“Una fuerza de la naturaleza”: la extraordinaria historia de Shyamala Gopalan, la madre y principal inspiración de Kamala Harris
La candidata demócrata habló sobre cómo fue la relación con su mamá; la mujer fue reconocida mundialmente por sus descubrimientos sobre el rol de las hormonas en el cáncer de mama
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La persona más importante de su vida. Así define Kamala Harris a su madre, Shyamala Gopalan, una mujer que emigró de India a finales de los años 50, con apenas 19 años, y que fue una gran influencia e inspiración para la candidata demócrata a la presidencia de Estados Unidos.
En prácticamente todas sus intervenciones, discursos o entrevistas, la vicepresidenta de EE.UU. tiene un recuerdo o una anécdota en la que su madre es protagonista.
A ella le atribuye la frase “puedes ser la primera en hacer muchas cosas, pero asegúrate de no ser la última”, en alusión a los logros y las “primeras veces” que la actual vicepresidenta de EE.UU. fue alcanzando a lo largo de su carrera.
A veces, en los grandes momentos de su vida, Harris se emociona al evocar a su madre, claramente deseando estar a su lado.
“Mi madre, Shyamala Gopalan Harris, fue una fuerza de la naturaleza y la mayor fuente de inspiración en mi vida”, escribió Harris en Instagram en 2020.
“Ella nos enseñó a mi hermana, Maya, y a mí la importancia del trabajo duro y de creer en nuestro poder para corregir lo que está mal”.
“Cuando mi madre vino aquí desde India a los 19 años, tal vez no se imaginaba este momento”, dijo Harris al asumir el cargo de vicepresidenta en enero de 2021.
“Pero ella creía profundamente en un EE.UU. donde un momento como este sería posible”.
En aquella ocasión Harris hacía historia al convertirse en la primera mujer y la primera estadounidense negra y de raíces asiáticas en asumir la vicepresidencia de EE.UU.
Y ahora aspira a dar un paso más: ser la primera presidenta del país.
Una joven emigrante
La historia del ascenso de Harris no podría escribirse si no fuera por el audaz viaje que hizo su madre en 1958, cuando llegó a EE.UU. desde India para perseguir sus sueños.
Shyamala Gopalan, que medía poco más de 1,5 metros, era la mayor de los cuatro hijos de un alto funcionario y una ama de casa.
R. Rajaraman, compañero de clase de Gopalan cuando eran adolescentes, la describió como “una persona inusual”.
En su clase de 40 estudiantes, las niñas y los niños se sentaban en lados separados del aula y había poca interacción entre los géneros.
“Pero a ella no le daba vergüenza hablar con los chicos. Tenía confianza en sí misma”, recordó.
Gopalan se graduó en Ciencias del Hogar en el Lady Irwin College de Nueva Delhi, un centro de estudios que en esos días era conocido “como un lugar que se especializaba en preparar a las niñas para el matrimonio, para ser buenas esposas”.
“Mi padre y yo nos burlábamos de ella”, le dijo a la BBC hace unos años Gopalan Balachandran, hermano de Shyamala.
“Le preguntábamos, ‘¿Qué te enseñan allí? ¿Cómo poner la mesa? ¿Dónde colocar la cuchara?’. Ella se enojaba mucho con nosotros”.
Efectivamente, Gopalan aspiraba a una educación superior y, con la bendición de su padre, viajó a Berkeley, California.
“Mi padre no tenía problemas con que ella se fuera al extranjero, aunque estaba preocupado porque no conocíamos a nadie en EE.UU. Pero él creía en la importancia de la educación y la dejó ir”, relató el tío de Harris.
Así, la joven Gopalan se fue de India a un país que nunca había visitado y donde no conocía a nadie, para realizar un doctorado en nutrición y endocrinología.
Kamala Harris escribió sobre el viaje de su madre en su libro autobiográfico The Truths We Hold: An American Journey (traducido al español como “Nuestra verdad”), publicado en 2019.
“Es difícil para mí imaginar lo difícil que debe haber sido para sus padres dejarla ir”, escribió.
“Los viajes en aviones comerciales apenas estaban comenzando a extenderse por todo el mundo. No sería fácil mantenerse en contacto. Sin embargo, cuando mi madre pidió permiso para mudarse a California, mis abuelos no se interpusieron en el camino”.
En las décadas posteriores, Gopalan obtuvo reconocimiento por su investigación sobre el cáncer de mama.
Publicó más de 100 artículos de investigación en revistas académicas y recaudó US$4,76 millones en subvenciones para su trabajo.
Activista convencida
Shyamala Gopalan llegó a EE.UU. en una época interesante.
El movimiento por los derechos civiles estaba en su apogeo y Berkeley estaba en el centro de las protestas contra la discriminación racial.
Al igual que muchos otros estudiantes extranjeros, Gopalan se unió a la lucha para hacer de EE.UU., y del mundo, un lugar mejor.
“Mi madre se había criado en un hogar donde el activismo político y el liderazgo cívico eran algo natural”, escribió Harris en sus memorias.
