Una matanza anunciada por Internet
Tomohiro Kato, que anteayer mató a siete personas, había anticipado sus planes en varios mensajes
TOKIO.- Mientras la sociedad japonesa continuaba consternada por la masacre de siete personas ocurrida anteayer, la prensa reveló que el asesino, Tomohiro Kato, había anunciado la matanza en varios mensajes publicados en Internet horas antes de su mortal incursión por un barrio comercial de Tokio.
"Voy a matar gente en Akihabara [distrito comercial de la capital nipona]. Voy a chocarlos con mi auto y cuando el auto esté destruido, voy a usar un cuchillo. Adiós a todos", había escrito el hombre en su página de Internet el domingo por la mañana, informó ayer el diario Asahi .
La policía japonesa arrestó el domingo a Kato, de 25 años, cubierto de sangre luego de embestir con una furgoneta a una multitud y apuñalar al azar a varios peatones que hacían compras en Akihabara, el mayor distrito de venta de electrónicos en Tokio.
El diario Mainichi consignó que la policía había recibido información sobre advertencias similares en otra página de Internet, pero aclaró que no pudo evitar el ataque.
"Estoy acostumbrado a portarme como una buena persona. Puedo engañar a todos fácilmente", escribió Kato y agregó que luchaba para tener amigos. En el último de más de dos decenas de avisos por Internet, minutos antes del ataque, escribió: "Llegó el momento. No habrá postergación, aunque haya mal tiempo".
La tragedia de anteayer hizo recordar a los asesinatos masivos cometidos en los Estados Unidos por Cho Seung-Hui, el estudiante de 23 años que en abril de 2007 mató a 32 personas en la Universidad Politécnica de Virginia (Virginia Tech) y luego se suicidó. Cho había enviado al canal norteamericano NBC una suerte de manifiesto y videos referidos a los tiroteos que luego protagonizaría en los que afirmaba, entre otras cosas, que no tenía "opción".
Perturbado
Según los diarios japoneses, Kato estaba claramente perturbado. La semana pasada, había perdido súbitamente el control en la fábrica en Shizuoka, unos 160 kilómetros al sudoeste de Tokio, donde trabaja desde noviembre pasado, declaró el ejecutivo de la compañía Osamu Namai.
"Comenzó a gritar que le faltaba el uniforme -dijo Namai a los periodistas-. Cuando uno de sus colegas le consiguió uno nuevo, él ya había dejado el lugar. Nunca volvió."
La emisora NHK entrevistó a un colega de Kato, que pidió no ser identificado. El trabajador dijo que durante el episodio narrado por Namai, Kato tuvo un ataque de furia y comenzó a patear armarios.
Akihabara, el popular barrio en el que fueron acuchilladas 17 personas, es un claro reflejo de dos realidades de la sociedad japonesa. Por un lado, es un centro de diversión, consumismo y cultura pop, templo de los amantes de los dibujos animados y los videojuegos. Por otro, muestra el lado oscuro de la soledad que atrae a los "otaku", personas que están siempre frente a una computadora, sin relaciones sociales, refugiadas en una realidad paralela.
Orgullosos de vivir en un país con una de las tasas de asesinatos más bajas del mundo, la primera reacción de los japoneses al sangriento ataque de anteayer fue de conmoción.
"Es increíble que cosas como éstas ocurran aquí", dijo Tsutsumo Hirano, de 19 años, que estudió en el mismo colegio secundario que una de las víctimas del ataque del domingo. Hirano rindió homenaje a su amigo fallecido en un santuario provisorio erigido en el lugar del crimen.
La matanza de ayer fue la más grave en décadas en Japón. Antes de eso, una persona fue apuñalada en un ataque al azar afuera de una estación de tren en el norte de Tokio en marzo, mientras que cinco personas resultaron heridas en un ataque similar en enero.
También en marzo, un adolescente empujó a un extraño a las vías del tren en el oeste de Japón. Después de ser detenido, le dijo a la policía que sólo quería matar a alguien.