales dicen que la incorporación de Ucrania a la OTAN es poco realista en un futuro cercano, pero el Kremlin insiste en que la mera posibilidad representa una amenaza existencial para Rusia. En los hechos -o sea en el terreno-, lo que ven los analistas es que se aceleran los preparativos para impedir por la fuerza que Ucrania se una a la OTAN.
Los analistas de imágenes satelitales y de videos de movimientos de tropas publicados en las redes sociales dicen que Rusia está desplegando personal y equipos a pocos kilómetros de la frontera con Ucrania. Se conocieron videos de las fuerzas rusas instalando tiendas de campaña en el barro y la nieve, lo que hace pensar que Putin piensa ordenar un ataque este mes.
“Puede decirse con cierto grado de certeza que Rusia no mantendrá esa posición de fuerzas por tiempo indefinido”, dice Michael Kofman, director de estudios de temas rusos en el CNA, un instituto de investigación con sede en Arlington, Virginia. “Están en modo ‘voy/no voy’, y en las próximas semanas van a tener que tomar una decisión.”
Y aunque la invasión se produzca, con el costo humano que implica para Ucrania, dice Kofman, la lucha diplomática igual seguiría, con Rusia ejerciendo aún más influencia y poder de presión.
“No hay que olvidar que la diplomacia sigue durante la guerra”, dijo. “Y al final tendrían que llegar a algún tipo de acuerdo”.
Dentro de Rusia, muchos analistas creen que a pesar de los preocupantes movimientos de tropas, Putin no ordenará una invasión total, pero que probablemente mantenga ese apetito por llamar la atención ejerciendo presión militar contra Ucrania y Occidente.
“Rusia ya no pide por favor que la escuchen”, dijo Sushentsov, decano de la universidad del Ministerio de Relaciones Exteriores ruso. “Nuestros funcionarios ya se dieron cuenta que eso no funciona y que es necesario dejarle claro a todo el mundo los riesgos que corren si ignoran la posición rusa.”
Por Anton Troianovski
The New York Times
(Traducción de Jaime Arrambide)
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