Una mujer belga fue desfigurada por su novio
La Justicia de Bélgica lleva adelante en estos días el juicio al agresor de Patricia Lefranc, que le arrojó una lluvia de ácido sulfúrico y le provocó gravísimas lesiones en el rostro y el cuerpo
"Me convertiste en un monstruo", le gritó Patricia Lefranc a su agresor y antiguo novio durante el juicio que en estos días tiene en vilo a los belgas.
Richard Remes es el hombre de 57 años que en 2009 provocó un giro de 180 grados en la vida de esta mujer cuando se hizo pasar por otra persona y llamó al portero eléctrico de su edificio para entregarle un paquete. Una vez cara a cara, le arrojó una lluvia de ácido sulfúrico que le destruyó el rostro y le causó gravísimas quemaduras en el 30 por ciento del cuerpo.
Durante la primera sesión del juicio, Remes dijo que se trataba de "una broma que le salió mal". Según cuenta, su intención era darle un susto a Patricia porque quería dejarla. "Yo amaba a Patricia Lefranc. Pero con ella, un día era blanco y otro negro, un día te amo y otro te dejo", afirmó el acusado.
Sin embargo, las pesquisas policiales indican que se trató de un ataque premeditado por un agresor que ni si quiera se preocupó mucho por esconder sus huellas.
El caso argentino de Barón Biza
La historia argentina guarda casos igualmente trágicos. Quizás el más famoso sea el del escritor Raúl Barón Biza que le arrojó a su segunda mujer un vaso lleno de ácido sulfúrico que le quemó el rostro y parte del cuerpo.
Para ese entonces Barón Biza atravesaba un mal momento; se había volcado al alcohol, su carrera como escritor decaía, sus intentos de suicidio habían fracasado y su matrimonio con Clotilde Sabattini estaba acabado.
En agosto de 1964 se reúnen Clotilde y Barón Biza en el departamento de este último para conversar sobre los trámites de divorcio con sus abogados. La tensión crece y deciden continuar con la charla después del almuerzo. Cuando regresan al departamento, el escritor les ofrece un vaso de whisky y cuando se lo va a entregar a Clotilde se lo arroja en la cara; era ácido.
A Clotilde se le quema toda la cara, el ácido le corroe hasta los párpados y también le quema parte del cuerpo; incluso carcomió hasta el tapizado del sillón donde ella estaba sentada. La mujer huye del departamento y Barón Biza se pone su bata, se acuesta en la cama y se quita la vida de un disparo.
Luego, en 1978, Clotilde se arroja por la ventana del mismo departamento en que Barón Biza la había atacado 14 años atrás.
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