“De mis dos abuelos, mi madre desarrolló una aguda conciencia política. Era consciente de la historia, consciente de la lucha, consciente de las inequidades. Nació con un sentido de justicia impreso en su alma”.
Sin embargo, participar en el movimiento por los derechos civiles era algo inusual para una estudiante de India en esa época.
Margot Dashiell, quien la conoció en 1961 en el campus, dijo: “Tenía la sensación de que ella podía identificarse personalmente con las luchas que los estudiantes negros estaban procesando y enfrentando, porque provenía de una sociedad que conocía la opresión del colonialismo”.
Los amigos la describen como “una persona menuda” que era “una estudiante brillante, elocuente, asertiva e intelectualmente aguda”.
Nadie cuestionó su presencia en un círculo que era casi exclusivamente negro, recordó Aubrey LaBrie, quien conoció a Gopalan en 1962 en Berkeley y formó una amistad de por vida con ella.
“Todos estábamos interesados en el desarrollo del movimiento por los derechos civiles en este país. Por supuesto, lo veíamos como parte de los movimientos de liberación del [entonces llamado] Tercer Mundo y supongo que esa fue la base de su participación en este grupo”.
Donald Harris, el padre de Kamala
Fue su activismo lo que cambió el curso de su vida.
Harris cuenta que se esperaba que su madre regresara a India después de completar su educación y que tuviera un matrimonio arreglado, al igual que sus padres, “pero el destino tenía otros planes”.
En 1962, Shyamala Gopalan conoció a Donald Harris, que llegó a California desde Jamaica para estudiar economía en Berkeley, en una reunión de estudiantes negros en la que ella se acercó para presentarse.
Como cuenta Harris en su autobiografía, sus padres “se enamoraron mientras marchaban juntos por la justicia y los derechos civiles”.
Se casaron en 1963 y, un año después, con 25 años, Gopalan obtuvo su doctorado y dio a luz a Kamala Devi. Dos años después llegó Maya Lakshmi, la segunda hija de la pareja.
Devi es la diosa madre hindú. Lakshmi es la diosa del loto de la riqueza, la belleza y la buena fortuna.
Gopalan le dijo a Los Angeles Times en 2004 que les dio a sus hijas nombres derivados de la mitología india para ayudar a preservar su identidad cultural.
“Una cultura que adora a las diosas produce mujeres fuertes”, expresó.
Harris cuenta que sus padres la llevaban a las manifestaciones en un cochecito.
El matrimonio entre Shyamala y Donald no duró mucho. La pareja se separó cuando Harris tenía 5 años, y aunque ella y su hermana visitaban a su padre durante las vacaciones, su madre las crio básicamente por su cuenta.
Trabajaba día y noche, realizando investigaciones de vanguardia sobre el cáncer mientras cuidaba a sus hijas.
Brillante científica
Gopalan, que murió en febrero de 2009 a los 70 años de cáncer de colon, logró reconocimiento mundial por realizar importantes descubrimientos sobre el papel de las hormonas en el cáncer de mama.
Comenzó su carrera investigando en el Departamento de Zoología de Berkeley y su Laboratorio de Investigación del Cáncer, luego trabajó en Francia, Italia y Canadá, antes de regresar al Laboratorio Lawrence Berkeley en California para la última década de su trabajo.
Joe Gray, científico y jefe de Gopalan en el Laboratorio Lawrence Berkeley, la describió como “una investigadora muy seria, muy dispuesta a participar en el intercambio científico durante las discusiones”.
Gray señaló que fue muy abierta sobre su propio diagnóstico de cáncer. “Simplemente dijo: ‘Esto es así y voy a seguir adelante tanto como pueda’”.
Según el relato de su hermano, mientras su cáncer se propagaba Gopalan decidió regresar a India para pasar el final de su vida en la reconfortante compañía de su madre y su familia.
Pero fue un viaje que nunca llegó a realizar.
El aprendizaje para Kamala Harris
Además del cariño y gratitud que desprende Harris cuando habla sobre su madre, son patentes la admiración y el respeto que siente por ella, atribuyéndole un profundo compromiso de servicio hacia los demás.
“Era dura, valiente y pionera en la lucha por la salud de las mujeres”, exclamó Harris durante la Convención Nacional Demócrata el pasado agosto.
Pero también reconoce que fue firme y exigente con ella y con su hermana.
“Mi madre entendió muy bien que estaba criando a dos hijas negras”, escribió Harris en su autobiografía.
De ella, dice, aprendió a no darse por vencida, a levantarse después de cada caída, a tomar las riendas de su vida y hacerse responsable de los reveses y las equivocaciones.
“Mi madre nos enseñó que teníamos capacidad de acción y reacción, que las cosas no te pasan y ya”, explicó Harris en una reciente entrevista para el podcast Call Her Daddy.
“Si llegaba a casa con un problema, lo primero que hacía era mirarme y decirme: ‘¿Y tú qué hiciste?’. Me enseñaba a reflexionar sobre cuáles eran mis opciones, a hacerme cargo del momento”.
“‘Tú decides cómo reaccionar, no dejes que nadie te quite tu poder’, esa fue la gran lección que me regaló”.
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