Una ola de ataques contra la comunidad asiática conmociona a EE.UU.
Los delitos de odio contra esa comunidad en las ciudades más grandes aumentaron 149% en 2020; Biden pidió parar los ataques y en las redes se lanzaron campañas
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WASHINGTON.- Una ola de crímenes contra los asiáticos en las grandes ciudades de Estados Unidos despertó una profunda preocupación en las autoridades, puso en alerta a las comunidades y elevó la presión sobre las fuerzas de seguridad para frenar la violencia en medio de denuncias de racismo y discriminación que, para muchos, aparece directamente ligada a la pandemia del coronavirus y su origen en Wuhan, China.
Los delitos de odio contra los asiáticos en 16 de las ciudades más grandes de Estados Unidos aumentaron 149% en 2020, según un análisis de datos policiales preliminares compilados por el Centro para el Estudio del Odio y el Extremismo de la Universidad de California en San Bernardino. El primer pico de violencia se produjo en marzo y abril justo a la par de un aumento en los contagios de Covid-19 y “los estereotipos negativos de los asiáticos relacionados con la pandemia”, indicó el estudio.
La atención sobre la ola de violencia contra asiáticos ganó envergadura tras un sangriento tiroteo esta semana en tres spas de Atlanta, Georgia, en el que murieron ocho personas, incluidas seis mujeres de origen asiático. El ataque desató una ola de indignación y repudio en todo el país, aunque el motivo aún es investigado y el sospechoso de ese tiroteo, Robart Aaron Long, de 21 años, arrestado y acusado del crimen, dijo a las autoridades que los ataques fueron un intento de eliminar una tentación provocada por una adicción al sexo. Pero más allá de las razones de esa masacre, la alcaldesa de Atlanta, Keisha Lance Bottoms, remarcó de todos modos que los crímenes contra asiáticos eran “un tema que está pasando en todo el país”.
Ya antes del tiroteo de Atlanta, el presidente Joe Biden había dedicado un párrafo del discurso con el que marcó un año de la pandemia del coronavirus –su primer mensaje a la nación como presidente– para condenar la furia desatada contra la comunidad asiática en Estados Unidos, la cual, dijo, había sido acosada, culpada y convertida en un chivo expiatorio.
“En este mismo momento, muchos de ellos, nuestros compatriotas estadounidenses, están en la primera línea de esta pandemia, tratando de salvar vidas, y aún así, se ven obligados a vivir temiendo por sus vidas simplemente caminando por las calles de Estados Unidos. Está mal, es antiamericano y debe detenerse”, dijo Biden.
Tras el tiroteo de Atlanta, el mandatario ordenó que las banderas de la Casa Blanca, los edificios públicos, las estaciones militares y navales en el Distrito de Columbia y en el resto del país se ondearan a media asta, y hoy viajará junto a la vicepresidenta Kamala Harris a esa ciudad para reunirse con líderes comunitarios y legisladores estatales que integran la comunidad asiática.
Visibilidad en los medios
La brutalidad de los crímenes ha cobrado una enorme visibilidad en los medios, que le han dedicado una extensa cobertura a las denuncias y los relatos de personas que han sufrido ataques callejeros, sin motivo aparente alguno. Organizaciones civiles han montado campañas en redes sociales para concientizar a la población, darle visibilidad al flagelo y frenar los delitos. Los mensajes con la etiqueta #StopAsianHate, o “detengan el odio a los asiáticos”, se multiplicaron. Ya el año anterior Naciones Unidas emitió un informe en el que detallaba “un nivel alarmante” de violencia por motivos raciales y otros incidentes de odio contra los estadounidenses de origen asiático.
La Casa Blanca y algunos analistas y comentaristas han atado esta ola de violencia al origen de la pandemia del coronavirus, que despuntó a fines de 2019 en Wuhan, China, y la retórica que prevaleció durante la presidencia de Donald Trump, que en reiteradas oportunidades se refirió al coronavirus como el “virus chino” y también llegó a tildarlo de “Kung Flu”.
“Creo que no hay duda de que parte de la retórica dañina que vimos durante la administración anterior, culpar, ya sabes, llamar al coronavirus el ‘virus de Wuhan’ u otras cosas llevaron a percepciones de la comunidad asiático-americana que son inexactas, injustas, ha elevado las amenazas contra los asiático-americanos. Y lo estamos viendo en todo el país”, dijo la vocera presidencial, Jen Psaki.
Hubo también quienes tomaron la ola de violencia para volver a llevar la atención sobre la persistencia del racismo en la sociedad norteamericana, y abogaron por desarraigar todas las formas de odio en la sociedad y combatir el supremacismo blanco, que también vivió una época de apogeo durante la presidencia de Trump.
“Desmantelar la violencia racista y antiasiática significa hacer frente al supremacismo blanco, la misma ideología que nos pide que sintamos empatía con aquellos que cometen violencia racista en lugar de las familias destruidas y las comunidades atacadas”, dijo la congresista Alexandria Ocasio-Cortez, una de las voces jóvenes más influyentes del oficialismo.
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