Una mujer emerge como favorita para salir del rompecabezas presidencial italiano
Tras dos nuevos escrutinios fallidos, los líderes de los principales partidos anunciaron que trabajan para consensuar el nombre de alto perfil de una mujer presidenta, lo que sería histórico
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ROMA.- En medio de un clima de inmenso suspenso y una opinión pública cada vez más atónita ante el espectáculo de una votación para elegir al sucesor del presidente, Sergio Mattarella, trabada desde el lunes y más que compleja, seguían en Italia trepidantes negociaciones entre las principales fuerzas políticas en busca de una figura de consenso.
Y al cabo de otra jornada dramática, con dos escrutinios fallidos, todo apuntaba a que una mujer podía ser la solución. Y sonaba con fuerza el nombre de Elisabetta Belloni, funcionaria con una larga carrera en la diplomacia, de 63 años, que está hoy al frente de los servicios secretos (fue la primera mujer en alcanzar este cargo), y que se convertiría en la primera presidenta mujer de Italia.
El proceso para elegir al XIII presidente de Italia, la máxima figura institucional del país, que se vuelve crucial a la hora de dirimir las endémicas crisis de gobierno, comenzó el lunes pasado. En lo que se considera un “cónclave laico” porque el voto es secreto, desde entonces 1009 “grandes electores” -senadores, diputados y delegados regionales- en un total de seis votaciones solo lograron que tuviera el quórum necesario para ganar la papeleta en blanco. Si bien en las primeras votaciones era necesaria una mayoría de dos tercios, desde ayer, jueves, el quórum bajó a la mayoría absoluta, es decir, 505 votos.
Fiel reflejo de la fragmentación del Parlamento y de los mismos partidos, lacerados en corrientes, la centroderecha fracasó en la quinta votación en su intento de imponer la candidatura de la actual titular del Senado, Elisabetta Casellati, auspiciada por el líder de la Liga, Matteo Salvini. En Italia, una democracia parlamentaria, Casellati representa el segundo cargo institucional del país después del presidente, pero la centroizquierda, que decidió abstenerse, no iba a aceptar su candidatura al no tratarse de una figura neutral. Casellati, de hecho, pertenece a Forza Italia, el partido del expremier Silvio Berlusconi y por lo tanto, es una figura que representa claramente a una parte política.
La candidatura de Casellati se derrumbó al obtener solamente 382 votos, muchos menos de los 453 que, en teoría, tiene la coalición de centroderecha, un revés para esa facción y para Salvini, que en esta elección presidencial, una de las más complejas de los últimos tiempos, intentó presentarse como un “king-maker”. Mientras en su coalición se preguntaban quiénes habían sido los “francotiradores” que bocharon a Casellati, más tarde también fracasó la sexta elección -por primera vez hubo dos votaciones en un día-, esta vez porque la centroderecha decidió abstenerse, y la centroizquierda votó en blanco.
Pero seguían frenéticas tratativas y crecían las expectativas no solo por una fumata blanca para mañana sábado, sino también, por la elección de la primera mujer, algo que nunca ocurrió en la historia.
En un clima eléctrico, en efecto, trascendió que el actual primer ministro, Mario Draghi, -también considerado favorito, pero una carta demasiado difícil de implementar-, se había reunido con Salvini. El líder de la Liga a su vez tuvo por primera vez una reunión clave con el expremier, Enrico Letta, líder del Partido Democrático (PD), de centroizquierda y con el expremier Giuseppa Conte, cabeza del Movimiento Cinco Estrellas (M5E).
Al salir de ese mini cónclave Letta se definió “optimista”, dispuesto a seguir negociando toda la noche para buscar con los otros líderes una solución consensuada, que fuera un hombre o una mujer “a la altura de Mattarella”. Salvini, al margen de lamentar que la centroizquierda no hubiera votado por Casellati, que, según destacó, se hubiera convertido en la primera mujer presidenta, expresó estar confiado en que mañana pudiera haber una definición. Y adelantó que estaba trabajando para que “podamos tener una mujer presidente piola”, una frase que significó una breaking news y que confirmó poco después Conte. “Tengo la impresión de que existe la sensibilidad de Salvini y espero de todo el Parlamento, para la posibilidad de que haya una presidenta mujer, el M5E siempre lo dijo”, dijo el expremier.
Aunque el nombre de Draghi, actual primer ministro de un gobierno de unidad nacional de lo más heterogéneo, seguía, también, siendo favorito y considerándose como el más apto, por su perfil “apolítico” y técnico, para suceder a Mattarella, parecía cada vez más imposible el “salto”. Una supuesta elección de Draghi a presidente en un panorama de división total en el Parlamento, implicaría la apertura de una verdadera crisis para ver quién lo sucede, vacío de poder e inestabilidad en un momento en que Italia, en medio de la pandemia, la crisis económica y la tensión ruso-ucrania, no puede permitirse.
Al cabo de otra jornada llena de nerviosismo y a la espera del desenlace en favor de una mujer, algo histórico y sin precedente para la historia de Italia, amén del nombre de Belloni, volvió a salir el del actual ministra de Justicia, Marta Cartabia, famosa por haberse vuelto la primera mujer en presidir la Corte de Casación.
Aunque también había quienes seguían cautos. Y no descartaban la solución del “Mattarella bis”, es decir, la reelección -como última carta- del presidente saliente, que dijo una y otra vez no querer un nuevo mandato y que este viernes, en la sexta votación, cosechó 335 votos.
Habrá que esperar.
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