Una mujer iraní quedó paralítica tras sufrir una herida de bala por la policía del régimen por no usar el velo islámico
Las fuerzas de seguridad arremetieron contra Arezzo Badri, de 31 años, por no usar su hiyab mientras manejaba su auto; la mujer permanece internada y su habitación está custodiada por la policía
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TEHERÁN.- Una mujer iraní de 31 años sufrió graves lesiones en la médula espinal que la dejaron paralítica tras recibir un disparo de las fuerzas de seguridad, que arremetieron contra ella por no llevar el velo islámico obligatorio, en un nuevo caso de la brutal represión del régimen iraní contra las mujeres.
El Observatorio de Derechos Humanos de Irán (Iran HRM) informó que Arezzo Badri, madre de dos hijos, viajaba de la ciudad de Nur, en la provincia de Mazandaran, a Babolsar el lunes 22 de julio en un auto con una amiga cuando fue detenida por las fuerzas de seguridad de Irán. La policía les exigió que detuvieran el vehículo porque las mujeres no traían puesto el hiyab o velo islámico. Pero ante el temor, la mujer se negó a detener el auto, lo que provocó que la policía efectuara dos disparos, uno contra la conductora y otro a la puerta delantera izquierda.
Arezoo Badri, a 31-year-old woman, has lost the ability to walk after police shot her in the back for wearing an "improper" hijab while driving. After about 10 days, doctors successfully removed the bullet, but she has suffered severe damage to her lungs and spinal cord. pic.twitter.com/zDuoY4obN0
— IranHumanRights.org (@ICHRI) August 11, 2024
Una de las balas alcanzó la espalda de Badri, que acabó con heridas graves en la columna y en los pulmones. Después de unos 10 días de internación, los médicos pudieron retirar con éxito la bala, pero los daños han sido severos al punto que perdió la capacidad de caminar, informó la organización humanitaria Iran Human Rights.
Badri permanece hospitalizada en la unidad de cuidados intensivos del hospital Vail-e-Asr de Teherán, bajo estrictas medidas de seguridad de las fuerzas policiales iraníes que custodian su habitación y sólo permiten unos minutos de visita a sus familiares.
“Nadie puede tomar fotografías o vídeos de la señora Badri. Las fuerzas de seguridad incluso han confiscado los teléfonos móviles de Arezoo Badri y de su amiga y han desactivado su cuenta de Instagram para evitar que se publiquen imágenes suyas en los medios de comunicación”, indicó en un comunicado el observatorio de derechos humanos.
La custodiada hospitalización de Badri recuerda el caso de la adolescente iraní Armita Garawand, que entró en coma en circunstancias muy controvertidas a principios de octubre del año pasado en el subte de Teherán en una presunta reprimenda de la “policía de la moral” iraní por llevar mal puesto el velo islámico. La joven de 17 años, que estuvo internada con muerte cerebral, falleció un mes después.
Ese caso se produjo poco más de un año después de la muerte bajo custodia policial, el 16 de septiembre de 2022, de Mahsa Amini, una kurda iraní de 22 años detenida por la Policía de la Moral por supuestamente quebrar el código de vestimenta del país.
Su muerte desencadenó un enorme movimiento de protesta en el país que dejó varios centenares de muertos, entre ellos miembros de las fuerzas de seguridad, y condujo a la detención de miles de personas.
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