Una pareja de espías quiso vender secretos nucleares de EE.UU. a Brasil pero Jair Bolsonaro los delató
Un ingeniero naval y su esposa robaron datos de la Armada estadounidense pero su plan no salió como esperaban
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Una pareja de espías estadounidenses robó secretos nucleares de la Armada de Estados Unidos, discutió a que nación podía vendérselos, y optó por hacerlo a un país sin perfil hostil: Brasil. Sin embargo, la idea no salió como lo esperaban, fueron delatados por el gobierno de Jair Bolsonaro y en agosto la Justicia les confirmará la pena de prisión.
Jonathan Toebbe, un ingeniero naval de Estados Unidos y su esposa, Diana, se declararon culpables el mes pasado, según publicó The New York Times. Fueron detenidos en octubre, cuando buscaban vender los detalles de la tecnología nuclear detrás de los reactores nucleares que impulsan a la flota de submarinos del país de América del Norte.
Ambos vivían en Annapolis, Maryland. A cambio de los documentos, pedían cientos de miles de dólares en criptomonedas. Ahora, acusados de cargos de espionaje, él se enfrenta a una pena de 17 años y medio de prisión, mientras que su esposa, acusada de cómplice, puede pasar en la cárcel tres años.
Si bien el caso ya lleva varios meses en la Justicia estadounidense, no se había revelado el nombre de la nación. Brasil fue el resultado de una larga discusión en la pareja, de acuerdo con la reconstrucción que realizaron los investigadores a partir de los mensajes de texto que ambos intercambiaron.
Según la Justicia, el ingeniero pensaba que acercarse a rivales potentes de Estados Unidos, como Rusia o China, representaba un paso demasiado grande. En cambio, se inclinó junto a su esposa por una nación que fuera rica, que no representara un riesgo para Estados Unidos y que, al mismo tiempo, se mostrara interesada en la tecnología que ellos buscaban intercambiar.
En abril de 2020, Toebbe ofreció a la administración a la agencia de inteligencia brasileña miles de páginas de documentos clasificados. Sin embargo, no contaba con que el mismo organismo le entregó al representante del FBI en el país la carta que el ingeniero les había enviado.
El FBI puso en marcha un plan para detener a Toebbe junto con los documentos que decía poseer en diciembre de 2020. Un miembro de la agencia federal de investigación estadounidense se hizo pasar por un funcionario brasileño. Procuró ganarse su confianza y lo convenció para que dejara los documentos en un sitio determinado.
En las conversaciones, Toebbe llegó a ofrecer asistencia técnica para el impulso del programa de submarinos nucleares de Brasil. Se mostró predispuesto a compartir información reservada que había aprendido mientras trabajó para la Marina de Estados Unidos.
El momento elegido no fue el más adecuado. La pareja se acercó a Brasil mientras en la Casa Blanca aún se encontraba Donald Trump, que había cosechado un muy buen vínculo con Bolsonaro. Un funcionario brasileño señaló a The New York Times, en condición de anonimato, que siempre priorizaron la relación con Washington.
En un momento, Toebbe tuvo dudas con respecto a su interlocutor. En particular desconfiaba de la propuesta e dejar la información clasificada en un lugar específico. “Me preocupa que usar la ubicación que prepara su amigo me ponga en una posición muy vulnerable”, escribió Toebbe, según el expediente. Y añadió: “Por ahora, debo considerar la posibilidad de que no seas la persona que creo que eres”.
Para avanzar en el plan, el FBI recurrió a funcionarios brasileños en Washington. El agente encubierto le pidió al ingeniero que buscara una señal determinada en una de las ventanas de la embajada en la capital estadounidense durante el Día de los Caídos del año pasado.
Tras esa señal, Toebbe entregó más tarde una muestra de los documentos ocultos en un sándwich de mantequilla de maní en un bar de Virginia Occidental. En octubre fue detenido junto a su esposa. En agosto, la Justicia develerá la pena que les cabe por delitos de espionaje.
Un error de cálculo
Tras descartar a países aliados o rivales, los Toebbe pensaron en Brasil a partir del interés de los diferentes gobiernos de ese país en los submarinos nucleares. Según The New York Times, las Fuerzas Armadas idearon un proyecto en 1978, motivado por la histórica rivalidad del país con la Argentina.
Luiz Inácio Lula da Silva destinó recursos en 2008 para crear un submarino nuclear con el objetivo de patrullar y controlar su área económica exclusiva en el Océano Atlántico.
Brasilia busca lanzar en 2029 el primer submarino de propulsión nuclear, en el marco de un programa especial que tiene un presupuesto superior a los 7200 millones de dólares. Prepara, además, otros cuatro submarinos tradicionales con ayuda de Francia y busca la construcción de un quinto, impulsado por un reactor nuclear, por su cuenta. Aunque en este último caso, la administración brasileña ha lidiado con distintos problemas.
La información que le hubiera proporcionado Toebbe hubiera sido muy valiosa para lograr que los reactores nucleares sean aún más silenciosos y difíciles de detectar. También le habría aportado características de diseño importante de los submarinos de clase de Virginia, de Estados Unidos.
Pero los funcionarios brasileños consideraron ante todo su relación con Washington. La agencia de inteligencia de Brasilia tiene un vínculo estrecho con la CIA. Los sudamericanos analizaron, además, que en caso de aceptar la información, la relación con Estados Unidos se vería seriamente afectada si la historia salía luego a la luz.
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