Una mayoría de la Asamblea opositora le puso fin al gobierno interino de Juan Guaidó en Venezuela
Con miras a las elecciones presidenciales de 2024 decidieron trabajar en un nuevo esquema de poder; debate sobre el futuro de los US$40.000 millones de ayuda internacional recibidos
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BOGOTÁ.– “Estamos a punto de cometer un error histórico”. Dicho y hecho. La advertencia desesperada del diputado venezolano Freddy Guevara, jefe del grupo parlamentario de Voluntad Popular (VP), no sirvió para nada y la Asamblea Nacional (AN) votó este viernes en segunda discusión la reforma del Estatuto de la Transición que da por terminada a la presidencia encargada, al gobierno interino y a Juan Guaidó, quien lo encabezó durante el desafío de cuatro años contra el presidente Nicolás Maduro.
La nueva mayoría opositora, conocida como el G-3, no aceptó el paso al costado ofrecido a última hora por Guaidó, que se comprometió a abandonar su cargo a cambio de que se mantuviera el actual statu quo. El diputado Juan Miguel Matheus, vocero del G-3, respondió a Guaidó de forma determinante: seguían adelante con su propuesta pese a las “presiones indebidas en privado y en público” y ante la “injusticia” de presentar a Guaidó como una víctima y a ellos como sus verdugos.
El resultado final de la votación confirmó la solidez de la nueva mayoría: 72 votos a favor y 29 en contra, además de ocho abstenciones. La centrista Primero Justicia (PJ), la socialdemócrata Acción Democrática (AD) y la socialcristiana Un Nuevo Tiempo (UNT) consideran que ha llegado el momento de imponer un nuevo esquema de poder sin la presencia de Guaidó y de una presidencia encargada.
La contundencia de los votos no aleja, ni mucho menos, las dudas levantadas con esta maniobra política, sobre todo en lo que respecta a la protección de los activos financieros congelados en Estados Unidos, Inglaterra y Portugal. Interrogantes que se multiplicaron al escuchar al diputado Matheus ampararse en la solidaridad internacional como único baluarte de los alrededor de 40.000 millones de dólares protegidos en el exterior.
“Si los activos protegidos se les devuelven al gobierno de Maduro, ellos [los gobiernos de Washington, Londres y Lisboa] tendrán que responder por devolvérselos a un violador de derechos humanos”, balbuceó Matheus durante su intervención en la sesión extraordinaria, que se celebró a través de zoom.
En las horas previas, el G-3 aseguró en un comunicado que ya había hablado con los gobiernos aliados y que se garantizaba la protección de esos activos y fondos.
En la nueva arquitectura pactada cobra especial importancia la constitución de una Comisión del Gasto y de la Protección de los Activos, que no estará conformada ni por diputados ni por políticos. Este grupo de expertos deberá sustituir al gobierno interino en lo que seguramente es su mayor éxito, lo que abre distintos interrogantes, porque los jueces asumían que Guaidó era el presidente interino en los litigios que se llevaban a cabo en distintos países.
El ejemplo más claro se ha dado en Londres con las sentencias del Tribunal Superior del Reino Unido, que al no reconocer a Maduro mantuvo bajo su protección los más de mil millones de dólares en lingotes de oro de las reservas internacionales de Venezuela.
Junto a esta comisión de expertos también se destacan las juntas ad hoc del Banco Central de Venezuela (BCV) y de Petróleos de Venezuela (Pdvsa).
Algo parecido sucede durante el juicio que se sigue en Florida contra el magnate colombiano Alex Saab, presunto testaferro de Maduro y principal operador financiero internacional de la revolución. El juez ha negado la condición diplomática de Saab, basándose en que el gobierno chavista es ilegítimo ante el reconocimiento que hace Washington de Guaidó y “de acuerdo con la Constitución”.
Menos respaldo
También en entredicho quedan los apoyos internacionales de la oposición, que según el G-3 ha pasado de contar con 64 gobiernos aliados a solo cuatro actuales, según sus cálculos. En medio de esta encrucijada, el gobierno español decidió designar embajador en Caracas, “un favor al dictador”, como aseguró Guaidó a LA NACION.
“Esto da vergüenza, cómo hemos llegado a este punto. Estamos cometiendo un suicidio político y una claudicación formal transmitida en directo”, sentenció Guevara.
En las propias filas de PJ han surgido críticas ante el espectáculo exhibido en estas semanas. El más contundente, Ismael García, volvió a votar en contra además de criticar duramente a sus correligionarios. Pero incluso Juan Pablo Guanipa, quien funge como vicepresidente de la AN y que es uno de los tres aspirantes presidenciales de su formación, volvió a subrayar este viernes que no hubo nunca interés de alcanzar una entente cordial interna.
Más allá de las diatribas políticas y de las acusaciones en todas direcciones, comienza un nuevo ciclo político, con las elecciones presidenciales de 2024 como objetivo, y se da por acabado el desafío opositor que puso a Maduro contra las cuerdas, sobre todo durante las primeras semanas de 2019. La nueva mayoría ya discute de puertas para adentro quién será el nuevo presidente de la AN, que como todos los años se elegirá durante la tradicional sesión del 5 de enero.
Hasta ahora la presidencia se la han repartido los cuatro grandes partidos de la oposición, hoy enfrentados de forma radical: Henry Ramos Allup (AD) en 2016, Julio Borges (PJ) en 2017, Omar Barboza (UNT) en 2018 y Guaidó (VP) desde 2019 hasta ahora.
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