Una nueva y llamativa teoría sobre la explosión de los gasoductos Nord Stream: alcohol, venganza y una contraorden que llegó tarde
El Wall Street Journal se sumó a la versión de la justicia alemana sobre la autoría de Kiev en el ataque de hace casi dos años al gasoducto ruso que provee a Europa
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PARÍS.- La presidencia ucraniana calificó este martes de “absoluto sin sentido” las versiones de prensa según las cuales Kiev fue responsable del sabotaje de los gasoductos rusos Nord Stream 1 y 2 del Mar Báltico en septiembre de 2022.
“El sabotaje del gasoducto (…) fue autorizado al más alto nivel en Kiev. Y esto incluyó, al principio, al presidente Volodimir Zelensky”, afirma este jueves el periódico estadounidense Wall Street Journal (WSJ) en un relato cuyo inicio bien podría calificarse de “francamente espectacular”.
“En mayo de 2022, un puñado de altos mandos militares ucranianos y empresarios se habían reunido para brindar por los éxitos obtenidos por su país contra el avance de la invasión rusa. Ebrios por el alcohol y el fervor patriótico, alguien sugirió una idea radical: destruir Nord Stream”, relata el diario. “Después de todo, los ductos gemelos (Nord Stream 1 y 2) que transportaban gas ruso a Europa proveían miles de millones a la máquina de guerra al Kremlin. ¿Qué mejor manera de hacer pagar a Vladimir Putin por su agresión?”, prosigue.
Según el periódico, que se basa sobre todo en fuentes militares ucranianas, el atentado explosivo en las profundidades del Mar Báltico fue realizado bajo la supervisión del comandante en jefe del ejército ucraniano de la época, Valery Zaluzhny, y a pesar del cambio de opinión a último momento del presidente Zelensky, que habría solicitado el abandono del plan.
El artículo del WSJ se publicó un día después de las revelaciones de que la investigación judicial alemana sobre el sabotaje se orienta precisamente hacia Ucrania, con una orden de arresto lanzada contra un buzo profesional de esa nacionalidad. El hombre, un tal Volodomir Z. se había establecido en Polonia, aunque ya habría dejado ese país.
Un vocero de la oficina del procurador general polaco precisó que Berlín no había inscrito al sospechoso en el registro de personas buscadas, lo que le permitió volver a Ucrania a comienzos de julio sin ser demorado en la frontera. La ausencia de inscripción en ese registro “significa que los guardias de frontera polacos no estaban informados y no tenían motivo alguno para detenerlo”, indicó el vocero.
El miércoles pasado, los medios alemanes informaron que la justicia de ese país había lanzado una orden europea de arresto contra un ucraniano sospechoso de ser cómplice de sabotaje de los gasoductos Nord Stream 1 y 2, en septiembre de 2022. En virtud de las reglas de cooperación judicial europea, las autoridades polacas tenían 60 días para reaccionar ante el pedido alemán y detener al principal sospechoso, algo que no habría sido respetado por razones desconocidas.
La explosión
El 26 de septiembre de 2022, cuatro enormes escapes de gas precedidos de explosiones submarinas se produjeron a pocas horas de intervalo en Nord Stream 1 y 2, ductos que unían Rusia y Alemania y transportaban el gas ruso hacia Europa. Ninguno de esos conductos estaba en operaciones en ese momento.
Para el periódico norteamericano, la idea del sabotaje surgió en mayo de 2022, tres meses después de la invasión rusa a Ucrania. Seis personas habrían estado implicadas directamente en esa operación de un costo de unos 300.000 dólares, financiados con dinero privado, asegura el diario.
“Inicialmente, el presidente Zelensky había aprobado el plan, según un oficial que participaba y tres que conocían el proyecto. Pero después, cuando la CIA se enteró y pidió abandonarlo, el mandatario ordenó que fuera detenido”, escribe el WSJ.
Pero Valery Zaluzhny, entonces comandante en jefe del ejército ucraniano, ignoró la orden y su equipo modificó el plan inicial, agrega el diario.
Después del sabotaje, en septiembre de 2022, Zelensky pidió explicaciones a Zaluzhny, según tres personas al corriente de ese intercambio que hablaron con el periódico. El militar le respondió que era demasiado tarde, porque ya no era posible comunicarse con el equipo que llevó a cabo el sabotaje, ya que todo contacto podía poner el peligro la operación.
“Se le dijo (a Zelensky) ‘es como un torpedo, una vez que se lo lanzó contra el enemigo no se lo puede recuperar. Continúa hasta hacer bum’”, describió un alto mando, informado de esa conversación y citado por el diario.
Contactado por el WSJ, Zaluzhny, que fue después nombrado embajador de Ucrania en Londres, declaró por escrito que no tenía conocimiento de semejante operación, y calificó de “provocación” toda afirmación en sentido contrario, insistiendo en que las fuerzas armadas ucranianas no están autorizadas a realizar misiones en el extranjero.
Su versión fue corroborada por un alto responsable de los servicios de inteligencia ucranianos (SBU), quien negó que Zelensky haya aprobado el plan en algún momento.
El año pasado, el mismo presidente ucraniano insistió en que su país no era el autor del atentado de 2022.
“Soy yo quien da las órdenes. Ucrania jamás hizo algo parecido. Yo no haría nunca semejante cosa”, aseguró.
Los medios alemanes, que revelaron recientemente el avance de la investigación judicial, son mucho más prudentes que el WSJ en cuanto a la implicación de las más altas autoridades ucranianas y tienden, por el contrario, a disculpar a Volodimir Zelensky. Sin embargo, Der Spiegel, por ejemplo, sí evoca una posible participación de Valery Zaluzhny.
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